Fumando marihuana, en el Ejército, de buena familia: Loco Alfaro, patrimonio de Quillota
Todo habitante de la ciudad lo conoce y sabe de memoria que su cabello casi blanco lo hace parecer más viejo de lo que es, en juego con su barba desordenada y su piel morena de tanto estar al sol, mientras se pasea de esquina en esquina, una y otra vez, como si no se cansara.
El hombre parece eterno. Los niños de pronto son adolescentes y los adultos acumulan canas, pero él está atrapado en un bucle de paseos sinfín, sin cambios, como si el tiempo le pasara por el lado. La película intacta, rebobinada y repetida, de un personaje corriendo por el centro de Quillota con su inseparable vaso.
“Esta presencia permanente por 5, 10, 20 años en los mismos lugares donde todos crecimos y hemos desarrollado nuestro día a día en la ciudad (…), crea una experiencia singular con cada ciudadano como parte de sus rutinas”, indica Ignacio Tapia, joven de 26 años y quillotano de nacimiento.
Sin embargo, para ser un personaje permanente en las calles de la ciudad, su historia siempre ha sido un un misterio. No es extraño; a pesar de la cercanía cotidiana, para algunos siempre ha sido una presencia indescifrable, que se acerca a la gente momentáneamente, sin observar demasiado, y que luego se va en busca de otra cosa, muchas veces aleatoria.
"Lo reventaron"
“Solo conozco un relato que me contaron, ya ni recuerdo quién, en el que me dijeron que el Loco Alfaro era parte del Ejército y que por una broma por parte de otros militares "lo reventaron" con drogas, generando la adicción tal como lo conocemos hoy o algo así”, indica Ignacio. No es muy diferente a lo que sabe Camila Delmonte, profesora de inglés de la comuna. “Tengo entendido que era una persona muy estudiosa en sus tiempos lúcidos... y que la presión lo hizo caer en donde está”, señala.
Quizás porque los supera por años, Maika Rozas (52) conoce un poco más de este personaje. “Era de una buena familia, yo sabía que vivía en la Santa Teresita y que por asunto de la droga empezó a salir de la casa. Sé que lo internaron, hicieron tratamiento y la familia se rindió, y lo dejaron solo nomás. Es un drogadicto”.
Este relato es confirmado por Luis San Martín, un jubilado que vive en la zona y que da más detalles de este hombre, cuyo nombre real es Luis Alfaro Silva. “El año 1976, el Loco Alfaro con su papá, mamá y hermana llegaron a vivir en la segunda etapa de la población Santa Teresita. El padre repartía leche en un triciclo y el Loco siendo niño fumaba marihuana, yo creo que hasta hoy. Su papá murió, su hermana paloma es recicladora y se fueron de la población, vendiendo su casa”, afirma.
A pesar de su compleja relación con las drogas, su popularidad no decae entre los quillotanos, quizás por su acercamiento respetuoso y semblante alegre. Hace unos años el Chucho Pérez, conocido artesano de la comuna, incluyó al Loco Alfaro dentro de sus esculturas de greda de personajes icónicos de la zona, en honor a su presencia característica en el paisaje urbano.
Con Pancho Saavedra y mencionado por Kramer
Incluso EL Observador, el diario local más importante, le da espacio de celebridad cuando publica noticias como “Barbero colombiano sacó aplausos tras cambiarle el look al 'Loco' Alfaro en Quillota”, donde detalla sobre un cambio de imagen que el hombre tuvo.
“La verdad yo hace rato estaba tras de eso. Él es un personaje que conoce mucha gente, que no se mete con nadie y es humilde. Yo siempre le había querido cortar el pelo, porque le veía con el pelo largo. Yo le decía que se lo cortaba, pero él me decía que ‘no, no, no’ que estaba ocupado”, contó Jorge Romero a periódico, el barbero que coprotagonizó el artículo.
Aunque no es el único medio de comunicación en el que Luis Alfaro ha aparecido. El año 2015 participó brevemente en uno de los capítulos de Lugares que hablan, cuando Pancho Saavedra recorrió Quillota y Quintero. El entusiasmo era palpable, televidentes orgullosos de ver una figura tradicional de la ciudad en un programa tan importante.
“En una rutina de Kramer que fui a ver en Quillota, fue espectacular para el público cuando el comediante hizo una mención al Loco Alfaro. Todos nos sentimos referenciados y ovacionamos. Para qué decir cuando lo vimos con Pancho Saavedra”, recuerda Ignacio Tapia.
Hasta con cuenta de Facebook
El Loco Alfaro es realmente un famoso local, dominando incluso en las plataformas virtuales. En su momento, fue una de las primeras cuentas virales en Facebook, donde llegó a tener hasta 4.973 amigos. Además, dando vueltas por la red hay blogs dedicados a su personaje, varios videos en YouTube y memes que solo los quillotanos pueden entender. Hasta una canción sobre él se puede encontrar si se busca bien.
Lamentablemente, en los registros audiovisuales los tratos no son tan amables. Se ve que lo “entrevistan” pero no con las mejores intenciones, salpicando una mofa mal guardada. Sin embargo, incluso en estas plataformas que quizás el Loco Alfaro jamás revisará, hay comentarios que lo defienden. “Para quienes conocimos a Alfarito x allá en los 80 sabemos que era y es una buena persona y da mucha importancia y rabia q se burlen de él, Alfarito dentro de su mundo es mucho más cuerdo y educado q el loco idiota q lo está entrevistando. ¡¡¡Simplemente respétenlo!!!”, escribe Ximena Pérez en los comentarios.
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Si se observan los videos con detenimiento, este hombre que desde lejos parece estar perdido en esas calles que ha recorrido cientos de veces, tiene bastante claridad de lo que sucede a su alrededor. Responde sin problema a todas las preguntas infantilizadas, bromea con su interlocutor y opina de la ciudad y de política, pero sus ideas se pierden en balbuceos y su humanidad en los prejuicios de la gente.
Óscar Rubio, otro internauta, también lo defiende. “Es una gran persona, tiene un buen sentido de moral, más consciencia social que muchos, desgraciadamente una mala elección lo ha llevado a la calle. Hermano, nunca olvidemos a este señor, de vdd hay que brindarle ayuda a él y a muchos más, Loco Alfaro siempre será el corazón de Quillota”, comenta.
Luis Alfaro Silva –va mejor sin el Loco–, ya es parte de la memoria colectiva de su comuna. Su presencia inconfundible, su caminar rápido y su interminable viaje por todos los rincones de Quillota, han logrado que se grabe permanentemente en la cabeza de todos los habitantes de esta ciudad. Un monumento viviente. Patrimonio humano.
Este perfil fue producido en el Diplomado de Periodismo Cultural, Crítica y Edición de Libros del Instituto de la Comunicación e Imagen, Universidad de Chile