"Cerca de un tercio de la flora de los Andes no ha sido descrita" | Entrevista
Llegó al Parque Nacional Madidi hace más de 20 años y hasta el momento ha realizado más de 60 expediciones en el área natural protegida. El botánico boliviano Alfredo Fuentes —coordinador del Proyecto Madidi en el Herbario Nacional de Bolivia y en el Missouri Botanical Garden— ha participado en el registro de más de 6000 especies de plantas que fueron halladas en el parque nacional más biodiverso de Bolivia.
“Estamos en el primer lugar a nivel global en cuanto al número de especies [de plantas] para un área protegida”, cuenta Fuentes sobre la gran diversidad de plantas que hay en el Madidi y en general en Bolivia, sobre todo en los Andes bolivianos, especies que ha ido recopilando, junto a otros investigadores, durante más de dos décadas de expediciones.
El botánico Alfredo Fuentes ha investigado durante 20 años la flora en el Parque Nacional Madidi. Foto: Archivo personal.
En esta entrevista, Alfredo Fuentes habla sobre sus más de 20 años de historia en el Madidi, sobre las especies que ha descubierto, así como de las investigaciones que está desarrollando y las que están por venir.
¿Cómo llega usted a convertirse en científico?
Crecí en Santa Cruz, cuando todavía eran arenales, lagunas y mucha naturaleza. Provengo de una familia de campesinos que migró de Cochabamba a Santa Cruz, quizá por eso me encantó siempre disfrutar de la naturaleza y me gustaba salir a pescar y a trepar árboles. Pero mi padre, que ingresó a trabajar en una constructora, quería que yo fuera ingeniero, por eso, al terminar el colegio me inscribí en la carrera de ingeniería en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Sin embargo, empecé a cuestionarme y decidí cambiarme a Biología.
Alfredo Fuentes ha realizado por lo menos 60 expediciones al Madidi. Foto: Archivo personal.
¿Cómo empezó en el Parque Nacional Madidi?
Luego de participar en un proyecto con el Jardín Botánico de Missouri y hacer un doctorado en España regresé a Bolivia y me invitaron a participar en un proyecto en el Madidi. No lo pensé mucho, me lancé a la aventura y ya llevo más de 20 años en este proyecto, descubriendo un montón de cosas y encantado de formar parte del equipo. Empezó el 2008 con un grupo pequeño de investigadores de Santa Cruz, donde el Jardín Botánico de Missouri tuvo su primera experiencia. Luego fuimos reclutando estudiantes y estableciendo redes de investigación con científicos de otros países. Fue el resultado de una colaboración de investigadores tanto de Bolivia, quienes recogimos las plantas, como de otras partes del mundo. Es difícil conocer una flora tan diversa, por eso, intercambiamos material para que las identifiquen en otros países, y eso nos ha servido para tener un mejor conocimiento de la flora que hay en el Madidi. Actualmente, realizamos más actividades de investigación relacionadas con la ecología, el monitoreo de los bosques, para ver cómo está variando con el efecto del cambio climático.
¿Qué ha ido descubriendo?
Al principio fue un proyecto de inventario porque, previamente, gracias al trabajo de investigadores de Estados Unidos, se había hecho una evaluación que indicaba que el Madidi era un área protegida muy diversa. Inicialmente, la idea era inventariar y corroborar la riqueza de una de las áreas protegidas más ricas del mundo con más de 6000 especies de plantas vasculares. Este número nos sitúa en primer lugar a nivel global en cuanto al número de especies para un área protegida. Y bueno, una parte importante de los resultados de este inventario es que ya llevamos más de 250 especies nuevas para la ciencia descubiertas y todo el tiempo estamos encontrando otras más, en cada viaje que hacemos. Eso impresiona. Esto es posible porque ya tenemos una base previa, entonces, ya sabemos qué plantas son raras.
Cuéntenos más de su trabajo en el Madidi.
El Madidi tiene una riqueza monumental y requiere más trabajo de campo, además, hay áreas muy remotas que requieren bastante esfuerzo para llegar a esos lugares. A veces tenemos que caminar tres y hasta cinco días, pues el Madidi requiere bastante tiempo y esfuerzo. Para poner un poco de contexto, esas 6000 a 7000 especies de plantas que hemos registrado equivalen a la mitad de las especies de plantas que hay en toda Bolivia. Es un trabajo bastante complicado y que requiere bastante fuerza y dedicación.
Alfredo Fuentes considera que por lo menos un tercio de las plantas de los Andes no han sido identificadas. Foto: Archivo personal.
El Madidi tiene diversos ecosistemas y diversos pisos altitudinales, ¿usted los ha recorrido todos?
