Gabriel Boric, candidato a la presidencia del FA: “Nuestro objetivo es construir una fuerza política y social que sea capaz de empujar las transformaciones”
Al igual que muchos el pasado domingo, Gabriel Boric estuvo atento a lo que sucedía en el ex Congreso nacional en Santiago. Cuenta que se emocionó con la ceremonia de instalación de la Asamblea Constituyente al ver que, por primera vez en nuestra historia, se escribiría una constitución de manera democrática, paritaria y con escaños reservados para los pueblos originarios.
El candidato presidencial del Frente Amplio asegura que la imagen de Elisa Loncon, asumiendo la presidencia de la Convención, junto a Jaime Bassa en la vicepresidencia, es un “signo del Chile que viene”. Si hay algo que podría resumir ese cúmulo de sensaciones, esa alegría que lo embargó en aquel momento, es el significado de una sola palabra. “Esperanza”, dice.
¿Qué representa Elisa Loncon en este nuevo Chile del que hablas?
Representa el fin del olvido institucional del territorio que hoy día llamamos Chile, donde habitan muchos pueblos. Por el discurso que dio creo que representa, además, un espíritu de inclusión, de respeto a la diversidad y de conciencia histórica. Recordar a los muertos, a todos los muertos, fue tremendamente bonito. Y bueno, la reacción de quienes todavía se oponen a este proceso habla mucho de lo que ha costado. Yo estoy muy contento y orgulloso de todos los pasos que dimos para que esto fuera posible.
¿Por qué el PC no se alineó con ustedes a propósito de la elección de Loncon?
No lo sé, creo que eso lo deben responder ellos, pero me parece legítimo plantear otra alternativa. Nosotros como Frente Amplio decidimos apoyarla sin condiciones; esto no fue a cambio del apoyo a Bassa. Nos pareció que Elisa Loncon, además del simbolismo tremendamente importante que representa como mujer mapuche, tiene todas las competencias necesarias para hacerse cargo. El PC tomó su decisión y no me corresponde explicarlo a mí, pero me alegro que se hayan sumado en la segunda votación.
El diseño planificado por el Frente Amplio, respecto a la dupla Loncon-Bassa, fue lo que finalmente se impuso. ¿Cuál es la importancia de haber ganado este primer gallito?
No creo que sea un gallito. Tenemos que ser muy cuidadosos, no es momento para la arrogancia, porque lo que está en juego es mucho más grande que las identidades de una coalición determinada. En ese sentido, tanto Jaime como Elisa, han dicho que la constituyente tiene que ser abierta para incluir diferentes sensibilidades. Mi rol, por lo tanto, es ponerme a disposición de la convención para colaborar, respetando su autonomía, y no tratando de sacar provecho de interpretaciones que presidencialicen la constituyente. Si empezamos con mezquindades, al final vamos a terminar generando resquemores entre las fuerzas de cambio y eso está muy lejos de lo que yo quiero.
¿Temiste en algún momento que se fuera a suspender cuando intervino Fuerzas Especiales en los alrededores?
El descriterio del gobierno siempre da espacio a sorpresas, pero la verdad es que yo confío en la autonomía de la Convención. Y como tengo mucha confianza en la sabiduría del pueblo de Chile, no creí que esto pudiera empañar el hito histórico que terminó siendo. La imagen que recorrió el mundo, finalmente, fue Elisa Loncon asumiendo como presidenta de una convención plurinacional, paritaria y democrática.
Un día más tarde, sin embargo, la imagen que recorrió el mundo fue otra.
Fue vergonzoso, con un nivel de incompetencia y negligencia que raya en la mala fe. Frente a lo absurdo que resulta la incompetencia del gobierno respecto a las condiciones mínimas para su funcionamiento, quiero destacar a la sociedad civil, a la Universidad de Chile, al Centro Cultural Gabriela Mistral, al Colegio Médico, a diferentes instituciones que se han puesto a disposición de la convención y que dicen algo que es muy cierto: si el gobierno decide dejar sola a la convención, por acción u omisión, la sociedad civil no lo va a hacer. La mayoría de chilenos y chilenas queremos que funcione y que sea un éxito. Así que más allá de la incompetencia del gobierno, no me cabe ninguna duda que va a salir adelante.
