¿Palestina? ¡Pasapalabra!

¿Palestina? ¡Pasapalabra!

Por: Elisa Montesinos | 12.07.2020
Llama la atención que el animador de Chilevisión, Julián Elfenbein, calificara a Benjamín Vicuña y a Malucha Pinto de ignorantes por sus dichos en la campaña contra la anexión de nuevos territorios palestinos. Como profesional de las comunicaciones, Elfenbein, tiene el privilegio de una tribuna diaria dedicada al juego y al conocimiento. Lejos de abrirse al diálogo en torno a esta problemática tan compleja y sensible para las comunidades palestina e israelí, su llamado fue a no comentar el tema.

Palestina desaparece del mapa y de la agenda mediática bajo una montaña de noticias sobre detenciones por bailar cueca en un funeral, por conversar dentro de un auto, por comprar en la feria, ir a trabajar, entrenar en un gimnasio, jugar fútbol o bailar en un cumpleaños. ¿Qué diría un palestino si nos viera? Hablar de Palestina siempre es difícil, más aun considerando el actual contexto de pandemia y recesión económica mundial, por lo que este parece el momento perfecto para desaparecer la memoria de una nación sin dejar rastro.

La campaña nacional contra la anexión de Cisjordania circuló solo en redes sociales y medios alternativos. Participaron varios periodistas, actrices, actores y músicos. Benjamín Vicuña, Malucha Pinto, Faride Zerán, Rafael Cavada, Aldo Schiappacasse, Catalina Saavedra, Francisco Ossa, Matías Oviedo y Santiago Tupper, entre otros, manifestaron su desacuerdo con la anexión. 

A través de un hilo de Twitter se conoció el video donde el animador de Pasapalabra manifestó su rechazo a la información vertida en la campaña, cuestionando la imagen pública de Palestina: “aparece para el mundo como un pueblo oprimido, como un pueblo que no tiene independencia, que es violentado permanentemente”, escribió. Hablando en el contexto de su comunidad, agregó: “… sabemos que tenemos la razón, sabemos que tenemos los argumentos”.

Dichos argumentos tienen que ver con el temor de un Estado palestino que pone en peligro la existencia del pueblo elegido. Idea ampliamente difundida por medios como Israel National News y Jewish Press. Este último tema ultra sensible porque es la piedra angular de varias creencias religiosas. ¿Será posible tener una aproximación laica? Escucho un coro de rotundos ¡NO!

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Sin pena ni gloria para quién

TVN, a través de una nota de la agencia EFE llamó “Un día sin pena ni gloria” al 1° de julio, fecha en que se esperaba que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anexara nuevos territorios palestinos. Si bien no ocurrieron grandes movimientos militares en Cisjordania, la presencia y monitoreo son permanentes. Las demoliciones no se detienen. Los residentes enfrentan cortes de suministros de agua y electricidad, controles de identidad y aumento de impuestos. Lo que resta de Palestina quedaría dividida en 224 trozos de tierra. De acuerdo al vicegobernador de Jerusalén, Abdullah Siam, existen aproximadamente dieciocho mil casas en riesgo de demolición, solo en la ciudad de Jerusalén (Al Quds). 

Los noticiarios centrales de Mega y canal 13 no informan, tampoco hay tribuna para las cartas de senadores, expresidentes de Latinoamérica o de las escritoras chilenas feministas que apoyan al pueblo palestino. El cerco mediático es estrecho. El foco único es la pandemia. 

Considerando que la ocupación de Palestina fue gatillada por las persecuciones de países europeos como Alemania, Italia y Austria hacia el pueblo judío, ¿acaso no merecen cierta consideración al menos, los granjeros de dátiles, los olivos centenarios, los vecinos de siempre? ¿Por qué prohibirles el retorno?, ¿qué los hace menos humanos o inferiores?

En ambos lados del conflicto hay voces pacifistas y belicistas que llaman a la convivencia o a la destrucción inmisericorde del otro. Pocos rompen la espiral de violencia. La responsabilidad de un comunicador es invitar al diálogo, a la profundización del conocimiento de ambas culturas, a ser un puente para nuevos enfoques que permitan una convivencia pacífica y trascender el actual estado de violencia. Dar voz a quienes desean llegar a acuerdos verdaderos.

