CRÍTICA| Pero con respeto: Anda a lavarte... las manos
Es medianoche y el programa de imitadores estelares no termina. Me impaciento como los niños que esperan un cambio constitucional, ¿a qué hora inicia el show? En nuestra sociedad el respeto es el hilo que une y permite tejer las relaciones. Ilusiona descubrir la forma en que el programa ejemplificará tan inspirador concepto.
Ilusión efímera
El repaso de la trayectoria del presentador nos hace preguntamos cómo adaptará el Late a los cambios sufridos por el país desde el estallido social y el virus. Reviso los adelantos y los siguientes entrevistados: Fernando Larraín con sus previsibles anécdotas de farándula, Chiqui Agüayo con su rutina soft porno, Fernanda Urrejola y sus aventuras en Hollywood. El nuevo programa de Julio César Rodríguez se estrenó, por fin, esta semana con la subsecretaria de salud Paula Daza el lunes y la cantante Myriam Hernández el martes; dos invitadas muy disímiles entre sí.
La ilusión duró poco. El toque popular en clave hip hop del MC Keyser da la bienvenida a la Subsecretaria, la acogida del animador con el tono de quien recibe la visita de un familiar muy querido, las risas grabadas, la innegable simpatía de Julio César, la adormecedora secuencia de cuadros sobre la nueva moda inspirada por las blusas de la invitada, junto con la escena casi picaresca en que aplica al anfitrión técnicas de resucitación, más la parsimonia, hicieron la noche perfecta para un ciudadano que desee aletargar un poco el insomnio. Mientras ambos se lavan las manos al ritmo de la cucaracha, pienso en que tenemos diferencias irreconciliables en cuanto al entretenimiento.
Sinergia empoderada
Anoche, Myriam Hernández fue la segunda invitada de la casa. De nuevo el hip hop en la introducción. La cantante y actual jurado del programa Yo soy presentó su nuevo sencillo Hasta aquí. Luego de diez años de pausa, lanza el disco Sinergia en donde comparte cámara con su hija, Myriam Saint-Jean en el video del sencillo. Un tema donde buscó transmitir su evolución y que la llevará de gira en octubre por once ciudades de EE. UU., y el próximo año a República Dominicana, Panamá Colombia y Chile. Se conversó sobre el éxito internacional de su trayectoria como baladista y la falta de reconocimiento habitual en el medio nacional.
En el ámbito más personal, compartió la historia de cómo salvaron la vida, ella y su marido el día que no abordaron la avioneta hacia Juan Fernández junto a Felipe Camiroaga y su equipo. Todo el respeto a su trayectoria y humildad; a la fragilidad de la vida que puede perderse en un momento.
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La recepción casi hogareña, la picardía del entrevistador, las alusiones sexuales veladas, el oído absoluto de la entrevistada que reconoce al instante las diferencias entre las voces originales de los cantantes y sus imitadores, las menciones de pequeños detalles de su vida, y de las vidas de otros habitantes de la farándula donde el que no conoce al otro, conoce cuando menos a su mejor amigo. Todo en familia. Nos enteramos también de cómo se inspiró la canción de la jirafa, y que Luis Miguel tuvo alguna vez un gesto amable. Todo salpimentados con comerciales de pizza a domicilio y tarjetas de crédito, mientras algún espectador de barrio alto, o al menos bien comido, suelta una carcajada ocasional sintiéndose identificado.
Periodismo políticamente correcto
El público respalda con sintonía esta propuesta familiar de risas pregrabadas, chistes tímidos y anécdotas recolectadas en eventos. J. C. Rodríguez tiene la experiencia de un entrevistador cotidiano y que además se ha hecho parte de la noticia y de la publicidad. La labor de periodista se mezcla con la del vendedor de pizza, créditos o internet. Es, como bien reconoce, Paula Daza, alguien confiable para autoridades y para el público. Mis respetos a las confianzas ganadas. Tardó diez años en concretar la puesta al aire de este programa.
Chilevisión utiliza una fórmula de realidad alterna, la cotidianidad de los que la están pasando bien presentada como la “normalidad”, como la realidad de todos. Al pueblo pan y circo, aunque arda Roma. El carácter institucional y políticamente correcto del programa no da espacio alguno a que se filtre la otra realidad, de no ser como justificación para algún gesto paternal con la audiencia, como enseñarle a comer, a vestirse, o a lavarse las manos, o a ser eso: políticamente correcto, institucional.