La nueva forma de ver cine: una hora y media con mascarilla

La nueva forma de ver cine: una hora y media con mascarilla

Por: Wilson Nanculef | 19.02.2021
El jueves 18 de febrero las diferentes salas de cine reabrieron sus puertas. El mítico cine Normandie partió esta temporada con “El agente Topo”.

Luz:

A la luz del día, siendo casi las 15 hrs, el Cine Arte Normandie se preparaba para dar su primera función luego de casi un año de cierre.

Las personas entraban a la boletería y hacían pequeñas filas para comprar la entrada y así ver El agente Topo, la exitosa película de la directora Maite Alberdi. El filme está seleccionado en las listas cortas para competir en dos categorías de los Oscar.

“Quiero dos para ahora y otras dos para la función de la tarde” decía la mujer en la boletería, ya que, el título mencionado anteriormente tendría tres funciones siendo el plato fuerte hasta el próximo jueves.

La gente puntualmente comenzaba a entrar, algunos se abrigaban y desabrigaban, debido al cambiante clima que nos confunde en este verano nublado.

Los trabajadores revisaban la entrada, medían la temperatura y entregaban alcohol gel, además de desearte una muy buena función.

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Cámara:

La gente buscaba sus asientos. Los disponibles estaban separados y marcados con una X , uno por medio. Con el fin de mantener la distancia, no todas las filas estaban habilitadas, medida indispensable para la reapertura de las salas de cine.

El Normandie volvió a funcionar con su aforo a la mitad y los asientos bajo la luz roja del alumbrado que dice “Salida”, no se encontraban disponibles como medida preventiva.

No más de 30 personas se sentaban respetando el espacio entre cada puesto, mascarillas puestas, excepto para consumir algún alimento.

Los y las espectadoras iban solos o solas, en pareja o de a tres, y así disfrutaban de la primera película que verían en una sala de cine después de sus cierres.

Entre el sonido de las latas de bebida, las conversaciones en susurros antes del comienzo, y alguno que otro snack, poco a poco comenzaban a guardar silencio ante los créditos iniciales.

Acción:

“¿Usted sabe usar internet?", preguntaba el jefe a los postulantes para ser el topo en la misión que le habían pedido. Las primeras risas se escuchaban, unas más fuertes que otras.

La cómica película en el límite entre el documental y la ficción, constantemente rompe la cuarta pared recordándote que están grabando una película. Muestra la historia de Sergio, un adulto mayor que al ver un anuncio de trabajo para adultos mayores en el diario de trabajo decide postular.

“Ahí decía personas entre 80 y 90 años así que vine, no lo podía creer”. De todos los postulantes es Sergio quien finalmente obtiene el trabajo y luego de una larga y graciosa capacitación para enseñarle a usar tecnología y elementos de espionaje, el protagonista se interna en una casa de cuidado para adultos y adultas mayores, mejor conocido como asilo.

Su misión era ver si el personal de la casa de cuidado trataba bien a la madre de la clienta que contrató el servicio. Pero lo que verdaderamente está detrás de todo es la filmación de una película. Para lograr su misión, Sergio debía describir día a día durante tres meses el comportamiento de quienes habitan y trabajan en el hogar. Pero en eso comienza a conocer a los demás adultos mayores forjando relaciones de amistad con cada uno, sobre todo con las mujeres. Relaciones que sobrepasan los límites del filme y que se mantienen hasta el día de hoy.

[caption id="attachment_643711" align="alignnone" width="324"]Cine Arte Normandie Cine Arte Normandie[/caption]

El carisma de Sergio y las personalidades de cada participante de la casa hogar hacían que las personas en la sala de cine rieran con cada diálogo, escena e intervención.

La película es una combinación entre humor y seriedad al mostrar la realidad de adultos mayores que son lentamente abandonados y olvidados por sus familiares.

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Sin importar que las otras personas estuviesen lejos, los espectadores cumplían con la principal y más importante medida sanitaria: mantener la mascarilla puesta durante toda la función. Tal cual, como Sergio el Topo, fui anotando en mi libreta el detalle del comportamiento de las personas en la sala de cine.

Me sentía como él, con la diferencia que no estaba en una casa de cuidado.

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Cierra el telón:

La película llegaba a su fin. Sergio, en su informe final, comenta que la residencia es un buen lugar y que en realidad las únicas malas prácticas que ve son por parte de los familiares que olvidan a sus padres y madres en el centro de cuidados.

Exhausto y agotado por adentrarse en las realidades de sus compañeros y compañeras, envía un último audio donde comenta que está cansado y quiere volver a casa.

Entre funerales y despedidas llenas de llanto y emoción, Sergio deja la casa de cuidados y la película llega a su fin.

Con un  par de sollozos confundidos con resfriados, las personas comienzan a aplaudir y a comentar la película que acaban de ver, y lentamente se paran de sus asientos para volver a sus rutinas cotidianas.

Alguno que otro fregaba sus manos con alcohol gel y esperaba pacientemente su momento para dejar el antiguo edificio, que alguna vez fue un teatro y hoy mantiene su estilo alejado de las salas comerciales.

Al salir ya había personas comprando entradas para la segunda función que estaba programada para las 16:45. Cabe mencionar que a las 19 horas repetirían por tercera vez El agente Topo, jugándosela por una película chilena en el primer día de reapertura.

No cabe duda que El agente dejó pensando a los asistentes respecto a lo que significa llegar a ser parte de la tercera edad.

Por mi parte, guarde mi libreta y mi lápiz, listo para dar mi informe sobre la experiencia de volver a las salas de cine y aguantar durante una hora y treinta minutos de corridos la mascarilla, acto que debo confesar fue lo más difícil.