Planificación ecológica y participación: faltantes en el debate de Metro y Parque Forestal
La futura línea 7 del metro promete conectar nuevas comunas y reducir a la mitad los tiempos de viaje. Pero este beneficio viene con un costo que no parece generar consenso entre las autoridades asociadas. Esto queda de manifiesto en la decisión de la Municipalidad de Santiago de presentar un recurso para redefinir el trazado de la línea y reducir así sus impactos en el Parque Forestal.
Expertas y expertos señalan la falta de comunicación transparente y participación ciudadana en el proyecto del metro, así como la necesidad de una planificación ecológica asociada a este tipo de proyectos en momentos de crisis climática; poniendo en valor los servicios ecológicos de las áreas verdes de la ciudad.
El punto de mayor preocupación del proyecto para el Parque Forestal es un pique de construcción; un hoyo que se hace para entrar a construir en el subsuelo y que se ubicaría en el parque. “Por un ahorro de costo de expropiar una propiedad privada para hacer los piques, se decidió hacerlos en parques. Eso genera que durante la construcción se anula el acceso al Parque Forestal, los árboles añosos se pierden y el pique se tapa pero no queda bien. Quedan como moles grandes de cemento”, explica Rodrigo Quijada.
Para el ingeniero de transporte, el error está en no haber comunicado de manera clara y efectiva desde el inicio. “Si el costo de este proyecto es que se sacrifica el Parque Forestal, hay que decirlo de una forma clara y asegurarse que todos te entiendan. Debemos dejar atrás esa costumbre de anunciar los proyectos por lo bueno y ocultar lo malo, para así poder discutir la ciudad en serio”, reclama.
Planificación ecológica y el Parque Forestal
Para la experta en ecología y paisaje, Carolina Devoto, el caso de la línea 7 del metro deja de manifiesto la necesidad de que exista una planificación ecológica de los proyectos de infraestructura urbana. “Esta planificación debe enfrentar las soluciones a los actuales problemas urbanos con una visión sistémica integral, donde las áreas con vegetación son claves para el equilibrio ambiental y no solo cumplen un rol estético, sino uno asociado a la mitigación de contaminantes, control de temperatura, biodiversidad, sanidad y permeabilidad de los suelos, cuidado de los cursos y fuentes de agua, entre otros”, explica.
Para la académica, el Parque Forestal cumple con esas funciones y además su valor se ve aumentado por la superficie que abarcan sus áreas con vegetación, la estructura etárea de la vegetación con árboles maduros y desarrollados, y las casi nulas posibilidades de consolidar áreas verdes similares en un radio cercano. Entre la vegetación del parque destaca la plantación lineal de plátanos orientales, pero también las especies nativas como palma chilena, quillay, peumo y pimientos.
“Cortar raíces o limitar el espacio subterráneo genera inestabilidad y peligro de caída de los árboles. Podar o trasplantar un árbol siempre tendrá un porcentaje de pérdida a considerar. Sacar árboles y dejar suelo impermeable debilitará los niveles de infiltración y alimentación de napas de agua subterránea”, explica Devoto sobre los posibles efectos del proyecto. Para ella, el problema no radica en sacar o reponer un árbol, sino en la pérdida de cobertura vegetal que debe ser analizada de forma integral.
La académica insiste en la importancia de que las decisiones sobre la ciudad se tomen con conciencia de los beneficios que trae la vegetación y el arbolado urbano en las condiciones ambientales y urbanas de la ciudad.
Dilema y alternativas
Los reclamos y preocupaciones de autoridades sobre el impacto de la línea de metro en el Parque Forestal se arrastran desde la administración municipal anterior y aún no se subsanan. “Hay gente que lleva hartos años preocupada y pidiendo que los escuchen y les respondan o les den seguridad de qué va a pasar con el Parque Forestal, pero eso no sucede. Tiene que ver con los procesos de participación ciudadana que en este país se hacen como un trámite pero no con una real profundidad”, aporta Ricardo Hurtubía, académico de la Universidad de Chile e investigador del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable UC, (CEDEUS).
Para Rodrigo Quijada, el proyecto no se logró hacer cargo de buena manera de las inquietudes de la población afectada. “Esas son cosas que en otros países te pueden botar un proyecto. Aquí no creo que pase. Lo que puede suceder es que se judicialice el proyecto, y la corte pueda o no exigir a Hacienda que ponga la plata necesaria para que el proyecto se haga con un mejor estándar urbano. La otra opción para financiar una mejora en el proyecto sería con un aumento de tarifa. No es una decisión simple o técnica y hay buenos argumentos de los dos lados”, reflexiona.