Cuando la “primera línea” escasea: La falta de profesionales de salud para enfrentar el segundo año de pandemia
“Pienso seguir”, confiesa decidida Valeska, nombre ficticio de una enfemera de la UTI Covid del Hospital de Urgencia Asistencia Pública (HUAP), la ex Posta Central. Está en uno de sus horarios libres de los turnos que semanalmente son de 24 horas corridas por tres días libres. En la urgencia, sin embargo, ninguna rutina es fija. Hay profesionales que salen a las cuatro de la madrugada, duermen un rato y a las siete nuevamente están operativos; hay gente que no alcanza a descansar. Ella es una de las funcionarias que ha prestado servicios desde el inicio de la pandemia, a mediados de marzo del año pasado, y que en ocasiones ha tenido ese ritmo laboral. Es por eso que la alternancia del equipo no le sorprende.
"He visto a colegas que han hecho turnos de 24 horas y después piden un taxi a las tres de la mañana y se van. No todo el mundo puede trabajar en urgencias, y no en cualquier urgencia, en la Posta. El paciente covid está intubado, sufre un infarto, es otro nivel de estrés”, cuenta al teléfono sobre el manejo del servicio en el que le gustaría seguir especializándose.
Reconoce que es algo que disfruta, aunque ha habido momentos complejos, de adaptación, en que lo pasó mal. Ver el deterioro de la salud de los pacientes y sentir la muerte tan de cerca ha sido algo que ha trabajado de manera personal. Si bien han contado con un equipo de salud mental, una línea telefónica incluso a la que pueden acudir, el tiempo escasea por el ajetreo del turno.
A ella y a sus compañeros de la “primera línea” de la salud, les preocupa que ad portas de la “segunda ola” de la pandemia, ante el aumento exponencial de las cifras de contagios y de internados en centros asistenciales, se desconozca un plan estratégico para afrontar esta nueva etapa. Con todo, reconocen que la búsqueda de profesionales especializados para este segundo año de pandemia se ha vuelto una de las mayores complejidades en estos momentos.
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Escasez de profesionales
Cristián*, un profesional que trabaja hace dos años en la ex Posta Central y que estuvo desde el primer día atendiendo a pacientes covid, hace un diagnóstico categórico: “El sistema de salud a lo mejor no va a colapsar por el número de cámaras, ni ventiladores, yo creo que va a colapsar por falta de personal”, dice. Su experiencia fue la de hacer turnos en la Posta y, en paralelo, en una clínica privada durante dos meses, hasta que el agotamiento lo hizo parar.
En estas últimas semanas los hospitales, tanto públicos como privados, han iniciado la búsqueda de profesionales, que no ha resultado sencilla: la demanda es alta y no todos cuentan con el conocimiento de tratamiento intensivo. En la red pública muchas de estas búsquedas no han tenido éxito porque se ha trabajado con los insumos de protección personal al límite: mascarillas, guantes y pecheras han escaseado estas últimas semanas con el aumento de pacientes, explica Cristián.
A un año de la pandemia, muchos no están en condiciones de trabajar debido al desgaste, la exposición a contraer la enfermedad y la incertidumbre ante las nuevas variantes del virus. Frente a este déficit de profesionales, los recintos de salud han optado por contratar a estudiantes de enfermería o medicina que cursan sus últimos años, como se ha hecho en la ex Posta Central. “Le están echando mano a los alumnos de todas las profesiones de la salud que están estancados en sus universidades porque no pueden hacer sus internados. Tenemos montones de estudiantes de cuarto año de enfermería que están haciendo labores de técnicos en enfermería, ayudándonos porque faltan técnicos”, revela Cristián.
La información que maneja hoy la Asociación de Profesionales Universitarios de los Servicios de Salud (APRUSS) sobre este hospital es que, si bien por el estado de excepción se autorizan contrataciones y se ha anunciado la búsqueda de gente, todavía no han oficializado la fecha para el ingreso de nuevo personal. La necesidad más urgente hoy es contar con mayor cantidad de enfermeras y enfermeros intensivistas. “Con lo que hay se está funcionando bien, pero claramente se va a necesitar más. Estamos justitos, pasados para atrás, estamos funcionando en el borde”, expresa un integrante del gremio que trabaja en ese recinto público.
Así es como la emergencia sanitaria ha cambiado considerablemente el mercado laboral de los profesionales de la salud. “Hace dos años atrás la cantidad de enfermeros era gigante. Las universidades privadas formaban una brutalidad de profesionales que salían al mercado laboral y no encontraban pega. En mi servicio aumentaron de seis enfermeros a diez extras, es decir, tenemos 16 enfermeros, pero están acogidos al estado de emergencia, cuando la pandemia termine estos profesionales se van a tener que ir y vamos a volver a la misma realidad de siempre”, problematiza Cristián.
Precariedad laboral
Junto con el aumento de la demanda de profesionales, ha ido de la mano la falta de infraestructura para darle cabida a la nueva dotación de funcionarios. En la ex Posta Central hace poco menos de tres semanas se instalaron carpas militares destinadas como “hospital de campaña” fuera del edificio que alberga al centro hospitalario. El objetivo es que sea ocupado con camas básicas, pero hasta ahora ha sido el lugar de descanso de los funcionarios de urgencia, que fueron trasladados allí por el aumento del personal desde las residencias donde solían descansar. Ahí se encuentran los camarotes, el baño y los lugares comunes para comer. Algunos dejaron de permanecer en este lugar, pero otros siguen durmiendo en los colchones sin tener certeza de hasta cuándo se mantengan así.
