Mejorar la calidad del aire ayuda a mitigar el cambio climático
No solo de CO2 vive el cambio climático. Existen otros gases que tienen una vida relativamente corta en la atmósfera -desde un par de días hasta dos décadas- que contribuyen de forma relevante al calentamiento global. Se trata de emisiones como el Carbono Negro, el Ozono Troposférico o el Metano, que además contaminan el aire de forma local, con efectos negativos para la salud de las personas y de los ecosistemas.
El último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), dedicó por primera vez un capítulo exclusivo a estos contaminantes climáticos de vida corta. La mayor atención hacia este tema se da porque “la mitigación de estas emisiones permite obtener resultados beneficiosos para mitigar el cambio climático, en plazos más cortos que los asociados al CO2, cuya permanencia en la atmósfera es mucho mayor”, reflexiona Rodrigo Seguel, investigador de Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y profesor experto del Departamento de Geofísica FCFM UChile.
Además, la acción climática vinculada a este tipo de contaminantes, tiene un efecto positivo en el corto plazo en la calidad del aire y disminuye por lo tanto la exposición de personas y ecosistemas a contaminantes. “Es importante buscar estas sinergias entre acciones que incluso ya se están realizando en relación a contaminantes locales y calidad del aire, y que pueden ayudar a mitigar el cambio climático. Son caminos paralelos pero que si se logran gestionar, van a lograr un objetivo común”; explica el investigador.
Contaminantes climáticos de vida corta
Estos contaminantes se manifiestan sobre todo en zonas urbanas y las principales emisiones surgen de la generación de energía en base a combustibles fósiles, de los vehículos y de los sistemas de refrigeración.
“Allí existen esfuerzos de transición a fuentes más limpias como el gas natural, que de todas maneras emite estos contaminantes, porque siguen usando como base el combustible fósil. Es importante impulsar una transición más radical, hacia energías renovables y a que el parque automotriz esté basado en autos eléctricos, y que esa electricidad se genere también de forma limpia”, explica Seguel.
Otro contaminante de vida corta al que prestarle atención es el Carbono Negro, que además de quedar en el aire y respirarse generando efectos nocivos en la salud, se deposita en la superficie de los glaciares, y aumenta la absorción de energía solar, lo que acelera el derretimiento de estos. La acción contra este tipo de contaminantes, por ende, también iría en beneficio de las que son consideradas reservas estratégicas de agua dulce para el país ante la crisis hídrica.