André Ubilla: “(Este) gobierno no sé de qué circo lo sacaron, pero son los payasos más terribles que hemos tenido”

André Ubilla: “(Este) gobierno no sé de qué circo lo sacaron, pero son los payasos más terribles que hemos tenido”

Por: César Tudela | 17.05.2020
El compositor acaba de lanzar un EP con cinco canciones que sintetizan tanto su experiencia vivencial de ser hijo de un país marcado por la desigualdad, como lo que vivió durante el estallido social, indagando incluso en sus orígenes históricos. No es solo la reconversión de André Ubilla, es su revolución.

Las cinco canciones que componen el EP recientemente lanzado por André Ubilla habían sido presentadas una a una durante los últimos meses. Canciones que, por separado, indagaban sobre diferentes capas de la realidad social que llevó a Chile a los acontecimientos que pusieron en jaque el orden de las cosas en octubre de 2019, pero que hoy se presentan compiladas en 23 minutos bajo el título de Revolución y que juntas, constituyen una experiencia de peso. Un disco tan oscuro en la denuncia, que desborda emociones motivadas por una rabia genuina emanada desde la experiencia vivencial de Ubilla, pero luminoso en los detalles y texturas, gentiles en sonoridad, performance vocal y letras.

Pocas veces se escucha una colección de canciones sensibles, rabiosas, biográficas y políticas, que toman prestadas con la influencia de Los Prisioneros en Pateando Piedras y los ritmos electroacústicos que Víctor Jara y Ángel Parra sellaran tras su colaboración con los Blops en los años 70. Ubilla habla de Renca y Estación Central, samplea cacerolas y discursos de Allende, no teme en acudir al diccionario histórico con palabras como “pueblo” o “paz, amor y libertad” y denuncia los excesos de una historia de más de 50 años, hablando tanto de la Caravana de la Muerte y de los toques de queda del 2019. Todo esto, con epicentro en su generación, sonando actual y, lo más importante, creíble.

[caption id="attachment_368879" align="aligncenter" width="800"] Liu Marino[/caption]

– En las cinco canciones que componen el EP hay un motivo muy claro, con un canto de temática social y un nombre muy esclarecedor: Revolución. ¿Es un disco que nace a la luz del estallido social o se estaba escribiendo previamente?
– Una mezcla de las dos cosas. El 18 de octubre del año pasado comencé a hojear algunas canciones que tenía escrita y había varias que hablaban sobre temas sociales. Ahí me di cuenta que tenía varias que pedían salir, era su momento. Las vestí, las produje y las grabé. Al principio quería hacerlas en mi casa, para que tuvieran un formato más acústico, pero finalmente decidí ir a grabarlas a Estudios Triana.

– Hay un ambiente entre lo acústico y lo eléctrico, pero que mantiene un sonido muy orgánico, casi como en vivo en algunos pasajes. ¿Eso tiene que ver con la forma de componer, la manera de grabar?
– 
Viene directamente de la calle. Por ejemplo, ‘Revolución’ es bien especial porque retrata fielmente lo que ocurrió en aquellos días de octubre. Te digo esto porque no viene de la habitación, el lápiz y el papel, porque la compuse directamente en la calle, en la marcha del 25 de octubre. Ese día fui con una guitarra y una grabadora y llevé a un amigo y mi hermano también con grabadoras. De las grabaciones salió la parte que está antes del solo de guitarra eléctrica o la parte final, que es donde queda la gente gritando. Las cacerolas son importantes porque yo quería sacar el ritmo de las marchas, el pulso principal, el corazón de la calle y ahí me di cuenta que la canción se asimila a ese pulso, así que decidí aislar el ruido de fondo y dejarlo en el estudio. Cuando la escucho logro sentir la vibra de la marcha.

– ¿Y compusiste letra y música ahí en la marcha?
– Hubo parte de letras que tenía lista, saqué pedacitos de esas canciones, pero la primera y la segunda estrofa se hicieron en la calle. Eso para mí es muy especial, porque nunca había hecho una canción así. Necesitaba grabarla en la calle, no en la tranquilidad de mi habitación.

– Hay una estructura de canción en ‘Revolución’ que a mí me recuerda el sonido de Pateando Piedras o algunos demos de Los Prisioneros de fines de los 80, como de ‘Ella espera’ y ‘El cobarde’. Algo medio naif, pero tecnológico, con el sonido de los sintes y objetos de metal. ¿Tiene que ver con buscar ese sonido más artesanal?
– Claro, la misma forma de componerla me llevó a eso. El caos de estar sentado en la cuneta mientras pasa la marcha es muy extraño y muy genuino. La canción pertenecía a la calle, no a la tranquilidad. También hay una sutileza en los demos que quise respetar, por eso también suena así. Cuando tu grabas un demo y luego lo llevas a un estudio, corres el riesgo de perder la magia original del demo.

