Cristián Valdivieso, director de Criteria: "El gobierno está afectando las candidaturas de Chile Vamos, ya se traspasó el daño"
A solo horas de una de las jornadas electorales más importantes en la historia del país, Cristián Valdivieso, director y fundador de Criteria, cree que no se vive la misma épica que en el plebiscito del pasado 25 de octubre. Tanto la pandemia, como la crisis económica afectaron el ambiente y pueden impactar sobre la participación.
Sin embargo, afirma que lo importante "más allá del número, es la composición en términos de edades, de comunas, del votante que va". El psicólogo considera que en este escenario "la gran pregunta es si los rechazadores y la derecha va a lograr movilizar a gente que no quería un cambio y ahora tiene que salir a votar por una cosa que no apoya".
De esta manera, en conversación con El Desconcierto, Valdivieso aborda las expectativas de la ciudadanía con respecto a las posibilidades y adelanta que una de las reflexiones que habrá que hacer no será sobre cuántos escaños saquen, sino que cómo fue su votación en términos globales, lo que se podría transformar "en una señal muy fuerte para la clase política de que la gente quiere una renovación importante y radical".
Además, advierte que en la batalla por la gobernación de la Región Metropolitana, Chile Vamos "subestimó la elección" y fue con una candidata, Catalina Parot, que "ha demostrado ser muy débil". Mientras que en la competencia entre Karina Oliva (FA) y Pablo Maltés (PH), "hay un telón de fondo" que adelanta una medición de fuerzas entre Daniel Jadue y Pamela Jiles.
-Una de las cosas que ha dicho sobre las elecciones es que hay menos ánimo para ir a votar, por parte de la ciudadanía, respecto al plebiscito del 25 de octubre de 2020, ¿qué factores crees que influyen en esto?
-Hay varias cosas que dan vuelta, pero en lo grueso uno ve que hay una fatiga pandémica que tiene a la gente muy agobiada. Tiene a la gente teóricamente encerrada y, por lo tanto, hay un efecto paradojal respecto de que en la semana un porcentaje alto de la población está en cuarentena, y de pronto, resulta que ahora si vamos todos a votar. Eso genera un efecto complejo. Además, está el tema de la crisis económica. La gente está con la cabeza muy puesta en el tema económico hoy día, muy preocupados de eso, no es que lo otro sea menos relevante, pero en términos relativos, pasa a ser menos importante. Tercero está el tema de la complejidad del voto. Es una votación muy larga, con cuatro votos, difícil de entender en cada una de sus aristas y eso hace que la gente tenga una mayor complejidad. También, la votación es menos épica en el sentido que no define un antes y un después, como sí definía el plebiscito: “si pasa algo el mundo gira hacia arriba, si pasa lo otro el mundo gira hacia abajo”. Acá la sensación de sentirse ganador y participar de un triunfo personal y colectivo es menor, la épica relativa es menor. En quinto lugar, agregaría la suspensión de las elecciones, la falta de comunicación y de pedagogía electoral que ha habido, la falta de ambiente electoral, que se ha impuesto por dos cosas: por la pandemia y porque el gobierno tampoco está empujando la elección. Ha costado poner clima, ahora esta última semana se ha instalado un poco más.
-¿Hubo poco interés del gobierno por impulsar las elecciones?
-No sé si poco interés, pero evidentemente que en la agenda de prioridades el gobierno ha estado en otra, por las razones que sean. Tiene que ver con las ayuda sociales, con el tema de la pandemia, la baja adhesión y la poca credibilidad que tiene. Estamos con un gobierno y una clase política con niveles de credibilidad muy bajos y por lo tanto la capacidad que tengan ellos de convocar también es muy acotada. Esto apunta a que la gente tiene algo que jugarse personalmente y algo que ganar más allá de entregarle el voto a alguien en particular. Hay varios factores que afectan, ahora ¿cuántos de esos factores se puedan estar revirtiendo? es posible: gratuidad en el transporte, esta misma conversación, es decir, que todos los medios están calentando la elección, votación en dos días, etc.
-En términos de candidatos o bloques políticos, la posibilidad de una baja participación ¿a quién favorece?
-Primero, está por verse qué significaría una baja participación. Yo creo que no va a ser una baja participación radical, sino que una menor participación que el plebiscito. Ahora, si es que baja con respecto al plebiscito, pero la composición de esa participación es similar a la que salió a votar para el 25 de octubre, me refiero en términos de edades, de comunas, del votante que va, eso creo que favorece más a quienes estuvieron con el Apruebo que a quienes estuvieron con el Rechazo. Entonces, la gran pregunta es si los rechazadores y la derecha va a lograr movilizar a gente que rechazó y sintió que fue a decir que no quería un cambio y ahora tiene que salir a votar por una cosa que no quiere. Por eso es que creo que la participación, más allá del número, es la composición.
