Maicol Palacios, testigo clave del crimen de Camilo Catrillanca habla por primera vez: "El Estado chileno me dejó marcado"
Maicol Palacios, el adolescente y testigo clave del crimen de Camilo Catrillanca, salió de su ostracismo mediático este lunes 8 de junio, cuando Convergencia Medios publicó una entrevista en la que repasa los hechos que marcaron a la comunidad de Temicuicui hace un par de años, transformando al weichafe asesinado en un símbolo del conflicto mapuche.
Lo cierto es que desde entonces una serie de sucesos han impactado a su familia, como el complejo momento que hoy vive Jorge Palacios Cañuta, su padre. Este hombre el 21 de mayo cumplió un año privado de libertad en la Cárcel de Angol, a la espera de un juicio dilatado. En la audiencia de formalización, el Ministerio Público le confirmó que se le investiga por delitos de robo con intimidación, robo con violencia, incendio y receptación reiterada.
Sin embargo, la familia piensa que la verdadera razón de su detención es otra, su parentesco con Maicol, el adolescente y testigo presencial del asesinato de Catrillanca, cuyo testimonio se transformó en una pieza clave para condenar a los carabineros que terminaron con su vida.
“Uno por uno”, le gritó a Maicol un carabinero desde una tanqueta cuando fue a buscar a su padre a la Comisaría de Collipulli. Las palabras cobrarían sentido posteriormente, a la luz de una serie de acontecimientos.
El 21 de mayo era un día de celebración y memoria para los Palacios Cañuta, marcada por el aniversario de cumpleaños de la madre de Jorge, quien los dejó hace unos años y de su hermano Pedro.
[Te puede interesar] Marcelo Catrillanca: “Quiero decirle a mi hijo que he hecho todo lo posible para que se haga justicia”
Esa vez Maicol compartió junto a su familia en una reunión en la comunidad Ignacio Queipul Millanao IV, en el ex Fundo Santa Filomena de Victoria - que hoy se conoce como Temucuicui 2-, pero tuvo que regresar a su casa cerca de Ercilla. Iba de vuelta cuando se percató que había olvidado su bolso en la casa de su tío Pedro. Entonces decidió llamar a su padre, avisándole del descuido y diciéndole que volvería a buscarlo. Jorge le ofreció ir hasta su casa a dejarle su ropa. Su hermano Pedro y su amigo de la infancia, Simón Huenchullán, lo acompañaron en el recorrido a bordo de su camioneta.
A unos kilómetros de la comunidad Santa Filomena, camino a Tokiwe, ven pasar a una patrulla de Carabineros. Minutos más adelante se quedaron sin bencina, por lo que llamaron a amistades para pedir ayuda. Mientras se encontraban estacionados, la patrulla regresa y de ella se bajan efectivos policiales, quienes les gritan “quédense ahí, indios conchasdesumadre”.
A Pedro lo detuvieron a los pies de la camioneta. Mientras, Simón y Jorge trataron de escapar. “Por un instinto de sobrevivencia”, admite el segundo, quien con el recuerdo del asesinato de Camilo, entiende que exponerse a una detención implica riesgos. Sobre todo luego de otras experiencias con Carabineros que terminaron en golpizas e incluso en una querella contra algunos uniformados por parte de Jorge, quien no pudo evitar que lo detuvieran a metros de la camioneta.
Maicol denuncia una serie de imputaciones falsas contra su padre
Desde que Maicol se transformó en el único testigo clave en el Caso Catrillanca, el hostigamiento se ha hecho frecuente en su familia. Es por esto que aquella vez que los detuvieron, pese a consultar reiteradamente la razón del procedimiento, aseguran que solo recibieron insultos racistas de vuelta. Después de insistir, ya en la Cuarta Comisaría de Carabineros en Victoria, les respondieron que el caso de ellos lo tenía el OS9.
Finalmente, el 22 de mayo pasaron a la audiencia de control de detención, instancia en que Fiscalía señala que cerca del mediodía del 21 de mayo de 2020, Jorge Palacios Cañuta, Pedro Palacios Cañuta y Simón Huenchullán Millanao, concurrieron al kilómetro 4 de la ruta 560, en el sector La Turbina, Victoria, donde interceptaron a tres víctimas que iban en una camioneta Toyota Hilux, de propiedad de la empresa Codiner, de la que se apropiaron y huyeron, volcando la camioneta al interior del Fundo San Sebastián. Robo con intimidación era el primer delito que se les imputaba.
