Rosa Ramírez en el Día Nacional del Teatro: “La pandemia alarga nuestra cesantía como compañía independiente”
Rosa Ramírez es un nombre inolvidable en la historia del teatro chileno, a partir de su rol protagónico en La Negra Ester. En medio de los preparativos para celebrar el Día Nacional del Teatro y otro aniversario de su gran amigo, compañero de trabajo y de vida, Andrés Pérez, responde el telefóno desde Curacaví, donde pasa la cuarentena.
Desde hace cuatro o cinco años en estas fechas venían reuniéndose con grupos de regiones y de otras comunas que se quedaban a alojar en la casa de la compañía Gran Circo Teatro en República 301, para reflexionar respecto a sus metodologías y presentar obras al público pasando la gorra. Pero este año será diferente; se conectarán con el público con videos, música y conversatorios a través de Instagram. Pese a esto, no ofrecerán funciones online como otras compañías. “El trabajo no se hace con una cámara de por medio, para mí. Mañana tengo una intervención por video en Instagram, en que muestro un pedacito mínimo de un minuto, y después se conversa. Porque eso es lo que el día de mañana queremos hacer, vamos a salir a saludarnos y darnos abrazos, otros iremos a la Plaza Dignidad, otros irán al mall. Pero tenemos que volver al teatro. Eso quiero, que la gente se reenamore del teatro”, dice Rosa, tajante, uno de los rasgos que la caracterizan y que quizás le ha dado la fuerza para dar la pelea por una opción radical dentro del teatro: llegar a los más sencillos.
-¿Será así como lo imaginas, que volveremos a las calles y los teatros, o no será como dicen algunos que se va a producir un cambio por el acostumbramiento a las actividades en plataforma digital?
-Los que dicen eso deben ser los mismos que se acostumbraron a una democracia de mentira. Los mismos que agachan el moño ante las autoridades y son complacientes. Porque un criterio así es lo más estúpido. Pero finalmente que cada uno haga lo que quiera. Yo hago teatro.
-Y el teatro siempre es sí o sí, escénico, en vivo
-Es que el teatro es eso. Es como querer nadar en la nieve, puta, a lo mejor se puede, pero hasta donde yo sé, el nado se hace en una sustancia líquida, en agua, sucia o limpia, fría o caliente. Me molesta que los artistas no seamos capaces de tomar este tiempo para nosotros, para pensar y reflexionar sobre nuestro oficio presente y el país, estando además en un momento histórico importante, y que sigamos haciendo teatro como si acá no ha pasado nada. El teatro no se hace con una cámara de por medio, así de simple. Para mí.
Pisoteados y pasados a llevar
Ni el teatro callejero ni el teatro de salón escapa en el contexto actual, a los efectos de la cuarentena y la pandemia. El virus ha obligado a replantearse y algunas agrupaciones de artistas han golpeado las puertas de las autoridades y clamado a la ciudadanía por ayuda y comprensión. Cerrada la posibilidad del ritual humano de la reunión, clausuradas las salas y prohibidas aún las convocatorias callejeras, el teatro queda suspendido. Y deja sin almuerzo a quienes viven de él.
-¿Cómo vive esto el Gran Circo Teatro?
-La pandemia alarga nuestra cesantía como compañía independiente. En diciembre hicimos 4 funciones de La Negra Ester, y por manifestarnos a favor del estallido nos cancelaron funciones y quedamos sin pega enero y febrero. Estábamos esperando este 11 de mayo para funciones en el Nescafé, que ahí nos va bien. Así vivimos, somos rigurosos; yo vivo con 300 lucas. Como trabajadores estamos pasándola mal desde hace mucho rato. Pisoteados y pasados a llevar, desde que nos engañó uno que por la televisión había levantado el dedo y dijo que Chile estaba en deuda con la cultura. Entonces uno creyó.
-Y en estos días además trabajan en llenar formularios para los fondos concursables
-Limosneando fondos. Y benefician siempre a los mismos, parece que nosotros no sabemos escribir. Y sin embargo hacemos un teatro para la gente más sencilla. El GAM estará en problemas porque a lo mejor tendrá que comprar nuevas todas su ampolletas, pero nosotros y una gran cantidad de compañías y colectivos de teatro popular lo pasamos mal hace mucho rato. No nos representa el alcalde, ni el intendente, ni los ministros de cultura, ni el presidente, no nos representan.
[caption id="attachment_366893" align="alignnone" width="720"] Rosa Ramírez junto a Ana González[/caption]
-¿Cómo se come desde la independencia?
-El hecho de ser una compañía independiente nos da la libertad para que cada quien haga sus lucas de alguna manera, unos hacen clases, otros van a clases, otros hacen calle. Una compañía de teatro profesional que no cuenta con la economía necesaria se las tiene que rebuscar y por eso a mí no me afecta tanto esto de si hay pega o no hay pega, no me desorganiza tanto la vida; si yo ganara 10 millones, puta que estaría angustiada. Eso tiene que ver con el sistema capitalista en que vivimos que crea más necesidades de las que tenemos.
-¿Y crees que esta crisis puede provocar un cambio?
-Tengo harta ilusión en que esto nos haga remecer. El sistema capitalista nos ha hecho daño desde el año 1, y lo hemos hecho durar demasiado. Cada uno de nosotros es responsable del presente. Yo no le puedo tirar la culpa a quién, ¿a Lagos Weber? No, me caerá como el hoyo, pero no le puedo echar la culpa. Acá somos todos responsables.
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-¿Qué es lo que refleja en el fondo esta pandemia? ¿Qué imagen nos devuelve?
-Esta pandemia refleja el fracaso de un sistema consumista individualista mediocre como el capitalismo, así que yo me preparo para una nueva sociedad. Nosotros somos trabajadores de las artes, a lo mejor hay otros que son figuras, yo soy trabajadora del arte, y tenemos que tener igualdad de condiciones, entonces hay que hacer las peticiones que corresponden, pero en este país nunca les ha interesado el teatro independiente, popular, así que no me sorprende, los favorecidos siempre han sido los bonitos, la burguesía, la elite. Y eso es de siempre y es igual. Necesitamos el mismo respaldo y apoyo que todos los trabajadores y trabajadoras de este país. Y me refiero a los que son bien tratados. Todos debiésemos tener un mínimo de cuidados, mascarillas, guantes, un sistema de salud, seguridad económica de alimentos, salud y seguridad social, eso por un lado. Y por otro, yo sueño que cuando salgamos de esto, los seres humanos aprovechemos de pensar, de darnos cuenta de que somos consumistas, competidores y ególatras, pero en eso nos ha transformado esta sociedad. ¿Qué pasa si somos sencillos y solidarios, si no le tenemos vergüenza a la sencillez? Porque no es pobreza, es sencillez. ¿Por qué no acercarnos a la honestidad, por qué no somos más cariñosos? Todo es plata.
-Pero cuando se acabe esto y haya que ir a votar, ¿vas a ir al plebiscito o no?
-Iba a ir en abril, yo sé que con eso no ganamos nada, pero quería celebrar con quienes sí creen, y quería ser parte de ellos, curarme, abrazarme, celebrar el triunfo del Apruebo, pero no me pierdo, si igual ya he votado por weones que me da vergüenza después. Yo sé que con eso no cambiaremos nada y lo más probable es que cuando sea octubre voy a estar en la misma. Estoy por el Apruebo pero no por el hecho en sí, sino por ser parte de la ilusión de un pueblo.