Los peligros de la 5G
Es el momento en que se debe escribir sobre el 5G desde el punto de vista médico. Estamos viviendo cuán trascendente es la salud de los seres humanos y cómo éste es un punto de vista que debe ser prioritario frente a decisiones que afectarán a la población toda.
Se nos promete la posibilidad de transferir gran cantidad de datos, a velocidades altísimas, casi nada de latencia y ciudades automatizadas con el Internet de las cosas (IoT), pero es llamativo cómo se busca ignorar por completo el aspecto médico, del que abunda información científica contundente (cuando los estudios no han sido financiados por la industria) (https://ehtrust.org/science/research-on-wireless-health-effects/). En general, hay gran desconocimiento en la población sobre lo que implica el hecho de contar con tecnología 5G y esto es altamente preocupante para los médicos informados al respecto.
¿Qué son los campos electromagnéticos (CEM) de radiofrecuencia (RF)?
Los campos electromagnéticos que se producen como una mezcla de radiación eléctrica y magnética, que provienen de los aparatos inalámbricos, son generados por radiación por RF. Los CEM son producidos por ondas que tienen una amplitud y una frecuencia determinados. A menor amplitud y mayor frecuencia, las ondas electromagnéticas tienen mayor repercusión biológica. Las ondas de radiación electromagnética se dividen en ionizantes y no ionizantes. Las ionizantes incluyen los rayos X, los rayos gamma y parte de los rayos ultravioleta del sol (por ejemplo) y no hay duda de que dañan a los tejidos vivos. Las radiaciones no ionizantes incluyen la electricidad, las ondas de radio, las ondas de celulares, las microondas, el infrarrojo y parte de las radiaciones UV del sol. A su vez, las radiaciones no ionizantes tienen efectos térmicos y efectos no térmicos, que son biológicos. Hoy los organismos reguladores internacionales (como el ICNIRP) llamativamente establecen valores de supuesta seguridad en la exposición a radiaciones electromagnéticas no ionizantes considerando sólo los efectos térmicos de las mismas. Esto es absolutamente inaceptable, ya que hay muchos miles de estudios científicos serios que demuestran el efecto no térmico de las mismas (y que es el que produce daños a la salud).
¿Qué es la tecnología 5G?
El 5G no es sólo que vamos a tener un número 5 sobre el teléfono móvil, sino que implica toda una infraestructura nueva. Al principio se va a utilizar la infraestructura 4G, pero en una segunda etapa será necesario instalar una red muy densa de antenas y repetidoras 5G. Las torres 4G, por ejemplo, tienen un radio de acción de entre 2 y 15 kilómetros. Las antenas 5G (que suelen ser del tamaño de una mochila) tienen un radio de acción de entre 20 y 150 metros. Eso implica que puede haber hasta 800 antenas para cubrir 1 km².
Además de usar las ondas que ya usa la tecnología 2G, 3G y 4G, usará ondas de altísima frecuencia, incluyendo ondas milimétricas, lo que tiene mayor acción en tejidos biológicos. Por el hecho de que éstas son muy sensibles a variables exteriores (como por ejemplo una pared, árboles o incluso aire húmedo), se requiere una densidad altísima de antenas, que no deje “sombras” de radiación de RF.
Se sabe muy poco sobre el impacto que producen las ondas milimétricas sobre la salud (no existen estudios a largo plazo). Mucho menos, si estamos expuestos 24 horas al día y 7 días a la semana. Lo que sí se sabe es que son utilizadas por varios ejércitos y policías, como arma de disuasión para dispersar multitudes. Las glándulas sudoríparas actuarían como antenas, pudiendo generar calentamiento y dolor.
A pesar de las evidencias de los daños sobre la salud que genera la exposición a los CEM de RF, se dice que no se han traspasado los valores límite. Por lo tanto, se informa que no puede haber daño por ese motivo. La forma en cómo se han fijado los valores límites es una manera en extremo primitiva, que data de 1955 y que prácticamente no ha recibido ninguna modificación hasta hoy. Se puso un molde lleno de agua, representando a un cuerpo humano, se le adosó un medidor de temperatura y se lo expuso a un CEM. Cuando aumentaba en 0,5° Kelvin (o Celsius) se determinaba que esa era la frecuencia de radiación límite. Además, se mantenía durante 6 minutos esa radiación, porque se considera que a los 6 minutos se equilibra la temperatura. Las pruebas se hicieron con ondas continuas, no moduladas. Pero se sabe que el 5G usa ondas moduladas, no continuas. Luego se comprobó esto en cadáveres humanos en el Instituto de investigación austríaco Seitserdorf.
