El descuido del oasis
Hace poco más de dos años, en medio de la revuelta social escuchábamos al Presidente describir al país como un “oasis” en medio del continente latinoamericano. Fueron estas palabras las que causaron que la rabia del chileno promedio se encendiera fugazmente, para luego verse manifestada en los diferentes puntos de protesta en el país que tenían un objetivo en común: cambiar Chile.
Estas largas jornadas de manifestaciones causaron que, por medio de un plebiscito, hoy tengamos la posibilidad de una nueva Constitución en redacción, para conseguir desde una base legislativa los cambios que tanto exigimos. Algunos creyeron que el trabajo ya estaba realizado, y que las demandas existentes serían cumplidas en el corto plazo con la redacción de esta nueva Carta Magna. Pero el trabajo no se terminaba ahí. De hecho, era (y es) sólo el comienzo del cambio. La labor debía ser dirigida a una activa participación electoral en los diferentes puestos políticos que se disputaron este reciente año, donde esta convicción y razón se vieran encaminadas hacia candidatos que realmente los representarán. Lo lamentable es que se perdió el rumbo y se creyó ilusamente que la victoria estaba en las manos, cuando en verdad se estaba resbalando de ellas, por medio del rebrote de la ideología conservadora expresada en las elecciones de ayer.
Hoy nos tocó golpearnos contra el suelo, al quedar a pasos de que nuestro país pueda dar un vuelco total, al ver renacer esa ideología que detestamos y que no nos quería entregar esos cambios que tanto solicitamos con fuerza en el estallido social. Este gran descuido nos podría costar muy caro, si no tomamos medidas urgentes que se manifiesten en una masiva ida a las urnas en la segunda vuelta que pueda de una vez por todas revertir el marcador. ¿Podremos vencer nuevamente?