No me acusen de 

La influencia hebrea en nuestra cultura y televisión es innegable, tanto es así que Televisión Nacional lleva meses transmitiendo Moisés. Chilevisión, por su parte, tiene en pantalla la teleserie brasileña, Jesús. Ambas producciones dan cuenta de distintos periodos en la historia de las doce tribus. Para alguien que proviene de una familia alejada de la religión y educada en el más racional de los laicismos, estas teleseries representan fragmentos de los mitos fundacionales de un pueblo antiguo al otro lado del Atlántico, que transita por los siglos en paralelo con los palestinos. Baste con mencionar otras palabras clave en este cuento: cananeos, filisteos, fenicios, Jericó.

Por las pantallas, ¿qué sabemos de Palestina? Conocemos por la televisión las sanciones económicas y algunos hitos violentos y tristes de la década de los 80, 90 y del 2000: el atentado en las Olimpiadas de Berlín al equipo olímpico, bombas en aviones y lugares públicos, cohetes en los asentamientos, mucho cine donde son los malos de la película. Hay que afinar la búsqueda para encontrar referentes palestinos: Yasir Arafat, Shadia Mansur, Ahed Tamimi, Annemarie Jacir. 

En contraparte, la cultura judía tiene un gran aliado en el contexto de la cultura pop: la industria del cine y el entretenimiento. Son fundadores de los clásicos estudios cinematográficos Metro Goldwyn Mayer, Disney, Paramount, Universal, Columbia, entre otros. Cuántos nombres grabados en la retina a través de sus películas, guiones y actuaciones: Stan Lee, Bob Kane, Elia Kazan, Roman Polanski, Woody Allen, Stanley Kubrik, Sydney Pollack Steven Spielberg, Dustin Hoffman, Jerry Lewis, Toni Curtis, Kirk Douglas, Mark Ruffalo, Gael Gadot; la lista de iconos y obras es muy extensa.

En la gala de honor para las Fuerzas de Defensa de Israel se reúne lo más selecto de la comunidad y sus simpatizantes en Los Ángeles, California. El 2019 recaudaron US$ 60 millones y contaron con donaciones de destacados personajes como Maurice y Paul Marciano, dueños de GUESS; Larry Ellison, cofundador de Oracle; Barbra Streisand; Robert de Niro; Gerard Butler; Andy García; Ashton Kushner; Arnold Schwarzenegger; Sylvester Stallone; Pharell Williams; Ziggy Marley; entre otras muchas personalidades de la industria, la academia y los negocios. Además, Donald Trump y familia son considerados los mejores aliados, en palabras de Netanyahu. Reconocieron Jerusalén como capital de Israel, trasladando allí la embajada norteamericana e instalaron su apellido en las alturas del Golán (Trump Heights). “El plan de Trump supone crear una frontera interna de más de 800 kilómetros entre palestinos e israelíes, más que con el resto de los países vecinos”, comentó a El País, David Elhaiini, un disconforme representante de los colonos en Cisjordania, quien ve imposible la instalación de un Estado palestino.

El tema es tan extenso como doloroso. Desde este país, hogar de la colonia más grande de la diáspora palestina, hay conciencia que el daño a reparar es a ambos lados del conflicto. En este sentido, los comentarios insultantes no sirven, tampoco negar la existencia del pueblo vecino. Es necesario erradicar la violencia incluso del lenguaje. 

Quienes participaron en la campaña contra la anexión tienen trayectoria, están muy lejos de ser ignorantes. Estar en un canal de televisión significa ser un canal de comunicación. La palabra crea, construye y también destruye si no nombra, si se olvida. Los comentarios insultantes no sirven. Tampoco pretender ignorar la existencia de Palestina, que de todos modos ya no figura en Google Maps. ¿Pasapalabra? Para las nuevas generaciones, mejor pasar palabras de paz.