[caption id="attachment_661533" align="alignnone" width="1024"] Agencia Uno[/caption]
¿Crees que Ossa debería seguir los pasos de Encina y renunciar?
Nosotros vamos a exigir las responsabilidades que correspondan por esta inaceptable negligencia, lo mínimo es que quienes sean responsables de este entuerto, asuman las responsabilidades políticas y una vez solucionado el problema den un paso al costado.
¿Qué propuesta del Frente Amplio no debería quedar fuera de la redacción de la nueva constitución?
Prefiero ser cuidadoso en eso, porque hoy día tenemos representantes electos y soy candidato presidencial. Creo que es súper importante entender que el protagonismo en el tema constitucional lo tienen ellos y el pueblo de Chile. Por eso me parece que en el rol que estoy jugando hoy día es necesario mostrar una señal de respeto hacia los convencionales y no tratar de pautearlos por la prensa. Ellos tienen un programa que fue público y no me cabe ninguna duda que pueden ser mejores voceros que yo en este momento.
¿Cómo crees que se definirá una eventual política de alianzas en la convención?
Lo que veo es que hay una amplia mayoría del mundo expresado en el apruebo y esa es la mayoría que hay que articular. Siempre van a haber diferencias de identidades, pero no podemos perder de vista que la responsabilidad de materializar los cambios constitucionales es de quienes queremos esa transformación. Ya no existe la posibilidad de veto de la derecha y, por lo tanto, tenemos el deber de ponernos de acuerdo, porque si vamos al fondo del asunto, nuestros programas no son tan distintos.
¿Cómo ves la irrupción del mundo independiente en esta instancia?
Súper estimulante, creo que el mundo independiente está haciendo política hace mucho tiempo y ésta no es patrimonio exclusivo de los partidos políticos tradicionales. Convergencia Social tiene menos de dos años y sabemos que hay formatos de organización que son distintos a los partidos políticos. Yo me formé políticamente en asambleas, en tomas, venimos de los movimientos sociales y, por lo tanto, uno no puede olvidar de donde viene a la hora de evaluar el proceso de otros compañeros y compañeras, que han decidido ser parte de la lucha social desde otro frente. Eso para mí es totalmente positivo.
¿Eres partidario del indulto a los denominados presos del estallido?
Soy partidario del indulto, que es una postura mayoritaria en las fuerzas del cambio. El día martes nos reunimos con una de las agrupaciones de familiares y amigos de presos de la revuelta y hemos vuelto a ratificar nuestro apoyo al indulto. Y yo como candidato presidencial, además, he señalado que inmediatamente asumida la presidencia de la República vamos a retirar todas las querellas por Ley de Seguridad Interior del Estado y poner en libertad a quienes todavía estén en prisión preventiva.
“Tenemos que construir junto al pueblo organizado”
¿Qué sientes cuando un sector te ha tildado de traidor, al nivel de agredirte en la calle? ¿Crees que fueron críticas injustas?
Creo que estábamos en el momento que había que tomar decisiones muy difíciles y a la historia le corresponderá juzgar las acciones de cada uno. Estoy plenamente consciente de que el proceso constituyente es producto de la movilización del pueblo de Chile y que nadie se lo puede atribuir como propio. Estoy orgulloso también de haber colaborado en arrebatarle la constitución de la dictadura a la derecha. No me quiero victimizar, ni hacer loas propias, pero a la gente le corresponderá juzgar.
Da la impresión que el episodio ha sido una cruz en tu carrera política y que te lo recuerdan cada vez que pueden, como el penal de Caszely.
Cada vez es menos, ha disminuido harto. Estoy consciente que el 15 de noviembre fue un momento difícil para la izquierda y para las fuerzas de cambio. Quienes quieran conversar sobre cómo lo pudimos haber hecho mejor estoy dispuesto. Pero, en lo sustantivo, creo que era lo que había que hacer. Pienso que el horario en que se terminó no fue el adecuado, aunque discrepo de quienes dicen que fue una cocina cerrada, porque fue ante las cámaras de televisión, en el parlamento de la República, no en un lugar privado. Soy consciente que esto generó una división y que creo que poco a poco se ha ido recomponiendo. El pacto Apruebo Dignidad y las primarias son una expresión de eso.
