CRÍTICA| Todas las batallas de Isabel Allende
La actriz Daniela Ramírez elabora su trabajo televisivo más logrado en la ficción que narra la historia de la escritora chilena. Una de las mejores series del año.
El mejor comentario sobre la serie Isabel fue escrito por una espectadora en Twitter emocionada por el capítulo que acababa de ver, pero enojada por el horario de transmisión de Mega: “No pueden dar esta serie a las 12 de la noche. La escritora más importante que ha tenido Chile merece un horario prime”.
Efectivamente, como alerta esta espectadora, el horario es una falta de respeto para una de las mejores series del año. Como siempre, la televisión chilena –en franca decadencia– muestra la hilacha.
La vida de Isabel Allende es emocionante, atractiva, magnética y ese es uno de los puntos a favor de la serie. Si la política, el golpe de Estado, el exilio, el feminismo y la muerte de su hija Paula tuvieron protagonismo en su biografía, el guión aporta aristas y detalles inéditos o poco conocidos como las amenazas y persecuciones que sufrió en dictadura.
Daniela Ramírez encarna a una Isabel joven y apasionada que en su citroneta pintada con flores salva vidas de perseguidos políticos después del 11 de septiembre de 1973 y es víctima de la represión de la DINA con el secuestro de sus hijos. Los agentes de la dictadura le mandan un recado con su hija Paula que la obligaría a exiliarse.
-Dile a la puta de tu madre que tiene los días contados.
En una escena, Isabel confiesa:
-Nunca fue heroísmo, simplemente no tenía conciencia de lo que arriesgaba ni mucho menos de la verdadera magnitud de la barbarie.
La actriz consigue elaborar y hacer creíble el personaje sin caer en caricaturas o imitaciones. Sin duda, es su mejor trabajo televisivo junto a su rol en Los archivos del cardenal.
La periodista intenta ejercer el matriarcado dentro de su casa y también desde 1967 en la sala de redacción de revista Paula con reportajes sobre la infidelidad femenina y su columna contra el machismo Civilice a su hombre. En la ficción queda claro que Allende contribuyó a consolidar el éxito y el sello feminista de revista Paula, junto a Delia Vergara, Malú Sierra y Amanda Puz, entre otras reporteras que aparecen en la ficción.
La pluma irreverente de Isabel incomoda a los más conservadores, desnuda las hipocresías nacionales, provoca, escandaliza y saca ronchas.
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La serie no solo es impecable en su cuidada recreación de época, también aporta escenas de gran belleza visual. El director Rodrigo Bazaes (Los 80) y el guionista Jonathan Cuchacovich apelan a una estética pop para retratar la Unidad Popular y una paleta de colores cercana a lo siniestro y lo ominoso para describir el golpe de Estado y la dictadura.
Mientras el guión subraya la inquietante doble moral que marcó a Chile y la pasividad con que se aceptó la dictadura, la dirección de arte aporta joyas para los más atentos y memoriosos: un frasco con sustancias de Chillán en un kiosko de fines de los 60, los lentes vintage de Óptica Bahía o un envase de galletas McKay o de zapatos Calpany convertidos en costureros.
La ficción se desarrolla a través de grandes saltos en el tiempo y flashbacks a la infancia de Isabel en los años 40, donde se narra el abandono de su padre y la casona repleta de fantasmas que le inspiró a escribir La casa de los espíritus. Estos raccontos aportan datos biográficos que explican el origen de la vocación literaria de la protagonista.
El primer capítulo se inicia en 1992 con la muerte de Paula, la hija de Isabel, trágica escena donde mostrará su temple de mujer luchadora
Hay algo fatídico en su destino y una adivina le presagia que habrá un baño de sangre en Chile y que una de sus hijas, Paula, será conocida en todo el mundo a cambio de su fama como una de las escritoras latinoamericanas más exitosas. Como si supiera que todo va a terminar mal, como si no pudiera escapar de lo que ya está escrito para ella.
Isabel se ubica cómodamente como una de las mejores ficciones del año por su factura visual y las sólidas actuaciones de Daniela Ramírez y Néstor Cantillana como Miguel, su primer marido.