Viña del Mar: sin querer queriendo
Fue un descuido de la inmobiliaria a cargo, “sin querer queriendo” (como decía un clásico personaje), lo que permitió hace algunas semanas conocer la animación digital de un nuevo mall en terrenos del sector Agua Santa. El revuelo generado en las redes sociales obligó a la empresa a bajar el video. Después de algunas cavilaciones comunicacionales por parte de la inmobiliaria a cargo, e información conseguida en el municipio, se pudo constatar la aprobación en el mes de junio de un anteproyecto de “centro comercial” con más de 600 estacionamientos en 50.000 metros cuadrados construidos, en la isla final de la principal vía de acceso a la comuna, de cuya saturación todos los viñamarinos sabemos y experimentamos a diario.
Bajo la consigna “Viña piensa su futuro”, la alcaldesa convocaba a los vecinos a “canalizar su ideas y sueños” mediante un simulacro de participación ciudadana en el marco de la discusión del nuevo Plan Regulador Comunal. De eso, casi tres años. Después de varios anuncios fallidos, a mediados de 2019 el municipio anunciaba la postergación del proceso. Se especuló bastante sobre las razones para aquello, desde motivos electorales hasta problemas de pago con la consultora a cargo. “Efectivamente el PRC no podrá estar listo antes del 2021”, se indicaba desde la unidad municipal a cargo, en atención a la necesidad de instancias de participación ciudadana faltantes. “No hay cocinas ni reuniones entre cuatro paredes”, se reforzaba. Desde estas declaraciones al día de hoy, reina el silencio.
Ahora, a tres meses de concluir la administración de Virginia Reginato, nos notificamos “sin querer queriendo” de proyectos como los de Agua Santa, sumados a los ya polémicos Las Salinas, Ampliación 6 Oriente, Canal Beagle, etc. Iniciativas normadas por el plan regulador actual, vigente desde el año 2002. Legítimo resulta preguntarnos: ¿cuántos proyectos más, que cambiarán la fisonomía de la ciudad, se han autorizado?, ¿en qué momento el municipio pensaba contarnos? Aun frente a una reciente protesta convocada por diversas organizaciones de la comuna, el municipio sigue mudo.
El silencio municipal frente al tema, sumado a estas “sorpresas”, ha desvirtuado absolutamente la discusión del instrumento regulador. Todavía es tiempo de que el actual concejo municipal exija transparencia sobre las iniciativas ingresadas. A la próxima autoridad le corresponderá revisar el proceso. Abrirlo a la comunidad con transparencia, generando los espacios para una verdadera participación y anteponiendo el interés de la ciudad por sobre los intereses privados, como ocurre en la actual administración UDI, pillada, y dando explicaciones como el Chavo del Ocho.