Aunque el Partido Comunista, en ese momento, tuvo una postura absolutamente contraria a ustedes.
Nos acusaron muy burdamente, pero hoy día entendemos que lo que nos une es mucho más importante que esas divisiones del pasado. Hemos ido encontrándonos. Hubiese sido mucho más fácil para nosotros criticar y que nada pasara. Yo creo que había que jugársela por una salida institucional y que haya terminado en lo que estamos hoy en día, no lo siento como una carga. Creo que el juicio ha ido variando incluso en la misma izquierda.
¿Te arrepientes de haber firmado el acuerdo a título personal y no del partido? Recuerdo que también te criticaron harto por eso.
Eso lo conversamos con quien era presidenta del partido en ese momento, Gael Yeomans. Yo siempre estuve porque firmara ella. Si firmé a título personal es porque habíamos tenido un rol muy importante en el acuerdo y me pareció que hubiese sido una irresponsabilidad política desligarse de los costos que eventualmente pudiera tener. Y eso fue tratado internamente al interior de nuestro partido y hoy, de hecho, soy candidato no solo de Convergencia Social sino de todo el Frente Amplio. Por lo tanto, es algo que ya tenemos superado.
¿Y sobre la firma a favor de la ley antibarricadas? ¿Hay mea culpa ahí?
Ahí no hubo ninguna firma, hay gente que dice que firmamos la ley y eso no es cierto. Yo voté en contra de la penalización, eso es importante decirlo. Fue un momento de mucha presión y hoy, con la perspectiva del tiempo, considero que fue un error haber aprobado en general la idea de legislar un proyecto que contenía sanciones a ciertas formas de protesta social que nosotros en particular rechazamos. Particularmente las nuevas tipificaciones que desde nuestro punto de vista criminalizaban la protesta. Pero eso no se instaló de aquella manera. Queríamos dar una señal de que los saqueos no eran aceptables.
¿Les pasaron gato por liebre?
No, era responsabilidad nuestra. No hay que echarle la culpa al empedrado, cuando uno se equivoca tiene que asumirlo y decir me equivoqué y tratar de enmendar el error. Y eso es lo que hemos estado haciendo desde ese momento.
¿Por qué crees que le fue bien al Frente Amplio en la elección de alcaldes cuando los daban casi por muertos?
Me acuerdo de las columnas en La Tercera de Paula Escobar, las editoriales de El Mercurio, y también desde la izquierda, que quizá le hubiera gustado ver un fracaso del Frente Amplio. Evidentemente estamos súper contentos con el resultado y como dice el alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic, no es momento para celebraciones ni arrogancia, lo que ganamos fue una oportunidad y ahora hay que hacerse cargo de esa oportunidad, así que quienes quieran caer en una lógica de exitismo, creo que están muy equivocados. Tenemos que ser humildes y trabajar más.
Giorgio Jackson reconoció que los nuevos municipios iban a ser una prueba de fuego para el frente amplio. ¿Cómo ves ese trabajo?
Nos sentimos con la tremenda responsabilidad que nos ha dado el pueblo para poder cumplir con programas de transformación, igualdad de género y equidad territorial. Solo en Convergencia Social, si mal no recuerdo, pasamos de dos o tres concejales a tener más de 50. Pero la política no debe ser solo en función de cargos o tiempos electorales, nuestro objetivo es construir una fuerza política y social que sea capaz de empujar las transformaciones más allá de los tiempos de elecciones. Nuestro objetivo como Frente Amplio es hacer las transformaciones con el pueblo de Chile. Uno no puede estar solamente movilizado en la calle para las campañas. Ahí hay una tremenda responsabilidad de nuestras bases. Yo lo he estado viendo en todas las comunas donde me ha tocado ir, a propósito de la campaña presidencial, y creo que es el sello que tiene que tener el Frente Amplio. No estamos para cargos, si no para construir poder popular.