– En ‘Revolución’ escuché a Jorge González y en ‘Resistiendo’, la siguiente canción, mencionas a Víctor Jara, Violeta Parra y sentí una inspiración en la manera de tocar la guitarra que me recordó un poco a Gato Alquinta. ¿Hay un afán de tributar conscientemente a esos artistas o fue espontáneo?
– Claro que hay un guiño y también es muy genuino. Esa guitarra eléctrica fue hecha en el momento de la grabación, que es algo que me gusta hacer harto. En el disco anterior, hay una canción que se llama ‘Invierno’ y cuando la estábamos grabando se nos ocurrió hacer un solo. Cristian Heyne, que fue el productor, me dice “pero si querí’ lo inventas, lo ensayas y lo traes mañana listo” y yo le dije “no, hagámoslo ahora”. El solo sale porque tú eres parte de la canción, su misma sangre, respiras su mismo aire. En ‘Resistiendo’ pasó lo mismo y mientras lo hacía me recordaba a Los Jaivas y cuando me di cuenta lo quise dejar.

– ¿También hiciste esa canción en la marcha?
– No, la hice dos días antes, cuando en mi casa vi el documental de Víctor Jara en un programa peruano. Ese día estaba un poco mal personalmente y cuando se acaba el documental cuentan que Víctor murió poco tiempo después. Eso rebalsó mi emoción y la compuse. Por eso lo nombro a él y aparecen esos arpegios.

– Te escucho muy inspirado por los días que acontecieron en torno al 18 de octubre, pero cuando escucho la primera canción, ‘Afuera hace tanto frío’, no puedo evitar pensar que la inspiración de escribir sobre la materia social viene de antes y que en ella hay elementos biográficos. De cierta forma, manifiesta que tu vida ha sido cruzada por la desigualdad social que estalló en octubre.
– Yo siento que es autobiográfica. La compuse el 2019 para mi mamá y mi papá, porque los fui a ver a Renca y me hizo recordar lo que viví cuando era niño. Es un diálogo donde los versos son dichos por mi mamá y los coros son las respuestas de mi papá. Mis viejos solo se aprovechaban los fines de semanas, mi papá trabajaba todo el día en la Compañía Gasco en Estación Central, a veces de noche. Las primeras veces que la escuchaba me daba pena e impotencia. Mi viejo salía en la madrugada y regresaba muy tarde en la noche, sin tener ni un poco de tiempo para la familia, tomándose el té rápido para ir a acostarse. Mi vieja sola todo el día inventándose cosas. Cuando mi vieja dice que se cuide porque “afuera hace tanto frío”, no se refiere solo al clima, sino que a lo desprotegidos que estamos por el Estado.

– ¿Cómo ves esa desprotección hoy en tiempo de pandemia?
– No puede ser que estemos tan desprotegidos, de eso habla Revolución en general. Con un sistema de salud deplorable, que da mucha vergüenza. Todo esto sumado por un gobierno que no sé de qué circo lo sacaron, pero son los payasos más terribles que hemos tenido, después de todos los otros payasos que hemos tenido en el gobierno y en la cámara. Nos lleva a un punto donde tenemos miedo. La gente está quedando sin trabajo, las empresas despiden y a estos payasos no les queda nada más que hacer su show. La gente tiene que ir a trabajar porque tiene que seguir comiendo, pagando el arriendo, pagando las deudas, los bancos te siguen llamando para cobrarte. Las pensiones para nuestros viejos y viejas son una vergüenza, así que tienen que seguir trabajando. No hay ventiladores mecánicos, el Ministro de Salud miente. Después me doy cuenta que la educación también está mala. Es terrible lo que pasa.

– ¿Te has visto perjudicado como músico y la promoción de este EP?
– Sí, pero en relación a este EP tampoco me he visto complicado porque no deseo darle una promoción como hice con el disco anterior, ni como pretendo hacerlo con el siguiente disco. Por los temas que toco, siento que este EP merece otro trato. ‘La tormenta’, por ejemplo, es una canción muy delicada, por lo que quiero que viva a su propio tiempo, que vuelen para que la gente las pueda escuchar cuando ellas quieran.

– Volviendo al sonido del álbum, hay un material que grabaste en la famosa casa de Beaucheff en donde vivió Jorge González y que fue el refugio creativo de Los Prisioneros a fines de los ochenta. ¿Grabaste algo de este disco ahí?
– No, eso es para un proyecto que viene ahora. Ahí regrabé las once canciones de mi primer disco Derecho a Progresar más un cover de ‘Sexo’ de Los Prisioneros, en el patio de la casa. Ese disco va a ser un liveset y se va a llamar La Casa de Beaucheff. También va a salir en video. El lugar principal es el patio, pero estamos en todos lados, la cocina, el living.

– ¿Cómo se dio esa gestión? Jorge no vive ahí hace mucho tiempo
– Yo estaba grabando el video de ‘Raíz’ en el Parque O’Higgins, fuimos a comprar a un negocio y la señora que atendía nos costó que ahí vivía Jorge. Yo no me había dado cuenta, estuve todo el rato grabando en la casa y los pilares en los que yo actúo en el video son los mismos que Los Prisioneros ocuparon para hacer unas fotos para La Cultura de la Basura. Así que no sé cómo, pero nos invitaron a pasar, conocí la casa y yo que soy fanático de Los Prisioneros, que los escuchaba todos los días desde mi casa en Renca hasta el Liceo de Aplicación, no podía dejar pasar esa oportunidad, así que me atreví y pedí la casa.