Cuando los recintos de salud se encuentran al límite, en medio de un sistema colapsado con índices de la pandemia que no sólo no retroceden, sino que amenazan con incrementarse peligrosamente, son varias las consultas que surgen en medio de un masivo proceso de inoculación en curso.

¿Hasta cuándo conviviremos con la crisis sanitaria?, ¿cuál es la efectividad de las vacunas? y ¿qué camino nos conducirá hacia la puerta de salida de esta emergencia? Las interrogantes se multiplican en busca de una certeza que todavía no tenemos. Sin embargo, dos expertas analizan el actual panorama de Chile y entregan algunas luces a El Desconcierto.

Consultada al respecto, la infectóloga Claudia Cortés confirma que la ocupación de camas UCI en nuestro país representa una situación compleja que inevitablemente se traduce en una merma en la calidad de atención para los pacientes, quienes no están pudiendo acceder óptimamente a los requerimientos médicos que una patología grave de COVID-19 demanda.

"El gobierno tiene que hacer una buena comunicación de riesgo, lo que ha sido bastante deficiente", dice, al tiempo que advierte que "no es lo mismo hablarle a una persona de 70 años, que a una de 30", asumiendo además que hay "mucha gente que necesita salir a la calle porque tiene que trabajar", escenario que se contrapone a quienes lo hacen por simple necesidad de esparcimiento, a pesar de las cuarentenas y de las restricciones propias de un momento como el que estamos enfrentando en Chile.

Las declaraciones de la profesional se generan en tiempos de incertidumbre en los que incluso en nuestro país se empieza a hablar de una tercera dosis de la vacuna anti coronavirus, una situación que Cortés visualiza como una opción que responde a la naturaleza de un virus que ya ha experimentado diversas mutaciones, generando variantes, unas más contagiosas que otras.

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"Las vacunas no están diseñadas para no contagiarse", es lo primero que advierte cuando le consultamos al respecto, dejando claro que la inoculación es muy relevante, pero que de ninguna manera previene la enfermedad. "Están diseñadas para no enfermar grave y no morir", agrega, apuntando a un estudio del Hospital Clínico de la Universidad de Chile que asegura que la efectividad de las vacunas alcanza el 56,5% a los 14 días de la segunda dosis.

Todas las vacunas tienen efectividad para no desarrollar una enfermedad grave, de coronavirus, aclara luego. Y agrega que quienes se contagien habiendo completado la inoculación de manera correcta, "van a ser asintomáticos o van a enfermar levemente".

En relación a la alternativa de una tercera dosis de la vacuna anti Covid, la infectóloga dice que considerando la naturaleza de la enfermedad producida por el SARS-Cov 2, no sería extraño que terminara siendo así.

"Las vacunas de enfermedades respiratorias son anuales", agrega, poniendo como referencia la influenza, que justamente tiene ese tratamiento a nivel local.

Por último, ante la consulta alusiva al tiempo en que tendremos que mantenernos bajo resguardo en Chile, como lo hemos hecho desde marzo del 2020, la profesional es clara. "Hasta que el 80% de la población esté vacunada. Esto es, 15,2 millones de personas", concluye Cortés.

"Lo que nos va a sacar de esto es la educación"

Consultada sobre el tema, la inmunóloga Mercedes López se muestra más cauta y asegura que "una cosa es la capacidad de la vacuna" y otra, "una pandemia con una positividad muy alta", lo que se debe a que se "han hecho pocos test". Y agrega que "lo que vemos hoy, es un plan que ha fallado en entender que una pandemia se previene".

Para la experta, lo que se ha hecho en Chile es actuar de manera reactiva, en circunstancias que, desde el principio de la crisis sanitaria se ha apuntado a la "trazabilidad y al aislamiento, lo que ha sido deficiente". Para López, como para muchos expertos, el error está en la comunicación de riesgo, una demanda que ha existido desde comienzos de la llegada de la pandemia al país.

"A priori, se llamaba a tener una actitud cautelosa", añade, y apunta a los miles de permisos de vacaciones que se entregaron a través de Comisaría Virtual en época estival, en circunstancias de que Chile hoy dispone de "una vacuna aprobada de emergencia".

"Una pandemia es más que uno frente al virus, es un problema social. Una cosa es el contagio y otra es que las vacunas te protejan de la muerte", dice.

Cuando se analiza su efectividad, complementa, "hay que testear" cuáles son sus atributos reales. "Los científicos eran cautos y la autoridad sanitaria no fue clara en esto. Hay mucha gente que pensaba que (las vacunas) iban a ser la solución, se instaló la sensación de que con ellas se solucionaba el problema. El gobierno dio la sensación a la población de que la vacunación era la solución a la pandemia", dice luego.

Y posteriormente apunta a que lo que uno ve "es que las medidas que se toman son muy parciales, buscan proteger lo económico (...) No se entiende que haya una constructora funcionando", dice al tiempo que aclara que ella no puede responder por qué se han tomado estas decisiones, sin embargo, "esos obreros tienen que andar en locomoción para llegar a su trabajo".

En relación al trabajo liberado por la Universidad de Chile la semana pasada, aclara que "no se trata de un estudio epidemiológico de efectividad, son datos muy gruesos" que no permiten sacar conclusiones definitivas sobre el COVID-19. "Esto llama a replantearnos cosas como la transparencia de los datos para la comunidad académica", agrega.

Asumiendo la envergadura de la pandemia y todos los datos de los que se dispone hasta el momento, López entrega su pronóstico asegurando que "esto va a durar probablemente un año más. Y lo que nos va a sacar de esto va a ser la educación. La inmunidad de grupo (rebaño) está por verse si vamos a ser capaces de lograrla, porque la eficacia de las vacunas es baja y porque hay muchas variantes" de COVID-19.

"Nos queda mucho por saber", asegura luego. Y concluye que "vamos a lograr mayor tranquilidad cuando tengamos una cantidad de casos que podamos levantar y trazar".

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