La crisis de los humedales: el futuro es hoy
Mientras una pareja de loicas busca entre ramas y escombros donde construir su nido y su hogar, la maquinaria pesada continúa su labor devastadora sobre el Humedal Los Sapos, el primero en proceso de registro en la comuna de Osorno. El mundo enfrenta una profunda crisis climática que pone en riesgo los ecosistemas y la vida en el planeta, pero en Chile las autoridades prefieren no mirar la realidad. Sólo esta semana, la Comisión de Evaluación Ambiental de Coquimbo aprobó el proyecto minero Dominga, a pesar de que existen recursos de anulación pendientes en la Corte Suprema que buscan frenar un proyecto que ponen en riesgo al Archipiélago de Humboldt, uno de los ecosistemas marinos más biodiversos de Chile y de todo el continente.
¿Pero qué está pasando en nuestro territorio? Hasta el minuto, Osorno se está transformando en ciudad símbolo de los desastres medioambientales causados por empresas. Tenemos el caso ESSAL, la muerte del río Damas y el fracaso del Plan de Descontaminación Ambiental de Osorno. Lamentablemente, se suma otra pieza de esta vitrina de negligencias, con el gravísimo daño causado al Humedal Urbano Los Sapos, que fuera rellenado por la empresa Baluart-Martabaid para fines inmobiliarios. La protección de este humedal se encontraba en proceso de tramitación bajo la Ley N° 21.202, según la cual estos ecosistemas son un bien común y niega su intervención mientras transcurren seis meses desde la etapa de factibilidad. El Humedal Los Sapos fue declarado admisible y se encontraba a la espera de que el Ministerio del Medio Ambiente se pronunciara. Las obras que han generado este desastre fueron solicitadas en 2014, y aprobadas por el alcalde Jaime Bertín, y si bien el terreno fue comprado por la inmobiliaria, no había intenciones de obra ni aviso de su inicio. El permiso concedido caducó en 2020 (misma época en que se aprobara la Ley de Humedales Urbanos) y la empresa solicitó su extensión, lo cual fue concedido este año. Hoy, la Corte de Apelaciones de Valdivia decretó el término de las obras en el humedal, al acoger el recurso de protección levantado por la municipalidad, pero este desastre se pudo evitar.
Diversas organizaciones se han movilizado ante la negligencia del municipio de Osorno en materia ambiental. Los humedales son ecosistemas extremadamente importantes puesto que proveen agua dulce, alimentos, conservan la biodiversidad, controlan las crecidas de tranques y ríos, recargan las aguas subterráneas y ayudan a la mitigación de los efectos del cambio climático por su capacidad de absorber gases de efecto invernadero. Urge que municipio, Gobierno Regional y Consejo Regional de los Lagos escuchen a los actores sociales y utilicen todas sus herramientas legales y administrativas para garantizar la protección ambiental, que el gobierno central disponga de más recursos a la Superintendencia del Medio Ambiente, entidad que según un lapidario informe de Contraloría debe fiscalizar más de 17.000 empresas con sólo 88 funcionarios (3 en promedio por región), con una reducción del 7% de su presupuesto anual y con centenares, sino miles, de denuncias que esperan por años sin ser tramitadas.
Necesitamos una Constitución ecológica que establezca una nueva relación con la naturaleza, que otorgue poder a los territorios, que declare de forma enérgica la categoría de delito ambiental y dé facultades para que el futuro gobierno empuje un nuevo modelo de desarrollo verde, democrático y descentralizado, que ponga freno a la depredación ambiental. En esta pelea se juega nuestro futuro.