¿Cómo será esa apertura hacia los territorios?
Tenemos que construir junto al pueblo organizado que está en las luchas sociales a lo largo y ancho de todo Chile. Lo he visto en Valdivia, en la resistencia socioambiental de Caimanes, en Los Vilos, en la protección de los humedales en Llanquihue, en Hualpén, en las zonas de sacrificio. En todos los lugares donde uno va, hay una lucha social donde la comunidad está organizada y el Frente Amplio tiene que estar ahí, no para instrumentalizar si no para ser parte de eso. Creo que esa fue la tradición de la izquierda histórica. La historia no parte con nosotros, tenemos que aprender de la tradición de organización popular de la izquierda. Menos redes sociales y más trabajo en la calle.
El viernes pasado te juntaste con Paula Narváez y el domingo el colectivo de constituyentes socialistas se sumó a la votación de Loncon. ¿Es posible encausar aguas del PS al Frente Amplio?
Yo creo que la historia del Partido Socialista en Chile es súper rica, es algo de lo que nosotros debemos aprender. Creo que una parte importante del Partido Socialista ha estado haciendo una autocrítica de los últimos 30 años y de la connivencia con el modelo neoliberal. A ese pueblo socialista nosotros lo necesitamos para el proceso de transformación que se viene. Tenemos que aprender de los aciertos y los errores. Por lo tanto, no tengo ningún problema en juntarme con Paula, ni con militancia socialista de base o aquellos que no son militantes, pero que votaron en su momento por la Nueva Mayoría y que hoy día quieren transformaciones más estructurales. En esta primaria tenemos que ser incluyentes, amplios, no estrechos.
Jadue igual criticó el “tecito” con Puala Narváez, asegurando que había quedado claro donde irían a buscar los votos.
Yo he estado en las últimas dos semanas recorriendo distintas regiones de Chile, he estado en Tarapacá, en Los Lagos, en Los Ríos, en Magallanes, en la Región de Coquimbo, en el Valle del Aconcagua y en muchas comunas periféricas de la Región Metropolitana. Por lo tanto esa afirmación dista mucho de la realidad. Nosotros estamos creciendo entre quienes se han sentido postergados por parte de las instituciones en los últimos años y quienes quieren un proyecto de transformación con un horizonte de tranquilidad. El mensaje que le doy a Daniel y al PC es que tenemos que entender que no vamos a gobernar con quienes piensan exactamente igual a nosotros. Tenemos que ampliar la mirada. Si fuera por esa lógica nosotros no podríamos haber recibido en el Frente Amplio a Fernando Atria, o aprender de Lorena Fríes que también fue militante socialista, de Jorge Arrate que fue ministro. Yo entiendo, por ejemplo, que Gonzalo Martner, alto personero de los gobiernos de la Concertación y hasta presidente del Partido Socialista, hoy está trabajando con Daniel Jadue.
“Es posible tener un desarrollo sin zonas de sacrificio”
¿Es el programa de Gabriel Boric un programa refundacional?
Es un programa transformador que entiende que los países no se resetean o parten de cero. Es un programa que aprende de la historia. Es un programa que quiere superar al neoliberalismo, que quiere terminar con la lógica del Estado subsidiario y avanzar hacia un Estado garante de derechos sociales universales. Es un programa que tiene tres ejes transversales que son el enfoque de género feminista, la descentralización y, por cierto, el cambio del modelo de desarrollo con especial cuidado del medioambiente.
¿En que se diferencia tu programa con el de Daniel Jadue en lo sustancial?
Yo creo que hay dos diferencias programáticas muy sustantivas. Uno es que nosotros ponemos un énfasis muy grande a la descentralización. Espero ser un presidente que cuando termine su periodo, tenga menos poder que cuando empezó. Nos parece que el poder hay que desconcentrarlo, entregándole más poder a las comunidades, a los territorios, a las regiones. Soy el único candidato de estas primarias legales que es de región, por eso que le hemos puesto mucho énfasis en construir desde los territorios olvidados.
En tu programa propones un nuevo modelo de desarrollo ecológico, apuntando a diversas infraestructuras en materia ambiental. ¿A qué obras te refieres con esta transición hacia una nueva matriz productiva?
