"Gracias a Dios, galla": La celebración de Kast y el retorno de la épica patriotera
—Gracias a Dios, galla. No te imaginas cuántas elecciones llevábamos con cuello. Pero con él todo es posible —dice una vecina de Las Condes de unos 55 años, flaca, rubia, que fue la primera en llegar afuera del comando de José Antonio Kast, cuando todavía se levantaba el escenario y se instalaban las pantallas desde donde hablaría más tarde el candidato del Partido Republicano para celebrar su paso a segunda vuelta.
Con la bandera tricolor colgada al cuello a modo de capa y cubriendo una brillante blusa de domingo con diseños animal print café oscuro, la entusiasta mujer animaba a su hija adolescente, a su marido y a una gran dogo alemana a celebrar los resultados que ya daban al presidenciable católico, antiaborto y que propone una zanja para evitar el cruce de personas migrantes, el primer lugar de las elecciones presidenciales, en que finalmente obtuvo el 27,91% de las preferencias (1.961.122 votos). “Me subiría al escenario”, comenta entremedio de los técnicos que pasan con fierros y cables. Pero luego mira a su familia, que va de vuelta a uno de los dos parques caninos que hay en las calles Asturias con Presidente Errázuriz, y se va con ellos.
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A las 18:30 horas la tendencia hacia el triunfo del líder republicano –que después anunció que dejaría de ser el presidente de ese partido, sacando la chapita de Capitán América de su ropa y entregando ese objeto fetiche del poder a su pareja, María Pía Adriazola– animó a más vecinas y vecinos de Las Condes a ubicarse frente al escenario.
Primero daban vueltas familias blancas, con uno o dos hijos, bien vestidas, con banderas y perros de raza de gran tamaño y coches con ruedas estilo 4x4. Luego comenzaron a llegar jóvenes que tenían entre 16 y 25 años. Ellos, todos vestidos con camisas en distintos tonos de celeste. Ellas, todas con gorros de colores amarillos, naranjos, rosados y azules con la propaganda de Kast en la frente. Después adultos más rabiosos, los únicos con tatuajes visibles en brazos, cuellos y piernas, con gorros rojos de la Campaña de Donald Trump, ropa de camuflaje militar, poleras con alusiones anticomunistas o de bandas como Motörhead y Mayhem.
A esa hora ya había una gran puesta en escena de los servicios de seguridad. Tanto de carabineros desplegados afuera del comando, como de guardias privados para el ingreso a la sede republicana y una decena de carabineros de civil al interior del recinto. Así, la única forma de diferenciar a los hombres del comando de Kast, casi todos de pelo muy corto, vestidos con pantalones Dockers en tonos claros, con camisas celestes y blancas, y chaquetas casuales en distintos tonos de azul, era observar qué elemento tocaban cada cierto tiempo. Los de producción estiraban sus manos hacia las radios, que llevaban al cinto; los del Partido Republicano, a sus celulares que guardaban en los bolsillos; y los efectivos de civil, a sus pistolas que cargaban en sobaqueras negras, bajo la chaqueta, y que les gustaba mostrar si uno les miraba más tiempo del que ellos consideraban correcto. Con otros colegas había una relación más cercana, como con José Luis Repenning, a quién le pidieron que saludara a alguien por video, y él, muy amable, accedió. Después del discurso en el escenario no hubo una conferencia de prensa abierta, solo entrevistas directas. La primera en Mega, el canal de Repenning.
El mesías de la ultraderecha
“Pensaron que tenían Chile en sus manos y apareció José Antonio Kast, que nos devolvió la mística”, grita sobre el escenario Macarena Santelices, vocera de la campaña de la coalición del Frente Social Cristiano y exalcaldesa de Olmué, minutos antes que el candidato suba al escenario en la calurosa noche del sector oriente de Santiago.
Si en exclusiva para Mega, el candidato que propone eliminar el Instituto Nacional de Derechos Humanos y los aportes estatales al Servicio Jesuita Migrante, declara bíblicamente: “Nuestro programa no está escrito en piedra”; minutos antes, arriba del escenario, volverá a fijar ciertos conceptos que repite como un canto de fe desde hace años, pero ahí lo hace desde un discurso impreso en 36 páginas y no en dos tablas, como Moisés. Como Dios, paz, libertad, orden y terroristas.