-¿Crees que las candidaturas independientes fuera de listas de partidos políticos tienen posibilidades reales de ganar? ¿Cómo se relaciona eso con las expectativas de la gente?
-Como las elecciones no se ganan ni se pierden, sino que se explican, uno de los ejes de la discusión el día después, va a ser cuánta votación hubo por independientes, cuánta votación hubo fuera de los partidos políticos. Más allá de los escaños que saquen, sino que cuánta votación. Y cuánta votación hubo por independientes dentro de los pactos. Eso es clave, porque más allá que cuántos escaños logren, porque los independientes van en miles de listas, han tenido menos financiamiento, van muy repartidos en listas, es la proporción de votos que tengan. Eso puede transformarse en una señal muy fuerte para la clase política en general, en el sentido de decir que efectivamente la gente no solo está molesta, sino que quiere una renovación importante y radical, lo que puede tener implicancia también en las elecciones futuras parlamentarias, en la composición de listas, mucho foco en el descuelgue, marcarse como independiente y no militante, etc. Por otro lado va a tener también una lectura desde los partidos políticos respecto de los independientes que salgan en sus propias listas, es decir, qué va a pasar con varios independientes que eventualmente salgan en las listas de los partidos políticos. ¿Les van a dar espacio comunicacional para decir que ellos fueron independientes y que los partidos reconozcan la emergencia o aparición de muchos independientes? O van a apropiarse de ellos y los van a meter dentro de su propia bolsa para decir 'nosotros sacamos esto'. Ahí viene una segunda lectura que tiene que ver con la legitimidad que la gente siente o que va a sentir respecto de la composición de la convención, en la lógica de decir: esta convención tiene el oxígeno de los independientes o está cooptada totalmente por los partidos políticos.
-¿Cuáles son los riesgos de que la Convención Constitucional se transforme, a los ojos de la ciudadanía, en un símil al Congreso actual?
-El riesgo es que rápidamente quede marcada como una institución política tradicional, que es un reflejo a otra escala de los que pasa en el Congreso y donde, más que la ciudadanía y la diversidad ciudadana, estén representados los partidos políticos. Que se vuelva a repetir la idea de que son los partidos los que tienen un sistema de representación tomado en la convención. Porque, guste o no, no es un problema de ciencia política esto, hoy día la demanda hacia la convención y las expectativas están muy marcadas en que haya mucha presencia de independientes y como eso en términos gruesos no va a haber. No va a poder pasar, porque la fuerza de los partidos y de las listas de las coaliciones se van a terminar imponiendo. El imaginario de esa composición es lo relevante, es decir, más allá de cuántos PS, UDI, juanitos y pedritos hayan, es cuánto independiente real hay en la convención y cuánta renovación proyecto en ella. Que en el fondo son las dos expectativas que tiene la gente. Si termina siendo un reflejo del Congreso, el riesgo es que aquellas voces más críticas respecto de este proceso tengan más fuerza para cuestionarlo. Es fácil decir, “esto es lo mismo, es un Congreso chico, está tramitando cosas igual como las hace el Congreso, mandatados más por los partidos políticos y por sus propios interese que por poner la agenda de los ciudadanos”, que es la crítica que hay hoy día en la política.
-Desde Criteria, ¿han podido medir qué expectativas tiene la gente respecto a cómo va a quedar conformado el órgano? Más allá de qué les gustaría con respecto a la participación de independientes.
-La gente tiene la expectativa de que haya mucho independiente, pero en el fondo cree que la constitución va a ser escrita más por personas de partidos políticos, que los que no militan. Eso tiene una doble lectura, una positiva en el sentido que la gente ajusta sus expectativas a la realidad. Porque si nos guiamos por los datos que dicen que la gente en un 97% querría independientes, la verdad es que en la realidad eso es imposible. Si la gente quiere eso, pero siente que va a pasar esto otro, a lo mejor está ajustando sus expectativas. Pero la contracara es que haya una decepción latente, es decir, 'lo que nosotros queremos es esto, pero lo que está finalmente pasando es esto otro', eso pudiera desincentivar incluso a participar o a votar. Esa es una variable que también incide en la menor motivación, que tiene que ver con esta sensación de que los partidos se pudieran haber tomado esto.
[Te puede interesar] Mujeres que buscan hacer historia: Candidatas luchan por convertirse en la primera alcaldesa electa en su comuna
Las claves de la lucha por la Región Metropolitana
-Hay algunos analistas que ven en la elección por gobernador de la Región Metropolitana una antesala a las presidenciales. ¿Está de acuerdo con esta lectura?
