Las bases del Partido Socialista, reunidas en un congreso autoconvocado de militantes el pasado sábado 4 de septiembre, resolvieron pedir la renuncia inmediata del presidente del partido, Álvaro Elizalde, y de toda la cúpula.

En un comunicado de prensa, los adherentes acusaron que los regentes del conglomerado “no sólo estuvieron ausentes durante el estallido social, sino que connotados militantes de la actual cúpula dirigente del Partido Socialista de Chile no trepidaron en señalar que había que “reprimir con energía” a los manifestantes, muchos de los cuales fueron víctimas de crímenes, torturas y graves violaciones a los DDHH”.

Para ellos, esto “dista mucho del rol crucial jugado por el Partido en la lucha contra la dictadura de Pinochet”, por lo que este primer congreso de militantes decidió “la renuncia inmediata de Álvaro Elizalde, de toda la mesa ejecutiva que él encabeza, y del Comité Central en su totalidad”.

Durante el encuentro, que contó con la participación de destacados ex presidentes del PS como Gonzalo Martner y Germán Correa, se discutió a fondo sobre la orgánica del Partido y su política de alianzas, que según señala la militancia, “fracasó estrepitosamente en las recientes primarias de Unidad Constituyente donde triunfó la representante DC, Yasna Provoste”.

“Las bases soñábamos con un pacto con la izquierda, una reedición de la Unidad Popular por la que tantos y tantas de nuestras filas dieron su vida. Pero esta mesa ejecutiva nos negó esa chance histórica. Álvaro Elizalde, incluso, declaró de manera rimbombante que ‘no se humilla al partido de Salvador Allende’”, declaró el vocero de la militancia, Enzo Varens, en el comunicado.

Con todos estos argumentos, una vez finalizado el debate fueron sometidos a votación dos documentos, los cuales fueron aprobados por el pleno del Congreso y se encuentran disponibles para su adhesión a través de una plataforma virtual.

Las demandas contemplan también la revisión y depuración del actual padrón electoral, incluyendo un nuevo proceso de re fichaje y la reforma profunda de los estatutos internos, incluyendo criterios de enfoque de género, descentralización, de regionalización y de democracia directa, que permitan que las voces de las y los militantes del Partido Socialista sean escuchadas y sus opiniones consideradas. Junto con ello se pide la revisión del Código de Ética, la total trasparencia en la administración de los dineros del partido, el fin de la lógica de lotes y de caudillajes y que se retome el trabajo efectivo con los territorios.

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la vocera del movimiento, Cecilia Toro, cerró expresando que “llegó la hora de abandonar a estos supuestos aliados, junto con otros partidos apéndices concertacionistas (y otros advenedizos) que han significado un lastre en el avance hacia el socialismo chileno. El domicilio del Partido Socialista debe estar con la izquierda, con esa fuerza política que busca avances reales y efectivos en la lucha por un Chile más justo y digno”.

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