La salud digna por sobre todas las cosas
La verdad descubierta sobre el constituyente Rodrigo Rojas Vade es un duro revés para el proceso de redacción de una nueva Carta Magna, un hecho que agudiza aún más la crisis de legitimidad que enfrentamos como país. Pero más allá de las implicancias políticas que puedan tener este caso, es necesario separar aguas: el que la credibilidad de la Convención Constitucional y sus miembros se vea mancillada no significa que los reclamos de la ciudadanía por el derecho a una salud de calidad sean menos legítimos.
Partamos por lo primero. Lo sucedido con Rojas Vade es gravísimo e inaceptable, pues pone en entredicho a una institución cuya característica es ser representativa de las múltiples voces que existen dentro de Chile y que ven en la Convención un canalizador para hacerse escuchar. Independiente de cuál sea su real diagnóstico, no existe motivo justificable para que el constituyente haya llevado tal mentira hasta el nivel de ser electo y jugar con las esperanzas de sus votantes. Pero, sobre todo, con el dolor de quienes padecen o han tenido cáncer, una enfermedad que cada año termina con la vida de miles de compatriotas.
Y aunque este hecho desestabiliza la confianza de hombres y mujeres que votaron por esta persona, lo cierto es que detrás de la mentira de Rojas Vade hay una verdad muy cierta y que radica en los graves problemas que nuestro país enfrenta en materias sociales, especialmente en el ámbito de la salud, que motivaron las protestas en octubre de 2019. La falta de acceso universal y oportuno y la brecha entre los sistemas público y privado son algunas de las falencias existentes, las cuales han quedado aún más al descubierto debido a la pandemia por Covid-19.
La consulta ciudadana llevada a cabo por la Asociación Chilena de Municipalidades el 15 de diciembre de 2019 (en colaboración con la Universidad de Santiago de Chile), y en la que participaron casi 2 millones 500 mil personas, arrojó que la segunda demanda social de mayor importancia era “Mejorar la calidad de la salud pública y su financiamiento”. No podemos seguir ignorando a quienes claman por mejoras en salud, sobre todo considerando que deberemos enfrentar las consecuencias de la actual crisis sanitaria en el futuro cercano.
Es necesario que la Convención Constitucional supere este traspié. Debe evaluar la permanencia de Rojas Vade como miembro del organismo para asegurar la legitimidad del proceso constituyente y como una muestra que dé credibilidad a la ciudadanía. La institución y sus integrantes no sólo cargan con la enorme responsabilidad de sentar las bases del Chile de las próximas décadas, sino que también con el sufrimiento y los anhelos por una mejor calidad y esperanza de vida de las y los usuarios de salud.