-A ver, por ejemplo, Pablo Maltés no es nada más que lo que Pamela Jiles le pueda endosar. Por lo tanto lo que saque él va a hablar de la fuerza de Pamela Jiles, nada de él. Por otro lado tenemos a Karina Oliva que ha hechos una campaña potente, tiene una historia política personal y militancia, por tanto ella es representante de un conglomerado, pero que también, así como Maltés depende totalmente, ella también depende en algo del apoyo que le haga Daniel Jadue. Hay un telón de fondo que es, en alguna medida, una disputa entre la fuerza que pueda tener Jiles y la fuerza que pueda tener Jadue arrastrando electorado.
-¿Qué pasa con Chile Vamos en este escenario?
-En Chile Vamos subestimaron la relevancia de esta elección y pusieron a una candidata que ha demostrado ser muy débil (Catalina Parot) y que incluso se cuestiona la posibilidad de que pase a segunda vuelta, cosa que yo creo que va a pasar, pero con un respaldo y un porcentaje no tan alto. Está el riesgo que esta debilidad se verifique en los votos y eso sería un gran balde de agua fría para Chile Vamos porque estuvieron empujando todos los candidatos presidenciales su candidatura. Eso sería una señal respecto que efectivamente la desafección con el gobierno y con Piñera se ha traspasado más allá de él y empieza a afectar a sus presidenciables. Esta foto a la que los empujó Piñera para el tema del tercer retiro, diciendo que él iba a hacer una contrapropuesta, con el Presidente peor evaluado en la historia del país y poniendo a todos los candidatos presidenciales ahí detrás fue nefasta para la coalición y puede tener otra repercusión. Una segunda foto bien nefasta: todos los candidatos habiéndosela jugado por una gobernadora o candidata a la que le va mal. Eso pudiera repercutir en que en Chile Vamos se urjan y digan “a ver chiquillos, seamos pragmáticos, creíamos que teníamos altas posibilidades, teníamos que ordenarnos en torno a una primaria donde fuéramos todos y que pase el mejor, porque tenemos prácticamente asegurada la presidencial”, a una conversa interna de “a ver, a ver, quién es el que le puede ganar efectivamente a la izquierda”. No van a estar en condiciones de dañarse entre ellos, a sus liderazgos.
-Si es que Karina Oliva saca una alta votación y logra pasar a segunda vuelta, ¿significaría una consolidación del Frente Amplio como tercer bloque político?
-Creo que eso es una lectura un poco acotada. Eso va a depender de cómo le vaya al Frente Amplio a nivel global, no solo en la gobernación de Santiago. Sería un gran logro para ella en lo particular e, indirectamente, Jadue se vería favorecido. Dependerá de cómo se den las votaciones en general respecto de las coaliciones, más el caso específico de ellos. Así como que a Claudio Orrego le vaya muy bien es un gran envión para la DC, pero su fuerza electoral total se va a medir en función de los votos totales.
-Y en caso contrario, ¿qué tan duro sería el golpe para el Frente Amplio que Karina Oliva saque una baja votación?, considerando las dificultades que ha tenido Gabriel Boric para inscribir su candidatura.
-Sería un golpe duro para el Frente Amplio, pero insisto, sería duro si es que como coalición en general le va mal. Porque si al FA no le va tan mal como coalición, que a Karina Oliva no le vaya tan bien, frente a un liderazgo tan fuerte como el de Claudio Orrego, tan instalado, puede ser incluso explicable. Es más bien, qué pasa si le va muy bien a Karina Oliva. Además, tendría el impacto de una lectura con respecto a Jadue, que se la jugó por ella y no logró instalarla, versus Jiles que logró instalar mejor a Maltés.
-¿Una baja votación de Maltés afectaría a Pamela Jiles? ¿O su figura lo resistiría?
Creo que eso va a depender de varias otras cosas. Como las elecciones se explican, eso también puede ser interpretado como que los dedazos no están funcionando. Por ejemplo, si a Joaquín Lavín no le va tan bien con Daniela Peñaloza, él puede decir “mira acá una cosa es el endoso y otra cosa es cómo estoy yo”. Pero evidentemente que si a Maltés le va mal, la lectura directa e inmediata es que Pamela Jiles no logró instalarlo. Porque ella se la ha jugado 100% por él. Entonces, va a tener dos efectos: uno, dentro de las propias posibilidades de Jiles en la senatorial metropolitana si es que quisiera ir; y dos, respecto a su posición en la presidencial. Pero insisto, creo que lo de Jiles va a ser un fenómeno que va a ser leído así e interpretado, pero que va a depender de qué siga pasando con las encuestas. Uno puede interpretarlo de esa manera, pero también es cierto que los endosos en política no funcionan, o pregúntenle a Paula Narváez. Si Jiles después de esto, al corto plazo sigue marcando en las encuestas, sigue logrando tener la atracción ciudadana, lo de Maltés va a quedar como una aventura inconclusa.