Vamos a hacer un muestreo de todos los ecosistemas, en principio para completar el inventario y para tener como una síntesis de los ecosistemas que hay en Bolivia, porque el Madidi tiene bosque amazónico, tiene bosque montano medio de yungas, tiene bosque seco, tiene bosques de de polylepis. Esta es una de las razones por las que el Madidi es tan diverso. Son muy pocas las áreas protegidas en el mundo que tienen esta combinación de características que incluyen gradientes de altitud desde los 200 metros hasta los 6000 metros, tiene casi toda la variedad de ecosistemas de la Amazonía y de los Andes, que son dos de los sistemas más ricos en diversidad del mundo; una combinación de factores que no se repite mucho y, obviamente, nosotros tratamos de ir a todos estos ecosistemas. Creo que tenemos muestra representativa de todos los ecosistemas que hay en Madidi.
¿Cuáles son las nuevas especies de flora que usted encontró en el Madidi?
Donde más encontramos especies nuevas y que me impresiona bastante es el ecosistema al que llamamos ceja de monte. Son bosques por encima de los 3000 metros donde más especies nuevas para la ciencia hemos encontrado y también es uno de los ecosistemas más amenazados porque ahí se han concentrando las actividades humanas.
El Madidi es el área reservada con mayor cantidad de plantas. Foto: Archivo personal.
¿Qué tan amenazados están estos bosques?
Muy amenazados, porque esta parte del Madidi es una zona aurífera, en la cordillera de Apolobamba se ha concentrado la actividad minera, y últimamente se ha dado carta blanca a la actividad minera, a pesar de ser un área protegida. La minería trae consigo otros problemas como la remoción de tierra y están comprometiendo la conservación de este ecosistema, porque se trata de una zona lluviosa donde nacen muchos ríos y arroyos.
Muchas especies de plantas por descubrir
¿Usted considera que hay una deuda pendiente con la flora en Bolivia?
Los ecosistemas andinos son de los menos estudiados y menos conocidos. Un ejemplo para ilustrar esto es que nosotros hemos trabajado instalando parcelitas en bosques, tenemos una metodología para hacerlo y ahí hemos registrado todas las especies leñosas, tenemos una lista como de 2800 especies, pero solo en estás parcelitas que monitoreamos, de ellas, un 30 % no hemos logrado ponerle un nombre científico. Y creo que esto se puede aplicar en realidad a la flora de los Andes, cerca de un tercio de la flora son especies que no se conocen, que no han sido descritas y que no se sabe qué beneficios pueden tener o qué rol puede estar cumpliendo en los ecosistemas.
Los investigadores del Madidi trabajan actualmente con parcelas para monitoreo de plantas. Foto: Archivo personal.
¿Se refiere a un 30 por ciento que han encontrado y que aún no han logrado clasificar?
Si, porque para llegar a una identificación completa se necesitan flores y frutos. De este 30 %, una parte es porque no hemos recogido materiales con flores y frutos, y otra parte porque no hemos podido identificarlas a pesar del material que tenemos. Se comparan con otras especies similares y no hemos logrado identificarlas, entonces lo más probable es que sean especies no descritas, la gran mayoría.
¿De cuántas especies hablamos?
En los yungas, en los bosques montanos de Bolivia, incluyendo no solo las del Madidi sino fuera del área protegida debe haber como 10 000 especies de plantas, estimo, y debe ser un 30 % de esas 10 000 que podrían ser especies nuevas, es decir, como 3000 especies nuevas.
Un gran número de especies
Sí, es bastante trabajo seguir reportando y describiendo eso. El gran problema es que en Bolivia no hay suficientes investigadores para completar este inventario. El otro problema para muchos de estos ecosistemas, y lo veo cada vez que viajo a campo, es la deforestación y las quemas. Entonces, no sé cuántas vamos a lograr reportar realmente antes de que se extingan.
Clusia pachamamae es el árbol del que se extrae un tipo de incienso muy usado en Bolivia. Foto: Archivo personal.
Cuando habla de las amenazas, ¿qué tanto están afectando los incendios forestales a los bosques, principalmente en el Madidi?
Sobre todo en la ceja de monte, donde he visto bastante fuego. Lo que pasa es que los mineros cuando caminan por la selva y la montaña, lo primero que hacen es meterle fuego. Es lo que he visto. Le prenden fuego para mantener el camino abierto y en un año seco el fuego se extiende. En el Madidi hay muchas especies nuevas y muy restringidas a esos ecosistemas, me preocupa bastante la apertura que han hecho en los últimos años para actividades productivas en el área protegida.
¿Me comentó que lo primero que hicieron en el Madidi fue un inventario?
Hemos continuado haciendo el inventario, pero, digamos, no es la actividad principal. Como tenemos más conocimiento de la flora cuando hacemos los viajes recogemos plantas puntuales, no como en el pasado que recogíamos todo lo que encontrábamos, sino que ahora somos un poco más selectivos. Además, por las tendencias globales de financiamiento para la diversidad estamos haciendo más ecología, estamos trabajando más con esa parcela de monitoreo, que son áreas permanentes de una hectárea. Entonces volvemos a visitar ese sitio y a medir los mismos árboles para ver qué está pasando con los bosques, si hay mortandad por encima de lo normal, si está cambiando la composición y respondemos a hipótesis ecológicas.
