¡Buenos días, Buenas tardes!: Las críticas a Carabineros

¡Buenos días, Buenas tardes!: Las críticas a Carabineros

Por: Sandra Villanueva | 02.05.2020
En este contexto, la responsabilidad de Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, es innegable. Cada uno de los distintos gobiernos democráticos, que han tenido el poder y la posibilidad cierta de transformar la institucionalidad de Carabineros y de las Fuerzas Armadas, no han querido hacerlo.

Chile, en la década de los 80, era un país donde el miedo era parte de las prácticas cotidianas de sus habitantes. Hay una multiplicidad de historias que refrendan esta afectividad y la mayoría tienen un lugar en común. El miedo a que te pasara algo, era el miedo a que la policía te haga desaparecer.

Han pasado décadas desde la post-dictadura; se supone, con un nuevo inicio en democracia. Sin embargo, en este nuevo escenario político, la policía nacional no se transformó. Cambiaron el color negro por el verde, han modernizado sus autos, pero sus métodos y estrategias para reprimir a las personas, siguen siendo las mismas. En realidad, la represión se ha profundizado, porque hoy cuentan con nuevas tecnologías y una nueva institucionalidad, que los ampara en la violación a los derechos humanos.

El problema está en la raíz de las Fuerzas Armadas de Chile, en su educación como agentes del Estado. La policía uniformada ha forjado, desde su origen, una concepción racista y criminal, hacia todo aquel que desarrolle pensamiento crítico. Esto quiere decir, que ven en las manifestaciones populares, masas de delincuencia que deben ser disueltas y eliminadas a como dé lugar.

Los condenables actos de violencia de Carabineros hacia las personas, develan un disciplinamiento acéfalo, que sólo distingue las marcas más discriminatorias impuestas a los seres humanos, como son las categorías de razas, de clases y los roles de géneros, que nos constriñen a todos.

Desde esta concepción hegemónica del Estado, emergen uniformados que tienen en su imaginario, un anhelo de blanquitud, puesto al servicio del empresariado, con una obediencia irrestricta al macho general. En base a esta contra-cultura, recogieron  como técnica macabra, el disparo de balines a los ojos de los manifestantes, durante el estallido social y establecieron como alternativa legítima, el arrojo de bombas lacrimógenas a la cabeza, de quienes estén alrededor de su perímetro de control.

En este contexto, la responsabilidad de Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, es innegable. Cada uno de los distintos gobiernos democráticos, que han tenido el poder y la posibilidad cierta de transformar la institucionalidad de Carabineros y de las Fuerzas Armadas, no han querido hacerlo.

El grave daño cerebral ocasionado al estudiante Rodrigo Avilés, durante las manifestaciones del 21 de mayo de 2015, fue un aviso que prendió todas las alarmas, transformándose en un  adelanto de lo que sería el tratamiento a las personas, durante las manifestaciones de octubre de 2019 a la fecha.

La familia de Rodrigo Avilés, interpeló al Estado, interpuso una querella y exigió al gobierno de la época -Michelle Bachelet-, que interviniera los llamados protocolos de Carabineros. El propósito era que no volviera a suceder, que un carro lanza agua, dirigido por la policía nacional, para supuestamente restaurar el orden público, actuara de forma criminal, atacando directamente al cuerpo de los manifestantes.

Nada pasó con el caso de Rodrigo Avilés. Siendo la peor parte de todas, la impunidad ante estos hechos y la disponibilidad -a destajo-, de recursos fiscales.

Literalmente, Carabineros hace lo quiere y quien comanda a esta manada de sujetos prejuiciados, es un general que ha justificado, públicamente, el encubrimiento y la validación de la impunidad.

Hasta hace unas semanas atrás, reclamaba por una oposición en estado de cuarentena, que sólo después del flagrante tiroteo ocasionado por un grupo de Carabineros, en contra de civiles, en la comuna de la Florida, se ha levantado desde sus asientos, para exigir la destitución del General Rozas. Sin embargo, haciendo la crónica en torno al repudio justificado a Carabineros, la verdad es que dudo que exista, dentro de esa institución, alguien distinto de Rozas. Dudo que exista un líder, con la actual formación de la policía nacional, que tenga los conocimientos en derechos humanos, que reconozca en las personas el valor de la vida y sepa distinguir, que los recursos fiscales son puestos a disposición, desde el bolsillo de la ciudadanía, para mejorar la política pública. No para desfalcar las arcas estatales, ni para comprar anillos de oros a sus licenciados, ni para la adquisición de armamento de guerra en plena pandemia.

Desde un análisis superficial, que se conecta irónicamente con esta realidad, surge la parodia a Carabineros, realizada por El Club de la Comedia. Los personajes de Sergio Freire y Rodrigo Salinas, lograron sintetizar en un saludo que recoge, en su trasfondo, la marginal formación que imparte esta institución, reproduciendo sujetos que desde su acento, denotan la obediencia basada en la falta de conocimiento.

¡Buenos días, Buenas tardes! es el corolario de una policía nacional que desconoce hasta la información más básica. Por lo mismo, forjan una personalidad basada en la pedantería, donde la soberbia es la capa externa que cubre sus discursos, siendo el General Rozas la lamentable y perversa síntesis de esta ignorancia.