-Álvaro Díaz, creador de 31 minutos, argumentó hace poco sobre el traspaso de códigos desde la farándula hacia la política, además en Criteria hicieron un ejercicio en el que incluyeron a Julio César Rodríguez y sacó un alto nivel de aprobación para ser Presidente. ¿Cree que hay traspaso de códigos desde la farándula a la política? ¿Eso explica la alta aprobación de Jiles y Rodríguez?
-Hay dos cosas, uno es que hay un traspaso que tiene que ver con los medios hacia la política, de la comunicación masiva hacia la política. Porque los medios de comunicación, a pesar de estar muy criticados y tener mala evaluación en general, sobre todo la televisión, están mucho mejor evaluados que las instituciones políticas. Entonces, cualquier actor mediático con vocación política, puede tener de entrada una atracción mayor que un político. Dentro de la televisión hay dos mundos, uno que tiene que ver con quienes han construido su confianza y su cercanía desde los noticiarios o desde la credibilidad, como puede haber sido Guillier o Sánchez; y otro el mundo que se ha constituido desde la farándula o desde otros códigos, y ese es un mundo que se acostumbró a hacer escarnio respecto de las debilidades de mucha gente y hoy día esa capacidad de transformar en risa o en ironía el escarnio respecto de los otros la han logrado codificar, particularmente Pamela Jiles, en una forma de encarnizarse contra las élites. Ella ha logrado encarnar la rabia que después del estallido ha salido desde la gente contra los políticos tradicionales y contra las élites económicas. El código que hay ahí en esa lógica farandulera es un aprendizaje respecto de siempre ir más allá y no temerle a ironizar con el daño ajeno. Mira lo que hizo el miércoles Pamela Jiles, se tiró en contra de la diversidad sexual. Llevado eso al escenario político y al Chile post estallido social, donde lo que hay instalado con mucha fuerza es una crítica a las élites, a quienes han detentado el poder, de uno u otro tipo, mezclado con una gran rabia, bueno, esta capacidad de transformarse en un medio para que la gente exprese rabia contra los que odia es una capacidad que adquieren aquellos que han vivido ironizando con el resto. Pero insisto, con vocación política.
El oficialismo y los mínimos comunes
-¿Queda por verse el traspaso que la baja aprobación del gobierno le hará a las candidaturas? ¿Es algo que todavía no se evidencia?
Está claro que el gobierno está afectando las candidaturas de Chile Vamos, ya se traspasó el daño. Si en algún minuto las candidaturas de Chile Vamos habían logrado separase del gobierno y plantarse como que este es un problema solo del gobierno de Piñera, pero que no tenía que ver con la derecha o con cierto íconos o sus figuras emblemáticas, que estaban de alguna manera encapsuladas, yo creo que en el último tiempo han tendido a estar más marcadas por la mala evaluación de este en general, que ha sido inevitable. Pero al final del día, ¿cuál es la foto?: Piñera negándose al tercer retiro con todos los candidatos de Chile Vamos detrás.
-¿Podría esto mermar la gran ventaja que tenían, que era ir unida en las listas?
Ya venía mermándose en términos de adhesión a sus figuras presidenciales y por eso que agarró tanto revuelo la aparición de (Evelyn) Matthei y otros personajes de RN. Yo creo que uno de los errores de Chile Vamos está en la idea de haber ido con el Partido Republicano, eso les va a traer más costos que beneficios. Porque aunque alcancen el tercio, que yo creo que lo van a alcanzar raspando, es un tercio que representa al menos tres mundos: una derecha pinochetista, una derecha neoliberal y una derecha más social. Una derecha que rechazó y una que aprobó. No hay una derecha representada y monolítica como suponen, por tanto, que haya un tercio no significa que esté la certeza de algo, sino que va a ser heterogéneo, con intereses, con motivaciones y con orientaciones políticas que van a ser distintas.
-¿Se van a liberar las negociaciones de los mínimos comunes después de este fin de semana?
De todas maneras, se van a liberar porque los incentivos van a estar. Por de pronto para la Unidad Constituyente en voz de Yasna Provoste y el equipo que logre articular; porque eso les va a dar una relevancia política grande en relación a lo que le está pasando al resto. Y al gobierno, particularmente, si le va bastante mal en esta elección, le va a permitir de alguna manera seguir flotando hasta el final de su mandato y lograr sostener la estantería de sus propios candidatos presidenciales.
-¿Cómo van a pesar estas elecciones en quién tendrá mayor poder de negociación en la discusión de los mínimos comunes?
Creo que de alguna manera va a pesar quién va a tener mayor poder de negociación, o dicho de otra manera, para negociar los mínimos comunes va a incidir cuán arrinconado esté el gobierno después de las elecciones.