Carta a Gabriel Boric
Estimado señor Boric, desde el pasado domingo, usted es el responsable del destino de la Convención Constituyente, de los avances, apenas encaminados, en los derechos de la mujer y de las familias, de los pueblos originarios y de todas las minoridades que pueblan nuestro país. Usted debe hacerse cargo de llevar a buen término los procesos institucionales de restricción de los abusos contra la gente. Usted debe invitarnos a recorrer el camino de una economía y una convivencia más amables.
Lo que pasó el domingo
Hemos sido sorprendidos. La derecha, que pensaba que Kast sería el refugio más sólido para resistir a la continuación de su derrota, se encontró por sorpresa, con un ánimo de orden y estabilidad que es mayor de lo que hemos sido capaces de diagnosticar.
La desactivación de la Lista del Pueblo y la abstención de los jóvenes no explican la votación de Parisi en el norte ni la de Kast en el sur. En el norte, la xenofobia alcanza a sectores mineros, obreros y pobladores que buscan proteger sus empleos y la tranquilidad de sus barrios. Hacia el sur, campesinos y agricultores, abandonados por el progresismo, han dado vida a movimientos de rescate de tradiciones que la propaganda de derecha ha presentado como amenazadas.
Kast no es inocuo
Me he encontrado con gente de trayectoria democrática que piensan que el de Kast será otro gobierno de derecha con una mano un poco más conservadora y dura, pero nada más. La verdad es que los riesgos de un eventual gobierno de Kast son múltiples y severos.
Kast y los suyos se forman como una diferencia en la política de derecha a partir de la reivindicación del pasado dictatorial de la derecha y de una versión integrista de la relación entre política y moral religiosa. El antifeminismo y la nostalgia de un autoritarismo sin trabas son dos aspectos de la misma moneda. La segunda fuente de inspiración de Kast es la economía no-liberal. La que cierra los ojos ante la proliferación monopólica y la captura predadora de los recursos públicos; no por maldad sino por el convencimiento de que el destino de Chile depende del éxito de las muy grandes empresas. Finalmente, el tercer sello de Kast es la preservación de las FF.AA. como reserva de intervención político-militar ante conflictos sociales intensos o situaciones políticas amenazantes. En la tradición de la dictadura, esta derecha usa a las FF.AA. como espada de Damocles colgando sobre las cabezas de los chilenos.
Más temprano que tarde, como nos gustaba decir, Kast va a abandonar sus ropajes de humildad para cumplir con la promesa de defensa radical de sus ideas de patria, familia y libertad. La violencia de Estado se va a ejercer por la simple necesidad de afirmar su legitimidad y reivindicarse a sí misma como autoridad. Lo que podemos esperar no son asesinatos con encubrimiento (caso Catrillanca) sino ataques masivos con espectáculo. Es probable que Temucuicui no sea allanada sino arrasada en nombre del combate al “narco terrorismo”.
El argumento del miedo es pernicioso
Es esencial respetar a los votantes de la derecha. Ella tuvo un desempeño extraordinario no por miedo (atribuirlo al miedo degrada su impulso, lo descalifica y lo pierde como interlocutor). Es necesario reconocer la dignidad de sus opciones. La búsqueda de seguridad entre los que viven en la precariedad es justa. No avanzamos nada tratándolos de fascistas. La descalificación y el insulto son formas de economía en el discurso que no permiten convencer a nadie. Nosotras y nosotros, las minas y los flojos, lo sabemos de memoria. Hemos experimentado desde siempre la descalificación y el abuso. No es necesario ni conveniente repetir ese esquema.
Allí donde en el estallido hubo un rechazo tajante a la acumulación de abusos imperceptibles y enormes de las grandes empresas y del Estado, ahora el escenario es compartido por quienes no quieren más pequeñas ni grandes inestabilidades.
La derecha se encontró con un balance de los anhelos, en el que las inestabilidades y las incertidumbres pasaron a ser, para muchos, un precio demasiado caro a pagar por una serie de soluciones hipotéticas de las inequidades y los abusos. Ese reequilibrio en las ansiedades y los problemas concretos de la gente es lo que debe enfrentar su candidatura, señor Boric, con afirmaciones innovadoras y sustentables.
Lo que viene
Esta no debe ser la elección entre dos versiones del cordero de Dios. Si bien es cierto que Kast tiene que moderar su brutalidad, usted, estimado Boric, tiene que afirmar con fuerza lo que busca hacer realidad. Afirmar categóricamente la opción por la gente, por las mujeres, los pueblos originarios, los niños y los viejos, los trabajadores y los informales, es una necesidad que no tiene que ver con ninguna fidelidad ideológica sino con la importancia práctica de detallar sus propuestas para ganar las elecciones.
Su campaña no es ni emergente ni testimonial. Sus votantes, señor Boric, somos parte de un cambio institucional en marcha que es imperioso consolidar electoralmente. Su responsabilidad es sumar en el modo de la afirmación y no de la ambigüedad. Usted no va a ganar votos reblandeciendo su programa sino sintetizándolo en un lenguaje accesible al entusiasmo y a la seguridad en lo que usted quiere para el país.
Lo que está en juego
Lo que está en juego en estas elecciones, en primer lugar, es la llegada a puerto de la Convención Constitucional. Sin ella, ninguno de los avances en los derechos de las familias y de las mujeres tendrán solidez ni continuidad. Ningún cambio en el sistema de pensiones afectará ya a las AFP; ninguna reforma policial permitirá recuperar la confianza en las instituciones. Aprobar la nueva Constitución es esencial para evitar los encierros institucionales que nos tuvieron 40 años atrapados en el sueño de un déspota.
Ojalá usted se decida a declarar que todo uso de las FF.AA. como fuerza de intervención policial queda prohibida en Chile. La contrapartida de la devolución de las FF.AA. a sus funciones de Defensa Nacional debe ser compensada con esfuerzos exitosos de diálogo y de compromisos cerrados ahora, no como promesa sino como presente alternativo al de la violencia. La segunda contraparte es una formulación positiva de la función policial.
¿Cómo vamos a ganarnos la vida, cada una y en conjunto, en los próximos decenios? Si vamos a salirnos del régimen de “mano de obra barata y dólar caro”, es necesario describir en detalle el reemplazo de la economía no-liberal por el retorno de la economía política. No es suficiente decir que ‘vamos a crear medio millón de empleos’. ¿Vamos a crear puestos de trabajo en el Estado, en las grandes empresas y respetando las reglas que existen hoy? ¿Vamos a cambiar las reglas para evitar la proletarización (precarización) de las vidas de los trabajadores? Es necesario que las empresas conozcan los límites que se van a poner a la evasión, a la elusión y las ventajas obtenidas mediante violaciones de la ley (permisos de edificación contrarios a derecho). ¿Vamos a crear posibilidades inéditas de emprendimientos económicos y sociales? ¿Vamos a definir nuevos mecanismos de apoyo a las Pymes que les permitan respirar y encadenarse a emprendimientos mayores, innovativos y respetuosos? Es necesario ser precisos sobre todo ahí, donde los números no han llegado todavía.
23 de noviembre de 2021