Nosotros estamos proponiendo redireccionar la economía para fortalecer las pymes y los sectores estratégicos vinculados al turismo, la ciencia, la cultura, la gastronomía, que son industrias mucho más amigables con el medio ambiente y que, además, tienen una perspectiva de género mucho más desarrollada. Además, creemos que es posible tener un desarrollo sin zonas de sacrificio. Queremos recuperar Hualpén, Tocopilla, Quintero, Puchuncaví, Coronel y avanzar hacia un modelo de desarrollo que no sea solo extractivista, como es el chileno, sino que tenga una mayor complejización, más añadidura de valor y que genere encadenamientos productivos en las regiones y transferencias tecnológicas.
¿Aunque esto implique la erradicación de importantes empresas, algunas de ellas transnacionales, de los lugares donde están ubicadas?
El concepto que nosotros usamos para explicar esto es transición justa. Uno no puede de un día para otro cerrar una empresa y dejar a cientos de trabajadores y familias sin sus fuentes laborales. Tenemos que avanzar hacia la reconversión de empresas que hoy día son contaminantes a empresas verdes. Hemos propuesto la creación de comités donde participen los sindicatos, las empresas, las autoridades de los territorios y la comunidad organizada. Esto no se hace de la noche a la mañana, pero queremos avanzar en esa transición, porque no tenemos tiempo que perder para cuidar nuestro medioambiente.
No se ve fácil, entendiendo que ciertos sectores de la derecha económica perciben estas definiciones como un ataque directo a los grandes capitales y un cambio en las reglas del juego.
No me cabe duda que van a hacer campañas del terror. Nosotros hemos señalado que a estas grandes empresas se les acabó la fiesta. En la semana me junté con la Federación de Trabajadores del Cobre y veíamos toda la renta que ha perdido el país producto de un royalty mal formulado. O lo que ha pasado en La Araucanía con las forestales, que le han chupado el agua a las comunidades mapuche y a un montón de zonas rurales. En nuestro gobierno vamos a ponerle un parelé. Y si algunos se sienten amenazados por eso, tienen que entender que las reglas del juego van a cambiar.
Tanto en el programa de Jadue como en el tuyo, se ha planteado una carga tributaria del PIB en torno al 10%...
Nosotros estamos hablando de elevar la carga tributaria en un periodo de 8 años. Nuestro cálculo es aumentarla en orden de 8.5 puntos del PIB, contemplando para esto una modernización del Servicio de Impuestos Internos que nos permita disminuir las evasiones, implementar el impuesto a los súper ricos, impuestos verdes y una revisión de la progresividad del impuesto a la renta, del impuesto a la segunda categoría y terminar con las exenciones. Todo esto lo haremos de manera progresiva.
Propones, además, la creación de un banco de desarrollo para la innovación. ¿Qué sectores productivos deberían verse favorecidos con esta medida?
Hoy día la Corfo utiliza cerca de un 1% del PIB en financiar emprendimientos, eso es muy poco. En países como Brasil es un 16%, en China un 10% y en países cercanos es muchísimo más alto que en Chile. Vamos a privilegiar industrias como la del turismo que es verde y tiene un tremendo potencial en nuestro país. Nos parece tremendamente importante fortalecer también la industria cultural -nos vamos a preocupar que exista una seguridad social para los trabajadores de la cultura-, potenciar el rubro gastronómico, favorecer las pymes tecnológicas como los startups. Vamos a invertir alrededor de dos puntos del PIB en el primer año de gobierno en el apoyo de las pymes. Para eso queremos crear esta banca de desarrollo, para democratizar la economía y que no sean solo las grandes empresas que hoy día concentran cerca de un 80% del total de la producción en Chile.
A propósito de las pymes, ¿qué piensas del comentario de Ramón López, asesor económico de Jadue, quien aseguró que no hay que ponerse a llorar por el cierre de algunas de ellas?
