Raúl Zurita:

Raúl Zurita: "Me imagino parte de todo un movimiento social"

Por: Elisa Montesinos | 23.10.2020
Raúl Zurita siempre está vigente. Los jóvenes artistas se inspiran en sus versos y los emplean en nuevas formas de arte de protesta. Él mismo está presente, ya sea por la noticia del Premio Reina Sofía en medio de la pandemia o por su participación en la campaña del Apruebo. De esto y más conversamos con él.

Raúl Zurita, el mismo poeta que ha escrito en el cielo de Nueva York o en el desierto de Atacama, que ha repartido leche en poblaciones en plena dictadura y que quemó su rostro como señal de protesta, cruza el puente de Pío Nono y se asoma al río. “Este río lo vimos antes. Este río me dolió y nos dolió. Ahora hay un joven quebrado en el Mapocho. Lo empujó la policía. Nos empujó a todos”, dice en el video de la campaña por el Apruebo. Su frase quedó resonando en redes y conciencias, porque de alguna manera resumía lo que gran parte de los chilenos estábamos sintiendo.

Carne de cañón

-¿Cómo fue cruzar el Puente Pío Nono y revivir ese momento en que un carabinero empujó a un joven al río?

-Muy fuerte, muy fuerte cruzar el puente y ver ahí todas esas imágenes que nos llegaron donde se ve este joven cayendo. Sentí el vértigo de ver como en un momento dado está siendo lanzado un ser humano siete metros más abajo con la posibilidad de un noventa por ciento que esa persona por el golpe se muera. Afortunadamente no fue así pero al mismo tiempo, ¿quién es su agresor? Su agresor es otro joven de veintidós años. Un tipo que está seguramente extraexigido, carne de cañón; la tropa entera de carabineros como carne de cañón. Entonces es muy doloroso todo eso, sentí que me empujaban a mí.

Me asomé al puente, vi abajo una marca donde había caído y sentí que cualquiera de nosotros podía estar ahí. Todos en cierto sentido estábamos ahí, es un acto de solidaridad básica social. Nos empujaron a todos. Este fue un video que me invitó a hacer Pablo Paredes, un poeta joven muy notable y yo acepté, ojalá que haya significado algo para alguien.

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-¿Qué esperanzas tienes respecto al plebiscito y cuál es a tu juicio la importancia de este momento?

-Tengo la esperanza de que efectivamente se cancele la sombra de Pinochet. Porque no se saca nada con decir que la Constitución fue reformada. La Constitución genéricamente por su origen es imposible que un pueblo la acate con dignidad, con sentido de unidad. Es una Constitución espuria impuesta a la fuerza. Es tan impresionante cuando tú ves a la gente que grita “no más a la violencia”. Qué horror la violencia ¿cierto? Qué horror que se hayan quemado esas iglesias, qué horror, es repudiable. Pero acuérdense que cuando empezó esto se bombardeó La Moneda, y la gente sacaba champagne y brindaba porque habían bombardeado La Moneda y se había suicidado un presidente.

Entonces, no se saca nada con decir “basta de violencia”. Se trata de ir mucho más allá, se trata de ir a ver las causas estructurales, las causas profundas de esa violencia. Probablemente allí comencemos a entender todo y probablemente allí podamos decir basta a la violencia, que no es más que una frase retórica, una frase usada como una artimaña para manipular las conciencias. 

Encumbrando volantines con Pésimo Servicio

-En dictadura te quemaste con ácido y junto al CADA repartieron leche en una población como parte de acciones de arte político y de protesta. ¿Qué acciones artísticas te imaginarías hoy como protesta si fueras un Raúl Zurita de la misma edad que tenías en 1979?

-Es tan impresionante, tan absolutamente impresionante, las cosas de la creatividad. Me hubiera gustado ver a Lastesis echando esos libros de la Constitución política al mar. Me hubiera gustado ser de un colectivo de Valparaíso que se llama Pésimo Servicio, que encumbran estos volantines negros sobre el cielo que se recorta, como grandes marcas de luto, todos esos volantines que nombran a los cegados. Me imagino como parte de otros, me imagino parte de todo un movimiento social.

En el CADA lo que quisimos hacer era eso, una especie de pequeña avanzada que se tenía que disolver para que la sociedad entera asumiera sus movilizaciones y sus propias reivindicaciones. El gran colectivo fue la movilización del pueblo y lo es hoy. Yo veo a Lastesis y me gustaría estar allí lanzando esos libros de la Constitución política al mar. Veo al colectivo Pésimo Servicio de Valparaíso y me gustaría ser uno de los que está encumbrando uno de esos volantines. Me gustaría hacer tantas cosas que estos jóvenes hacen con una fuerza y con una creatividad enorme, unas ideas bárbaras.

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Viralización de la poesía

-¿Cómo has vivido este tiempo de pandemia en que una de las pocas noticias buenas fue el Premio Reina Sofía para Zurita?

-Fue un segundo de felicidad en medio de una situación terrible. No tanto por mí, que tengo los mismos temores y las mismas preocupaciones que puede tener respecto a la pandemia toda la gente del mundo, sino por todo lo que ha aflorado en esta pandemia, por nuestras seculares injusticias, por la indefensión en que están tantos millones de seres humanos. Es tan impresionante ver la desigualdad en su sentido más abismante, entonces ninguna alegría por legítima que sea puede ser del todo plena. Ahora, yo le he dedicado toda mi vida a la poesía, es decir, me enorgullece, me siento muy honrado. Es una alegría, este premio lo recibo absolutamente honrado en el momento en que se me da, que es un momento atroz.

Esta pandemia es una muestra más del maltrato que nos ha hemos dado como humanidad, del daño que estamos haciendo al medioambiente. Es una síntesis de montones de cosas que venimos haciendo muy, pero muy mal, hasta el punto que de repente siento que a lo mejor lo lógico sería que viniera una gran pandemia con olas de trescientos metros que nos barriera de la faz de la Tierra, porque no siempre la humanidad ha probado merecer su existencia. Pero no, soy optimista en ese sentido. Yo creo que algún día llegaremos a ser dignos del universo, donde todos volverán a ser dignos de su vivir, de su amor, de su majestad y de su grandeza.

-Tu poesía ha estado presente todo este tiempo no solo a través de quienes leen y comparten tus libros, sino además en las calles a través de los mensajes lumínicos de Delight Lab. ¿Cómo has vivido todo esto, esta salida a la calle y viralización de tus textos como pasó con el mensaje que proyectaron cuando fue asesinado Camilo Catrillanca: "Que su rostro cubra el horizonte"?

-Bueno el que se viralicen ciertos mensajes, uno nunca lo puede calcular, uno nunca sabe el destino de lo que uno hace, son los pueblos los que lo recogen o no lo recogen. Son los jóvenes los que dicen bien o no dicen bien. Entonces si se ha viralizado alguna frase de mi poesía me alegro, pero no por mí. Me alegro porque esas frases que ya tienen su vida propia han formado parte o le han dicho algo a alguien. Con una persona ya está todo listo, con una sola persona a la que le digan algo ya estaría bien para mí.