El cambio climático en Chile y el mundo: una ofensiva multilateral

El cambio climático en Chile y el mundo: una ofensiva multilateral

Por: Carla Barrientos Opazo | 14.08.2021
En América del Sur, el centro de Brasil está sufriendo la peor sequía de la que se tenga registro en 100 años, lo que aumenta el riesgo de incendios y, con ello, de una mayor deforestación de la Amazonía. Investigaciones han reportado que una gran franja del sureste de dicho pulmón verde ha pasado de absorber dióxido de carbono (CO2) a emitirlo, lo que deja a la selva más cerca de un punto de no retorno. En Chile, la Dirección Meteorológica ha informado que el mes de julio de 2021 fue el más cálido de los registrados en la Región Metropolitana en 72 años, promediando 19,3° (4° más sobre lo normal). En cuanto a los déficits de precipitaciones a la fecha, los más importantes se concentran entre las regiones de Coquimbo y de Ñuble, con aproximadamente entre un 60% y un 80% de déficit.

El cambio climático es irreversible y cada vez más intenso. Somos testigos del incremento en la temperatura media de la atmósfera terrestre, que ha generado múltiples cambios en el clima a escala global y regional, incrementándose el número y la intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, como sequías e inundaciones, vientos muy intensos, olas de frío y de calor. Ejemplo de ello son las recientes inundaciones en Alemania, Bélgica, India y China. Las temperaturas abrasadoras registradas a fines del mes de junio en los estados de Washington y Oregon (EE.UU.) promediaron sobre los 42° y en la Columbia Británica (Canadá) se registró una temperatura de 49,6°. En América del Sur, el centro de Brasil está sufriendo la peor sequía de la que se tenga registro en 100 años, lo que aumenta el riesgo de incendios y, con ello, de una mayor deforestación de la Amazonía. Investigaciones han reportado que una gran franja del sureste de dicho pulmón verde ha pasado de absorber dióxido de carbono (CO2) a emitirlo, lo que deja a la selva más cerca de un punto de no retorno. En Chile, la Dirección Meteorológica ha informado que el mes de julio de 2021 fue el más cálido de los registrados en la Región Metropolitana en 72 años, promediando 19,3° (4° más sobre lo normal). En cuanto a los déficits de precipitaciones a la fecha, los más importantes se concentran entre las regiones de Coquimbo y de Ñuble, con aproximadamente entre un 60% y un 80% de déficit.

El cambio climático es la mayor amenaza para la humanidad y para el desarrollo sostenible, y carga desproporcionalmente sobre los más pobres y vulnerables. Sus consecuencias ya están amenazando la vida y la supervivencia en el mundo, con efectos negativos para la erradicación de la pobreza, para la salud humana, la migración y la desigualdad. Asimismo, está ocasionando un calentamiento de los océanos y de su expansión térmica, elevando el nivel del mar, que es reforzado por la fusión del hielo en zonas continentales (Antártida) y glaciares, esto de acuerdo con los últimos reportes de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Es interesante mencionar que en el estudio sobre “riesgos globales 2021” que realizó el World Economic Forum, los eventos climáticos extremos, la inacción en materia de cambio climático y el daño ambiental aparecen como las tres urgencias globales más apremiantes (WEF, 2021).

El principal motor del cambio climático es el efecto invernadero. Algunos gases de la atmósfera terrestre actúan de forma parecida al cristal de un invernadero: retienen el calor del sol e impiden que escape al espacio, provocando así el calentamiento global. Muchos de esos gases de efecto invernadero se producen de forma natural, pero lamentablemente, debido a la actividad humana, las concentraciones de algunos de ellos están aumentando de manera acelerada en la atmósfera, sobre todo las de CO2, metano, óxido nitroso y gases fluorados. El CO2 producido por la actividad humana es el principal responsable del calentamiento global en un 80%. En 2020, su concentración en la atmósfera había aumentado hasta un 48 % por encima de su nivel preindustrial (antes de 1750). Entre las causas del aumento de las emisiones se encuentran la combustión de carbón, petróleo y gas, la tala de bosques (deforestación), el desarrollo de la agricultura, ganadería, etc.; todas consecuencias de nuestras acciones y, por ende, es nuestra responsabilidad como sociedad trabajar de forma inteligente apoyando políticas públicas para los futuros escenarios climáticos. Al respecto, es interesante lo planteado por el pensador e historiador israelí Yuval Noah Harari (autor de famosos libros como Sapiens y 21 lecciones para el siglo XXI) respecto a la necesidad de una mayor cooperación global entre las naciones, pues sin ella es complicado afrontar los retos del siglo que son las tres principales amenazas globales que enfrenta la humanidad: la amenaza de una guerra nuclear, del cambio climático y de la disrupción tecnológica, en especial el auge de la inteligencia artificial y la bioingeniería.

