Tormenta perfecta: la tercera ola de Covid-19
No es por echarle pelos a la sopa, que está bien espesa, pero ¿cómo lo hicieron en Islandia, Nueva Zelandia, Australia, Taiwán, Corea del Sur y otros países para contener la pandemia? Los políticos hicieron a un lado su adictivo protagonismo y se dejaron guiar por los que saben de ciencia y salud, especialmente salud pública. Y las estrategias de manejo de la pandemia han sido las restricciones de ingreso desde el extranjero, cuarentenas, exámenes masivos, trazabilidad, aislamiento, con seguimiento estricto que permita adoptar medidas sanitarias, como residencias sanitarias, políticas comunicacionales adecuadas y coherentes, y ayuda económica. Estas medidas contribuyen a bajar el número de casos diarios a un nivel tal que se sitúen dentro de las posibilidades de trazabilidad del 90+% de los contactos cercanos de todos los casos PCR positivo, aplicando así la triada virtuosa de testeo-trazabilidad y aislamiento (TTA). Esa experiencia, referida a esta pandemia, era conocida a mitad de la primera ola del 2020. La precaria aplicación del TTA en nuestro país y el desinterés en preparar un escenario epidemiológico de contagios reducidos que permitan la factibilidad y eficacia del TTA, explican en gran parte la crisis actual en nuestro país.
¿Y podría haber sido hecho en Chile? Igual los recursos necesarios para mantener la ayuda social se gastaron, así como los ahorros previsionales individuales, y se siguen gastando en esta la segunda o tercera ola de contagios. La salud primaria o de consultorios locales, ya disminuida por argumentos economicistas, solo se activó en medio de la primera ola. ¿Será posible ahora? La salud primaria (Cesfam) está más que ocupada en el programa de vacunación que ha sido relativamente exitoso ¿Y si se incorpora al sistema de trazabilidad, actividades prácticas en terreno de estudiantes del área salud en sus últimos años? Algo que se ha hecho en otros países. Porque esta pandemia no para, especialmente cuando se estima que un porcentaje importante de los contagios sería por la cepa de Manaos (Brasil) harto más infecciosa, y para la cual no tenemos PCR específico como para saber su penetración en nuestro territorio.
Cada vez está más claro que las cinco áreas de medidas asociadas a manejo efectivo de la pandemia (y de cualquier pandemia) parecen ser, además de la vacunación:
- Mascarilla obligatoria en lugares públicos con poca ventilación y lugares ventilados con personas pasando a menos de dos metros, lavado de manos con jabón frecuentes o uso de alcohol gel, y ventilación con aire limpio de lugares cerrados.
- Acción temprana y efectiva para controlar las fronteras y monitorear las llegadas de viajeros.
- Prueba, seguimiento y localización de todos los casos sospechosos de infección (TTA).
- Asistencia social para quienes están en cuarentena para evitar incrementos de densidad poblacional y riesgo de infección, y así contener el virus.
- Liderazgo eficaz y mensajes públicos coherentes y oportunos.
En cuanto a la vacunación, no está claro que contenga los contagios, aunque sí parece ser efectiva en la disminución de las muertes. El objetivo de manejo de toda pandemia es lograr un estado estacionario de aparición de nuevos casos o, visto de otra forma, conseguir un incremento lineal de casos totales en lugar del devastador crecimiento exponencial que se ha visto en las partes ascendentes de las olas. Los nuevos casos son casi inevitables por escape de control en aeropuertos y otros sitios de entrada al país, y escapes del sistema de TTA. Es por eso que es tan importante mejorar la capacidad del sistema TTA para contener la propagación de los contagios, como lo ha dicho el Colegio Médico. Dependiendo de la capacidad de TTA y sistema de salud habrá un número de casos que oscilará alrededor de un valor. Y es el sistema político el que tiene entonces que decidir cuál es el valor éticamente aceptable o si mejora el TTA para evitar muertes innecesarias y cuánto gasto es posible hacer.
No veo al gobierno hacer este acercamiento estratégico o, si lo intentaron, no les resultó. Hemos visto incoherencias e ideas absurdas, como empleo infructuoso de cuarentenas dinámicas y no completas, hablar precipitadamente de pasaporte sanitario e inmunidad de rebaño, "hablar del virus buena persona". Pero también el descartar y no aprovechar espacios abiertos para el arte y el deporte, sobrevaloración exitista del plan de vacunación, desconocimiento de las realidades de pobreza y hacinamiento, discontinuidad en políticas de ayuda (como la entrega de alimentos), falta de políticas transversales de apoyo, y uso mediocre de los recursos digitales que faciliten el manejo de la crisis.
Todo eso ha sido la “lucha” infructuosa por contener la pandemia en Chile. Y ¿ha habido medidas adecuadas? Sí, por eso la primera ola bajó, y la segunda olita fue suave, pero el exitismo apresurado, la prevalencia de criterios económicos y otros desaciertos como el permiso universal de vacaciones, apertura de gimnasios y ceremonias religiosas en Fase 2 y otras, nos tienen con la tercera ola encima. ¡Tendremos pandemia de Covid-19 para rato si se recurre principalmente a confinamiento y aumento de camas UCI, por falta de criterios epidemiológicos y políticos! Eso sirve, pero, más aún en el contexto que he mencionado, referido a la factibilidad y eficacia del TTA. Y las cinco áreas que mencioné arriba tienen que aplicarse coordinada e inteligentemente. Un capullo como ejemplo: al menos en Viña del Mar y Quilpué (y Santiago por comentarios de redes sociales), hay poco o nada de control de la cuarentena desde la semana pasada que se implementó. Si el gobierno y los políticos no atinan, no sólo tendremos olas, sino la "Tormenta Perfecta”.