Minutos más tarde, el Ministerio Público agrega que estos tres imputados se habrían movilizado en la camioneta de Jorge hasta el sector Tokiwe, en la comuna de Victoria, donde habrían abordado un camión marca Mitsubishi, en el que se encontrarían tres víctimas (JMO, PTV y RTV). Según la Fiscalía los tres acusados habrían desalojando a sus ocupantes, sustrayendo especies del pick up y luego habrían provocado un incendio que destruyó completamente la cabina. En consecuencia, esto constituiría el delito de robo con violencia y delito de incendio.
Luego, según el Ministerio Público, un patrullaje de funcionarios de Carabineros junto a la víctima JMO, avistaron la camioneta, en el mismo camino. En este lugar fueron detenidos Jorge Palacios, Pedro Palacios y Simón Huenchullán. El relato de la Fiscalía, esta vez no especificó horarios, como ocurrió previamente con otros hechos denunciados en este mismo caso.
"Soy hijo de un prisionero político"
Paralelamente, en la revisión de la camioneta habrían encontrado una salamandra robada el 20 de mayo en la Escuela Rural Kumun Newen, también un aceite y un anticongelante que habrían sido sustraídos el mismo día desde un Servicentro Copec, hechos que configurarían un cuarto delito, el de receptación reiterada.
Tras cuatro horas de audiencia, la jueza de garantía de Victoria, Evelyn Zelaya, ordenó un plazo de investigación de 75 días y decretó prisión preventiva en la Cárcel de Angol para los familiares de Maicol.
“Soy hijo de un prisionero político”, dice hoy el joven respecto a la situación que atraviesa su padre. “Esta represión ha comenzado desde el episodio con el peñi Catrillanca”, explica Maicol.
Desde el 14 de noviembre de 2018, asegura, su vida tuvo un cambio radical. Mientras su padre Jorge ayudaba en la construcción del radier de la casa de Camilo Catrillanca, en Temucuicui, Maicol acompañó a Camilo al campo en su tractor. “Ese día nosotros no estábamos molestando a nadie. Lo único que estábamos haciendo era volver a la casa para compartir el cordero que teníamos ahí pa’ comer”, pormenoriza.
Al llegar al camino se percataron que funcionario de Carabineros se desplazaban por la zona y decidieron regresar rápidamente. En ese momento los interceptaron, cuenta Maicol, recibiendo más de 20 balazos de la policía.
"Desde que el peñi dejó de estar acá, empezó fuerte el hostigamiento"
“El Estado chileno me dejó marcado. No voy a poder sacarme nunca ese recuerdo de la cabeza. Cuando mi peñi ahí, recibió el impacto balístico. Hay personas especializadas para ver eso, pero uno está acostumbrado a vivir libre y tranquilo en el campo, y que venga un paco y le dispare a tu amigo y verlo ahí, y no poder hacer nada, cuesta recordarlo”, comenta.
Para Maicol, sobreviviente de estos hechos y testigo clave del caso, este fue el inicio de una serie de experiencias difíciles. No solo tuvo que enfrentar el crimen de Camilo, sino también un hostigamiento policial que, asegura, se hizo frecuente. “Antes nos hostigaban por estar en la lucha, pero desde que el peñi Camilo dejó de estar acá y se fue a otro lado, empezó más fuerte el hostigamiento. El Estado comenzó a estar encima de nosotros”.
El episodio más difícil llegaría el año 2020, cuando Jorge Froilán fue golpeado a tal nivel, que decidió querellarse contra algunos funcionarios policiales, sin lograr que esta acción permitiera determinar algún tipo de responsabilidad. Pero hay más. Hasta Maicol ha enfrentado varios procesos judiciales en los últimos dos años.
Cuando se le consulta por el día de la detención, recuerda la celebración del cumpleaños de su tío Pedro, cuando llamó a su papá para decirle que se le había quedado su bolso con ropas y el se ofreció a llevárselo.
"Estaba almorzando cuando escucho en las noticias que habían tomado detenidas a unas personas. Que habían quemado un camión y no sé qué cosa más. Quedé pensando. Si yo había estado con mi papá un poco antes. Me pregunto por qué hacen ese montaje. Si él me tenía que dejar mi ropa, que nunca llegó a su destino y todavía está retenida", se cuestiona.
Respecto de las especies incautadas en la camioneta, estas son propiedad de Maicol. Un bolso con su ropa y una cámara fotográfica que le habían regalado. “Mi ropa estaba limpiecita, la tenía lavadita”, comenta con algo de molestia, detallando que la cámara aún está en manos de Carabineros y que lleva más de un año sin poder tomar fotos, como acostumbraba a hacerlo.
“El día en que mi papá cayó preso, me tocó duro. Nació mi guagua un mes después. Se ha hecho difícil. A veces falta un papá que esté aquí, que me enseñe a ser papá”, dice mientras mira a su hija, Camila, quien pronto cumplirá un año y que su abuelo no ha podido conocer. La prisión de Jorge Palacios ha golpeado económica y emocionalmente a esta familia.