Es decir: se consideran únicamente los efectos térmicos como dañinos, y no los efectos biológicos de las ondas no ionizantes, para determinar los valores límites de seguridad de los CEM de RF. Con esto se trata al ser humano vivo como si fuera parte de un sistema termodinámico muerto.
Existe demostración de efectos negativos sobre la salud por la exposición a la radiación de RF, que se produjeron con el 1,6% de los valores de radiación límites de Alemania. Por lo tanto, está claro que los valores límites actuales, con su criterio de sólo considerar los efectos térmicos, NO protegen a nadie. En Chile se están tomando como referencia los valores de la Unión Europea. Aunque se dice que los valores límites de Chile son 10 veces menores, aún es un valor tremendamente alto, según los estudios disponibles.
Todo lo que concierne al 1G, 2G, 3G y 4G aplica al 5G. Expertos internacionales han publicado trabajos tipo Peer Review, que resumen las evidencias científicas de que la radiación de RF debería ser clasificada como un carcinógeno humano conocido (como el cigarrillo y el asbesto).
En el año 2011 la OMS, a través de la IARC (International Agency of Research for Cancer), declaró a la radiación por RF (entre 30 KHz a 30 GHz) como posible carcinógeno para el ser humano, es decir carcinógeno 2B. Esto se concluyó en base de toda la evidencia de la que se disponía hasta entonces. Se determinó que existía un riesgo aumentado en la incidencia de gliomas y neurinomas del acústico.
Desde 2011 se han realizado múltiples estudios, entre ellos el del NTP (National Toxicology Program) en EE.UU. y el estudio del Instituto Ramazzini en Italia, que se llevaron a cabo con ratones expuestos desde la época prenatal hasta una edad avanzada o hasta el final natural de su vida (respectivamente). El resultado de estos dos estudios principales con animales es de gran relevancia científica e importancia en la salud, pues conducen a indicar una relación entre la radiación emitida por el celular y el aumento de incidencia de schwannomas (tumores malignos) al corazón.
Además, existen numerosos estudios en que se han comprobado alteraciones de fertilidad, hiperactividad, con déficit atencional y trastornos de la memoria, estrés oxidativo, lo que llevaría a un sinnúmero de enfermedades crónicas… También se ha identificado a personas con electrohipersensibilidad que presentan signos que son inespecíficos (como cefalea, dolor, fatiga, rash, pérdida de la memoria y mareos) y por eso los médicos se han negado aún a clasificarlo como una entidad patológica per se. Pero estas personas disminuyen claramente los síntomas cuando se alejan de una fuente emisora de RF y estos reaparecen al acercase a ella.
¿Estamos dispuestos a asumir los costos humanos que implica la instalación del 5G?
Cada vez más ciudades en el mundo dicen NO al 5G (por ejemplo, Ginebra, Bruselas, Hawai, Easton, Córcega). Piden una moratoria al despliegue del mismo hasta que haya estudios hechos por científicos independientes que muestren que es seguro para la salud de los seres humanos y del planeta. Asimismo, existe el 5GAppeal Internacional, una solicitud de moratoria al 5G, presentada a la ONU y a la Unión Europea por más de 230 científicos (de más de 40 países) hasta que no se demuestre, por estudios independientes, que éste es seguro para la salud.
Los estudios epidemiológicos comprueban el daño, una vez que ya ha sido producido. Lo que se debiera buscar en la salud pública es prevenir, antes de que el daño se produzca.
¿Cómo podemos permitir que se instale el 5G sin tener las pruebas de su seguridad? En ese sentido hay que hacer valer el principio precautorio y evitar posibles daños antes de permitir que ellos sobrevengan.
Se quiere que Chile sea el primer país con 5G en Sudamérica. ¿Queremos imitar a ciertos países por su cultura desechable y chatarra persiguiendo una supuesta “vida más fácil”? ¿Por qué no aspirar a ser avanzados en cultura, en consciencia, en responsabilidad del cuidado de la salud de las personas y del medio ambiente?
Nuestro mundo requiere una tecnología que sea amigable con la vida. La buena noticia es que hay opciones compatibles con la salud y la alta eficiencia. Lo ideal es utilizar los dispositivos conectados a un cable de fibra óptica (esto es más rápido que el 5G), en combinación opcional con el sistema outdoor-indoor (sistema inalámbrico con baja radiación electromagnética).