O sea, cada empresa que cierra significa menos fuentes laborales, familias en la precariedad, deudas. Por eso debemos estar dispuestos a acompañar a las pymes a mejorar, a crecer para que puedan pagar buenos salarios. Y ahí tenemos que tener una regulación que apunte en esa dirección. Que no que sea una regulación castigadora, si no que fomente y acompañe el emprendimiento.
Y respecto al denominado conflicto mapuche, ¿contemplas una salida política, entendiendo que las soluciones hasta ahora ha sido militarizar el Wallmapu, como lo ha hecho la derecha en este gobierno?
No hay que olvidar que las aplicaciones de la ley antiterrorista y varios asesinatos de comuneros mapuche fueron durante gobiernos de la Concertación y de la Nueva Mayoría. Acá hay una responsabilidad compartida del Estado chileno. Esto no es solamente sobre el conflicto mapuche, es por que hay una usurpación de tierras, un intento de genocidio cultural y un paternalismo cultural que se tiene que acabar. Nosotros no solo reconocemos la plurinacionalidad de Chile, del pueblo mapuche, sino de yaganes, káweskar, coyas, diaguitas, “rapas” y todas las identidades que conviven en el pueblo de Chile y que hoy día estan expresadas en la convención constitucional. Pero, además, sabemos que para solucionar esto no basta con buenas intenciones y declaraciones de voluntad.
¿Qué falta hacer?
Tenemos que hablar de territorio y autonomía. El territorio no solo significa la compra de tierras dispersas, significa reconstruir lo que fue el Wallmapu. Y la autonomía significa la capacidad de autogobernarse en el territorio. Hay ejemplos que se pueden tomar de experiencias internacionales que han sido exitosas, como Nueva Zelanda y Canadá, pero más cerca tenemos el caso de Bolivia, donde no hay que ir tan lejos para ver que otra relación con los pueblos originarios es posible. Vamos a hablar de estos temas, pero hay que ser claros: nunca las soluciones van a dejar contento a todo el mundo. Esto implica, por ejemplo, que las forestales que tienen un millón de hectáreas en La Araucanía van a tener que ceder terrenos para poder reconstruir el Wallmapu.
Has estado el último tiempo entrevistando a gente vinculada a la política de generaciones más antiguas, ¿cómo ha sido esa experiencia y que has descubierto?
Tengo un proyecto que es escribir un libro que se llame diálogos generacionales. Siento que mi generación se tuvo que formar de una manera autodidacta, muy sola. Y eso, en algún momento, nos hizo pensar que el mundo partía con nosotros, lo que me parece un error. Nosotros somos parte de una posta mucho más larga que es la historia de la izquierda y de los movimientos sociales en Chile. Entonces es muy significativo cuando uno ve que todo militante de izquierda tuvo a alguien que lo formó.
¿Con quién has conversado?
He conversado con gente que fue muy importante antes y después del golpe. Por ejemplo, Lucho Maira me contó sobre las conversaciones que había tenido con don Rafa Gumucio, con Bernardo Leighton que había llegado a conocer incluso a don Elías Lafertte. Esa es una experiencia que nosotros no tuvimos. Me hubiese encantado conversar con gente que ya no está, como Gladys Marín o Mireya Baltra. Uno va aprendiendo que los desafíos que enfrentamos hoy día en Chile, también le tocaron a otras generaciones. Tenemos que aprender más de historia. La formación política tiene que ser mediante un estudio serio, a través de la lectura y la práctica de la lucha social. Tiene que combinar ambas o si no uno queda cojo.
Es curioso que esto es precisamente lo que se le critica al Frente Amplio, una suerte de purismo respecto al pasado político del país.
Creo que el ánimo de reivindicar la identidad propia y de conversar solo con el espejo, me parece apropiado para una secta, pero no para quienes quieren hacer política y cambiar la realidad. Yo siempre repito una frase de Albert Camus que me hace mucho sentido: “la duda debe seguir a la convicción como una sombra". Lo decía cuando estaba escribiendo “Combat” en la clandestinidad, en medio de la ocupación nazi de Francia. O sea, uno tiene que ser capaz de dudar de sus propias convicciones siendo firme en ellas, pero incorporando otras visiones también, porque así se enriquece. A mí los fanáticos de cualquier color no me gustan.