Hasta siempre Marlene Ahrens, la mujer que cambió la visión del deporte en Chile

Hasta siempre Marlene Ahrens, la mujer que cambió la visión del deporte en Chile

Por: Cristian Neira | 18.06.2020
Este jueves el deporte nacional sufrió una de las pérdidas más dolorosas que se recuerden al confirmarse el fallecimiento de Marlene Ahrens, la mujer que puso un antes y un después en el atletismo nacional, rompiendo esquemas y barreras, y ganándose un lugar en la historia de nuestro país.

El despertar de este jueves 18 de junio fue triste para muchos aficionados al deporte al conocerse el sensible fallecimiento de Marlene Ahrens, la mujer más importante de la historia del atletismo chileno.

A los 86 años y producto de una insuficiencia cardíaca, la única medallista olímpica femenina de Chile partió de este mundo, pero dejó un imborrable legado que han seguido las nuevas generaciones.

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Nacida en Concepción, desde pequeña tuvo que vencer los prejuicios y la discriminación en un mundo deportivo dominado por los hombres, para lograr brillar por su talento innato que la hacía destacar en distintas disciplinas.

Pero fue en el lanzamiento de la jabalina donde logró entrar a la historia. Clasificada a los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956, fue la única mujer que acompañó a la delegación chilena, compuesta sólo por hombres. Es por esa razón que todos le otorgaron el honor de ser la abanderada en la inauguración.

Pero esa joven de sólo 23 años tenía guardado lo mejor para pocos días después. Con un lanzamiento de 50,38 metros, logró conseguir una medalla de plata, siendo hasta el día de hoy la única figura femenina en lograrlo. Es más, ella logró la cuarta presea olímpica en la historia del país.

Esto, porque tras las medallas de plata de Manuel Plaza (1928) y Óscar Cristi junto al equipo de equitación (1952), Chile siguió subiendo al podio de la máxima justa global del deporte gracias a ella. De hecho, en 1956 Ahrens aportó una de las cuatro que se consiguieron, antes de una larga sequía que sólo acabaría en 1988.

Además, se colgó dos medallas de oro en Juegos Panamericanos, cuatro en Campeonatos Sudamericanos de Atletismo y una en Juegos Iberoamericanos.

Pese a que con 23 años la joven prometía ser una gran figura en el deporte nacional, participando en la misma disciplina en los JJ.OO. de Roma 1960, siendo nuevamente la abanderada, su floreciente carrera olímpica fue víctima de un fuerte parón cuando sufrió solo por ser mujer, discriminaciones e incluso acoso sexual, que la llevaron a retirarse, debido a que no sólo fue dejada de lado por la dirigencia, sino que además fue obligada a callar estas situaciones.

Pero su talento evitó que se alejara del deporte, pues también se dedicó al tenis, obteniendo títulos y un buen ránking internacional, para luego ejercer el salto ecuestre y el adiestramiento, donde repitió logros y fue destacada en la disciplina, defendiendo nuevamente los colores de Chile.