La historia reciente prueba que el severo déficit de legitimidad inherente al unilateralismo tiende a agravar problemas regionales y globales. Es por ello que la política exterior de Chile contempla la política multilateral como un todo y, en ese sentido, Chile se ha sumado a los esfuerzos que han manifestado los organismos internacionales en los últimos años, destinados a promover la protección del medioambiente. Desde hace más de dos décadas nuestro país ha estado presente en los esfuerzos globales para enfrentar esta problemática y dotar de mayor resiliencia a nuestros ciudadanos. Dicho proceso comenzó con la entrada en vigor de un Acuerdo de Cooperación Ambiental junto al Acuerdo de Libre Comercio Chile-Canadá, en 1997, y ha continuado con los demás acuerdos que se han suscrito. Muestra de ello ha sido la ratificación de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 1994, el Protocolo de Kioto en 2002, la Enmienda de Doha al Protocolo de Kioto y la adhesión al Acuerdo de París adoptado por la COP21 de cambio climático y la Presidencia de la COP25 entre diciembre 2019 y diciembre 2020. También ha sido relevante la incorporación del tema ambiental en los acuerdos de libre comercio; de hecho, en la actual agenda de prioridades de la política exterior de Chile se encuentra el cambio climático. Al respecto, es interesante mencionar los resultados de la encuesta de percepciones sobre Política Exterior y Seguridad Nacional de Athena Lab-Ipsos, publicados en mayo del presente año. Esta encuesta refleja cómo los chilenos perciben la vinculación de su país con el mundo, en el actual y dinámico escenario internacional. Se pudieron identificar intereses nacionales que son percibidos como prioritarios, así como los riesgos y amenazas que enfrentan. De un listado de 14 posibles objetivos de política exterior que podría tener Chile, se consulta a dos segmentos, población general y grupo de expertos: ¿Cuál es la importancia que podría tener cada uno ellos para nuestro país? Al respecto, a nivel de población general, destaca la preocupación por cambio climático, migraciones y por el narcotráfico, mientras que a nivel de grupo de expertos destacan proteger fronteras, combatir el narcotráfico y proyectarse hacia Asia-Pacífico; sin embargo, llama la atención que el cambio climático está en el décimo lugar de las prioridades en la opinión de los expertos chilenos mientras que para la población general combatir el cambio climático debiese ser el segundo objetivo de política exterior más importante de Chile, con un 81% a favor, casi un 30% más que la opinión de los expertos al respecto.

Como antecedente, Chile empeora en ranking de países afectados por el cambio climático. La medición de Índice de Riesgo Climático Global (IRC) realizado por la ONG Germanwatch respecto al riesgo climático global, establece que nuestro país ocupa el lugar 87 de 194 al año 2019, posición más desfavorable que en el ranking anterior, en que muestro país ocupaba la posición 115 (Germanwatch, 2021). Expertos en la materia han señalado que, en Chile, la situación es compleja porque de los 9 criterios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que indican cómo se evalúa metodológicamente a un país, asociada a su realidad, cumplimos 7. Chile es vulnerable en los siguientes criterios: (1) áreas costeras de baja altitud, (2) zonas áridas y semiáridas, (3) zonas de bosque, (4) territorio susceptible a desastres naturales, (5) áreas propensas a sequías y desertificación, (6) zonas urbanas con contaminación atmosférica y (7) ecosistemas montañosos. Los dos criterios que no se cumplen son (8) países de baja altitud y países insulares y (9) países sin litoral y de tránsito. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas ha establecido que la vulnerabilidad es el grado asociado a la incapacidad de un sistema para hacer frente a los efectos desfavorables del cambio climático, incluyendo la variabilidad climática y los eventos meteorológicos extremos.

Finalmente, debe mencionarse el Acuerdo de Escazú sobre acceso a la información, participación y justicia en asuntos ambientales, un convenio promovido por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), al cual suscribieron 24 países, y que entró en vigor el pasado 22 de abril del presente año, con la ratificación de 12 países, y que pese a ser el primer gran tratado medioambiental de Latinoamérica y el Caribe, el gobierno de Chile se rehusó a firmar. Tanto el Ministerio de Relaciones de Exteriores como el de Medio Ambiente argumentaron el rechazo al tratado por incluir “ambigüedades” en algunas normas que "prevalecerían sobre la legislación interna", causando confusiones jurídicas y exponiéndoles a posibles demandas internacionales (CEPAL, 2021). Al respecto, resulta paradójica e inconsistente la postura de nuestro país considerando que fue uno de sus impulsores principales, y por ello es de esperar que a corto plazo Chile adhiera al Acuerdo de Escazú pues sería coherente con su estrategia de fortalecer el multilateralismo y de ser un referente en la protección del medio ambiente y en el combate al cambio climático.