“Lo primero que quiero hacer es darle las gracias a Dios” (página 1 del discurso). “Han votado por la esperanza de que Chile pueda recobrar la paz y la libertad” (Pausa, pedir silencio) “Hoy, termina el primer paso para que logremos que esa esperanza se haga realidad. Para recuperar la paz, el orden, y el progreso, para recuperar nuestra libertad” (página 4 del discurso). “El Chile violento tiene que acabar. El Chile violento va a acabar. Más allá del partido o visión política, Chile es uno solo y no puede haber cabida al odio ni rendición frente a los violentos” (página 11 del discurso). “Son Gabriel Boric y el Partido Comunista los que se reúnen con terroristas” (página 13 del discurso). “Los chilenos tendremos que elegir entre el Partido Comunista y libertad (tachado en el documento impreso) la democracia (escrito con lápiz pasta azul en la página 18 del discurso). Como en las parábolas, José Antonio no nombra directamente, sino que insinúa un discurso fascista que cuida mucho. Cuando habla de terroristas se refiere a gente de origen mapuche, y cuando habla de libertad, es para emprender comercialmente y la libertad de culto; nunca esa palabra está asociada a derechos de las personas.
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Pero hay algo nuevo: “Tenemos algunas diferencias, pero también, importantes puntos de encuentro. No es una invitación a sumarse a una estructura rígida, sino a construir juntos un espacio de representación y encuentro” (página 25 del discurso). Quizás ese encuentro de ideas ya comenzó, porque del discurso antimigrante del candidato, pasó a depender del trabajo de personas extranjeras para la producción de su evento. Aquellas encargadas de la seguridad y de la entrega de comida, eran de Venezuela y Colombia, principalmente. Y en el comando, la mayoría de sus seguidores: “Hola, buenas tardes, me da un completo. Muchas gracias”; y nada de conversar sobre cavar zanjas en nuestras zonas limítrofes. Quizás el trabajo en servicios es el único modelo que les acomoda de la migración latinoamericana. Ahí estaban Rojo Edwards, senador electo del partido, y el millonario y coleccionista de arte contemporáneo, Luis Felipe Cordero, gozando de los completos, queques y agua gratis servida por personas migrantes.
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“No queremos más caricaturas”, dice Gonzalo de la Carrera, que fue uno de los 14 diputados electos en cupos del Partido Republicano, desde la zona en que está ubicada la prensa. Calzando unas zapatillas Vans Classic Slip-On Checkerboard Black/White y camisa de un color rosado medio deslavado, se esfuerza por diferenciarse del resto en este espacio. Así que indica, apenas puede, “soy el más liberal de por acá”. En la misma línea está el discurso de José Meza, electo diputado por el Distrito 9, que declara: “No somos esa caricatura que los medios han instalado, por eso la gente votó por nosotros”. Para más tarde agregar que sí hay cosas inamovibles en las conversaciones sobre el programa para esta segunda vuelta, como 'la defensa de la vida del que está por nacer'”.
Marxistas ni cagando
Al tiempo que hablan se descubre el discurso, en que se corre el velo de la necesidad de consensos entre la ciudadanía que promueve al candidato que apoyó al dictador Augusto Pinochet en el plebiscito de 1988 y que pretende ser presidente de Chile el próximo año. El llamado a conversar es entre personas que piensan similar. Se habla, siempre, de “un solo Chile”, sin espacio a la diversidad de propuestas y experiencias. Personas que gritan con furia consignas de la época de la Guerra Fría, como “Vivir luchando, marxistas ni cagando”.
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Entonces, pese a que tengan pegajosos jingles con la estética del trap y TikTok, continúan repitiendo antiguos mensajes del conservadurismo católico local. “Esta es la historia de un hombre que recibió el llamado de un país y que decidió atreverse, su nombre es…”, comienza la canción oficial 'Atrévete con Kast'. Otra vez la idea de un llamado divino, las referencias bíblicas y el apostolado para salvar la patria. Pese a que hay decenas de jóvenes trabajando en esta campaña, los conservadores como el académico Gonzalo Rojas, recibido con reverencias en el comando, continúan en las posiciones de poder de la ultraderecha chilena. Promoviendo su añeja agenda anticomunista, reduciendo los derechos de las mujeres y perdurando una visión homofóbica y antimigrante.
Minutos antes de las 12 de la noche solo quedan algunos técnicos que recogen metros y metros de cables y las personas encargadas de la limpieza. Se fue el público, la gente del comando y los medios de comunicación, pero permanecen unos kilos de papeles cortados de color rojo, blanco y azul, que las y los trabajadores barren, quién sabe hasta qué hora, para que este barrio de Las Condes siga luciendo impecable para el paseo de perros este día lunes.