[caption id="attachment_651776" align="alignnone" width="1280"] Carpas militares en la ex Posta Central.[/caption]
Como decidieron complejizarse y volverse un hospital a nivel de cuidados intensivos, no tenemos muchas camas donde atender a los pacientes. Los tenemos estancados esperando las camas UCI y luego directo a sus domicilios”, cuenta Nadia, enfermera de la ex Posta Central. “De cierta manera ahora estamos mal, pero hemos mejorado porque antes dormí en box de pacientes. El pasillo 1 de la Posta tiene una sala grande, de tres metros por seis donde había cinco camillas y ahí teníamos que dormir. Yo dormí incluso en sillones sentada. Ahora, por último, está esta carpa. Se pasa frío de todos modos”, es el panorama que hoy puede describir Valeska, enfermera de urgencias.
Valeska suelta un antecedente que completa este cuadro: “Generalmente los que son de planta duermen en la residencia; si eres honorarios sí o sí te va a tocar la carpa. Creo que es por un tema de antigüedad”. Todo este año ella ha trabajado a honorarios. Contrajo el virus en mayo del año pasado y la cobertura de los exámenes fue por su cuenta.
[caption id="attachment_651777" align="alignnone" width="1280"] Carpas militares en la ex Posta Central.[/caption]
Les preocupa el riesgo de contagio, durmiendo hacinados y con frío. En el lugar, hay tres camarotes de dos literas, es decir, son ocho camas para 30 profesionales. A algunos los mandaron a la urgencia antigua, donde había más camarotes y colchones en el suelo. Se habló en algún momento que no eran las condiciones adecuadas y habilitaron el gimnasio, pero finalmente se quedaron en las carpas.
“En urgencia una colega compró un hervidor, un calefactor y almohadas. Lo que uno hace, y que no corresponde, es sacar sábanas limpias para los pacientes para ocuparlas en el colchón. Ahí puedes tomar té o almorzar”, relata Nadia.
Hasta ahora la Asociación de Profesionales Universitarios de los Servicios de Salud del hospital sabe que podrían llegar containers para mejorar las condiciones de descanso de los trabajadores, sin embargo, se le consultó a la ex Posta Central, a través de su equipo de comunicaciones, cuál sería el plan estratégico en cuánto a condiciones laborales y de aumento de dotación de personal para el segundo año de pandemia y hasta el cierre de esta edición no respondieron.
[caption id="attachment_651778" align="alignnone" width="1280"] Carpas militares en la ex Posta Central.[/caption]
La visión de los gremios
Las reconversiones de camas para enfrentar esta “segunda ola” se está haciendo en tiempo récord y se avizoran semanas complejas para la disponibilidad de cupos. Marzo comenzó con un nivel crítico de ocupación de camas UCI a nivel nacional. Hospitales como el Van Buren en Valparaíso, está sobre el 85% de ocupación de sus camas destinadas a pacientes con Covid.
La Confederación Democrática de Profesionales Universitarios de la Salud (Confedeprus) estima que, al menos, la mitad de la dotación de los hospitales hoy está destinado a la atención de pacientes Covid en áreas específicas, donde se ha está reconvirtiendo personal porque no hay personal nuevo.
Es por eso que lamentan que las autoridades no tomaran medidas con premura contando con evidencia en mano –estudios de salud mental a equipos médicos– tras la experiencia de un año. “En junio del año pasado diagnosticamos un desgaste importante para los profesionales, que conllevó la propuesta de un proyecto legislativo de descanso compensatorio para reparar el desgaste emocional, liderado por la diputada Karol Cariola (PC)”, dice Margarita Araya, presidenta de la Confedeprus. Una opinión coincidente tienen desde el Colegio de Enfermeras y Enfermeros: “Dijimos que el personal estaría fatigado y que no habría suficientes recursos para asumir esos cargos”, sostiene su presidenta, María Angélica Baeza, sobre la necesidad de formar recurso humano para los relevos que se iban a producir en esta etapa.
El Colegio ha manifestado que, en vez de contratar a estudiantes de enfermería, que no es la solución óptima ante el déficit profesional, sean contratadas enfermeras inactivas con sueldos no precarizados. Ese también es un conflicto: “Algunas tampoco aceptan porque las condiciones que se les ofrecen son precarias, a honorarios, y a muchas no se les han cancelado los honorarios del año pasado”, explica Baeza.
A su vez, la feminización del área de salud supera el 75%, explican desde la Confedeprus, la mayoría mujeres que enfrentan múltiples dificultades con las labores de cuidado, con el acceso a sala cuna, jardines infantiles y co-criar a los niños, entre otros factores.
Lo que revela de fondo esta situación para los gremios de salud es la improvisación, la descoordinación de la red asistencial a nivel regional, además de las dificultades para implementar la reconversión de camas porque aseguran que los recintos hospitalarios están operando con el mismo presupuesto anual que se dispone cada año, pese a la emergencia.
***Las y los profesionales que entregaron sus testimonios para este artículo solicitaron expresamente no dar a conocer sus identidades por miedo a represalias al interior del recinto hospitalario. Todos se han desempeñado desde el inicio de la pandemia en el servicio de urgencias, atendiendo a pacientes Covid y también reforzando los turnos no Covid. Algunos de ellos son parte de la organización gremial dentro del hospital. Los funcionarios facilitaron el registro fotográfico presentado en este reportaje.