¿Y tienen hallazgos sobre lo que está pasando en estos bosques?
Sí, ha habido algunos estudios puntuales para ver estos cambios y lo que se ha encontrado es una tendencia —que también se encontró en otros sitios— es que en la parte más alta está aumentando la diversidad de especies, porque se va calentando más y porque las especies de más abajo están migrando hacia arriba. Está cambiando la composición en los diferentes ecosistemas y lo que no se sabe todavía son las consecuencias que podrían tener estos cambios. Lo que habría que monitorear un poco más es cómo estos cambios en la composición de especies pueden incidir en el aprovisionamiento de agua, por ejemplo.
Los pisos altitudinales en el Madidi van desde los 200 hasta los 6000 metros de altura. Foto: Archivo personal.
¿Cómo se hace esta investigación?
Hemos establecido una red de 50 parcelas permanentes, de una hectárea cada una, y medimos todos los árboles. Luego volvemos a visitar cada 3, 5 o más años. El problema es que en los últimos años es complicado conseguir recursos para volver a visitar las parcelas. Cuando volvemos a medir esa parcela, podemos ver que árboles han muerto y cuáles han crecido, y también qué ha pasado. Esos datos los compartimos en redes de investigación tanto de la Amazonía como de los Andes y tenemos investigadores que quieren plantear alguna hipótesis, por ejemplo, este año ha salido un estudio en el que se ha encontrado que la composición de especies de los Andes está más afectada por especies que migraron del sur, aprovechando el levantamiento de Los Andes. Estos últimos años también investigo los que se llama caracteres funcionales que consiste en determinar cómo están funcionando los árboles dependiendo de las características que tienen —si tienen hojas grandes, pequeñas, gruesas o delgadas.
Ofrenda a la Pachamama
De las nuevas especies que ha descubierto, ¿cuál le ha impresionado y cautivado más?
El descubrimiento más importante fue una especie de árbol que produce la resina del incienso. En Bolivia se utilizan bastante dos resinas. A una se le dice incienso, que es una resina amarilla, y a la otra copal, que es una resina blanca o grisácea. Y el incienso resultó ser una especie nueva, es curioso, posiblemente una especie que la conocían las culturas antiguas y seguro la utilizaban los incas, pero resultó ser una especie nueva después de estudiarla detalladamente y buscar este material como flores en áreas remotas. Parece que la razón por la que no se describió antes fue porque el incienso crece en los pequeños rodales, en la punta del cerro, poco accesible. Entonces fue un descubrimiento relevante porque le pusimos un nombre científico a una especie que tradicionalmente es utilizada por la cultura andina de Bolivia, y que tiene bastante relevancia en ese sentido. La bautizamos con un colega como Clusia pachamamae porque se utiliza como ofrenda a la Pachamama [Tierra].
Actualmente sus investigaciones se centran en los bosques montanos entre 2000 y 3000 metros de altura. Foto: Archivo personal.
¡Qué bonito! ¿Y este incienso se comercializa?
Sí, se comercializa y ese es otro de los datos importantes porque se cosecha la resina. Se corta la corteza del árbol y se espera unos meses para que produzca la resina que son como cristales. Eso lo cosechan y lo venden para ceremonias andinas y católicas. Entonces es un producto importante para generar recursos de una manera sostenible.
El Madidi ofrece muchos servicios ambientales.
Sí, eso sí, claro. En el Madidi nacen las nacientes del río Beni, por ejemplo, que inunda las sabanas del Beni. Por otro lado, es el segundo o tercer destino turístico más importante de Bolivia, precisamente por los bosques exuberantes y la elevada diversidad. Además, se generan productos forestales no maderables como la resina de incienso, el copal también, del Madidi es la zona desde donde se distribuye a toda Bolivia esta resina. Así hay varias iniciativas basadas en la diversidad para producir recursos económicos para la población
¿Qué otras investigaciones vienen en el futuro?
Estoy interesado en un grupo de árboles que crecen en la parte de los yungas, los bosques montanos entre 2000 y 3000 metros que hibridan bastante, es decir, las especies se mezclan, y este es un proceso importante dentro de la formación de nuevas especies. Entonces he encontrado áreas donde esta hibridación intensiva es importante porque el resultado de la mezcla de especies produce nuevas variaciones…Estoy concentrando esfuerzos en este grupo de plantas para entender qué es lo que pasa.
Más de 6000 plantas se han registrado en el Madidi. Foto: Archivo personal.
¿Cuántas expediciones hicieron para registrar estas 6000 especies en el Madidi?
Debemos estar por las 60 expediciones. A veces es bastante complicado llegar a algunos lugares, pero lo más lindo y lo que disfruto más estos últimos años es compartir con la gente, porque últimamente estoy bastante interesado en el uso de las plantas y, siempre que comparto con ellos sus experiencias me cuentan sobre las plantas que conocen. Lo más lindo es compartir con la gente y aprender mucho de ellos.