Ministerio de OO. PP. y del Agua: Expertos cuestionan decisión de dejar la gestión hídrica del país en manos del MOP
En medio de una crisis hídrica y de un debate por la gestión y distribución del agua en Chile, el presidente anunció el pasado jueves la creación del Ministerio de Obras Públicas y el Recursos Hídricos, con una Subsecretaría del Agua dependiente de dicha cartera. Mientras autoridades lo presentan como un avance en tema de gobernabilidad del agua, sectores de la sociedad civil cuestionan la decisión.
“Preocupa el sesgo que se le da al tema de obras cuando hablamos de agua. En el mundo se ha confirmado con cada vez más evidencia, que proteger y restaurar ecosistemas es más costo eficiente que la infraestructura para lograr aumentar la cantidad y calidad del agua. Pero Chile tiene una brecha muy importante en la restauración de sus fuentes de agua, como riberas, suelos, bosques y humedales”, reflexiona Paul Dourojeanni, líder de gobernanza hídrica en la Fundación Chile; organización que estuvo presente en la Mesa Nacional del Agua.
Infraestructura gris o verde
El sobredimensionamiento de obras para hacer frente a la crisis hídrica ha sido mencionado antes, incluso por el director de la Dirección General de Aguas (DGA) Oscar Cristi, quien en la comisión de recursos hídricos del Senado, declaró que un aumento del 5% en la eficiencia en riego en el país aportaría más agua que los 26 embalses anunciados por el gobierno en el 2019.
En el 2016, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) recomendó a Chile reformar su sistema de asignación de agua, hacia uno que refleje los requisitos ecológicos y priorice los usos esenciales del agua. En dicha recomendación, se destaca la necesidad de restaurar y proteger los recursos hídricos y ecosistemas que los sustentan. “La mirada de la infraestructura gris está quedando obsoleta. La conservación de infraestructura verde y soluciones basadas en la naturaleza son fundamentales”, comenta Marcelo Mena; quien era ministro de Medio Ambiente en el 2016.
Fundación Chile lidera desde el 2016 una iniciativa multisectorial que trabaja para articular la creación de una política nacional hídrica. Entre las conclusiones del trabajo se proponen soluciones basadas en la naturaleza, gestión integrada del recurso hídrico por cuencas y uso eficiente del agua en sectores productivos, como soluciones de bajo costo y alto impacto que se pueden tomar frente a la sequía y que no requieren de grandes obras de infraestructura.
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Gobernanza hídrica
El debate anterior ha llevado a cuestionar la pertinencia de que las decisiones sobre el agua queden en manos del Ministerio de Obras Públicas. “No nos parece razonable que esta Subsecretaría del Agua quede en el MOP. No tiene lógica sistémica. El agua debería ser tema del Ministerio de Medio Ambiente, o mejor aún si estuviera en un organismo independiente”, propone Ezio Costa, director de la ONG FIMA y vocero de la Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC).
Para Marcelo Mena, el reconocimiento que se da hoy a la importancia de la biodiversidad para mantener la cantidad de agua, y la función ecosistémica del agua, justifica que “una Subsecretaría de Recursos Hídricos debería estar dentro de un Ministerio de Medio Ambiente, que administre el sistema de gestión de derechos de agua. En otros países la gestión del agua no está en un ministerio dedicado a las Obras Públicas, sino en el de Medio Ambiente”.
En el trabajo de la iniciativa Escenarios Hídricos, se ha diagnosticado una desconexión entre lo que se hace a nivel local, con municipios, servicios sanitarios rurales y otros sectores, y lo que se decide a nivel nacional. “Necesitamos una respuesta más rápida de los problemas territoriales. Para eso, las modificaciones en la institucionalidad deben hacerse desde las cuencas, que son el ámbito territorial mínimo para gestionar el agua. Estas unidades de cuenca crean un espacio de participación local en la toma de decisiones”, comenta Paul Doureojeanni. Además de proponer una transversalidad vertical, también apunta a que una institución del agua a nivel nacional debe incluir a muchos otros sectores que el de obras.
Cambios profundos
Otra de las críticas levantadas ante la nueva institucionalidad, tiene que ver con la profundidad de dicha reforma. “Todavía no ha sido posible ver el detalle del proyecto de ley. Pero de lo que se presentó por parte del gobierno, preocupa que se haga un organismo con muchos comité y comisiones, pero sin facultades. Sin poder efectivamente cambiar las cosas”, advierte Ezio Costa.
Esta visión es compartida por Nicolás Bujes del movimiento por la defensa del agua Modatima. “Este proyecto de ley no otorga nuevas funciones al Estado respecto a la gestión hídrica. Se limita a una reestructuración interna del Ministerio de Obras Públicas en el mero sentido de cambiar las jefaturas. ¿Por qué dentro de este nuevo ministerio no se señala alguna influencia sobre la Comisión Nacional de Riego? ¿Por qué se elige reestructurar solo obras públicas y no también el Ministerio de Agricultura, que tiene influencia decisiva sobre la gestión de las aguas?”, se pregunta.
Para el vocero del movimiento, esta decisión imita las reformas que se han hecho al modelo chileno de gestión de aguas desde 1981. “Son reformas sin contenido ni con soluciones efectivas, debido a que conciernen un tema de fondo: la propiedad y los intereses económicos de ciertos actores que no han permitido ningún cambio sustancial”.
Marcelo Mena también señala una falta de representatividad en la comisión que decidió dicha reforma. “Se hizo con una Mesa Nacional del Agua con muy poca representatividad territorial, de pueblos originarios y de mujeres. Al final, los representantes de quienes han causado los graves problemas de suministro de agua que tiene hoy el país, son parte de los que quieren diseñar la solución. Lo que corresponde es una política nacional de agua que se discuta territorialmente y con la comunidad indígena”, sostiene.