“Me tocó dejar la escuela a temprana edad. No porque quería. Porque uno no tiene recursos. Dejé el colegio y me puse a trabajar con él. A mí me enseñó todo lo que es trabajar, junto al peñi Camilo. Me enseñaron todo lo que hoy sé”, relata.
Estos conocimientos le han permitido ganarse la vida en el campo para mantener a la familia que está formando junto a su polola y su hija, en la misma casa hasta donde hace un año vivía con su padre, en Chamichaco.
"Si fuéramos terroristas no tendríamos una casa así”
María Soledad Millanao es la lamgen compañera de Jorge Palacios hace unos años y también conversó con Convergencia Medios . “Mire cómo vivimos acá. Si fuéramos terroristas no tendríamos una casa así”, dice mostrando el lugar. La encarcelación de Jorge ha sido muy dura también para ella y sus hijas. La mayor tiene cuatro años y la menor, un poco menos de dos. “Mis niñitas cuánto no sufrieron, lo echan mucho de menos. En la noche lloraban porque se acordaban de él”, comenta.
Igual que Maicol, Soledad entiende las razones por las que su pareja está en prisión preventiva. “A Jorge lo persiguen por la lucha en que hemos participado y por el Maicol, por su hijo, por lo que pasó con el lamgen Camilo. Están persiguiendo a toda su familia, incluso a su hermano, que también está preso”, cuenta.
“Me da impotencia por todos los lamgen que están presos. Todos tienen familia detrás”, dice al tiempo que se lamente por lo que vive su familia. “No pensaron en la mujer, en los hijos, en la nieta”, se cuestiona.
“¿Dónde pillo plata para comprar mercadería? ¿Dónde trabajo? Si no puedo salir a trabajar porque tengo dos chiquititas. Él era lo único que tenía, llegaba con mercadería y con plata. Es muy mala la justicia. Nos está haciendo daño. Psicológicamente a su hijo, psicológicamente a mí y a mis hijas. Eso está haciendo la justicia, el gobierno. No sé, el Estado”, se lamenta luego.
Tener a un preso en la familiar ha sido complicado. Las visitas a la Cárcel de Angol pueden demandarle el día completo, porque no hay transporte directo desde su comunidad. De hecho puede tardar tres horas de ida y tres más de regreso. Adicionalmente, debe encargar a sus niñas y preparar las algunas cosas para llevarle a Jorge, lo que también implica un costo para ella en momentos económicamente complejos.
Soledad tiene la certeza de que Jorge es inocente, incluso recuerda que él estaba en Santa Filomena cuando ocurrió todo. Esperaba a que Jorge llegara después de la celebración de su hermano. Pero se quedó esperando. “Menos mal que no iba yo con mi niñita el día que lo detuvieron, si no también estaría presa, me acusarían igual por terrorista”, agrega.
"Esto quizás va a costar, pero algún día va a terminar"
Lo que viene en la causa de Jorge Palacios Cañuta es la audiencia preparatoria de juicio oral, agendada para el 4 de junio de 2021, pero se suspendió y será reprogramada. Su familia convoca a todas las comunidades mapuche en resistencia y al pueblo chileno a solidarizar con Jorge Palacios, Pedro Palacios y Simón Huenchullán.
Estas detenciones mantienen a familias en vilo. Más aún considerando que Fiscalía pide más de 30 años de presidio para cada uno de los imputados, mientras el Ministerio del Interior, querellante en la causa, solicita penas superiores a 55 años para cada uno.
“Quemar un camión es terrorismo aquí en Chile, pero matar personas no (lo) es. El paco puede matar miles de mapuche, no lo ven como a un terrorista”, dice luego Maicol al recordar las acusaciones que pesan sobre su padre.
Pronto a cumplir 18 años, Maicol decidió hablar y transformarse en portavoz de quienes resisten en el Wallmapu. “El Estado está caracterizado por hacer montajes contra el pueblo mapuche. No somos el primer ni el último caso. Nosotros como mapuche tenemos que seguir luchando. Hay que seguir en lucha. Esto no va a terminar aquí. Esto viene hace años, la represión contra el pueblo mapuche. Y cada vez con los años, el Estado va agarrando más poder para meter al mapuche en la cárcel y cuando lo tiene ahí, lo tiene bajo la represión que ellos tienen. Por eso uno debe seguir luchando. Esto quizás va a costar, pero algún día va a terminar. Voy a volver a estar con mi papá. Y hasta ese día no hay que bajar los brazos”, concluye.