Antes de recibir tres premios Altazor, de ingresar a la Orquesta Sinfónica de Chile y dirigirla, de ser parte de los pioneros de la música fusión nacional, antes de todo el palmarés y bagaje musical, Guillermo Rifo Suárez (Santiago, 1945), un guatoncito de 8 años, escuchaba embelesado la música de la radio en su casa en el barrio Yungay. Sus padres le transmitieron el gusto por este arte a su único hijo, sin saber que ese pasatiempo sería el desvelo y la pasión más inmutable de su vida. Guillermito quería tocar la batería a como diera lugar y su madre accedió de inmediato y lo llevó al Conservatorio, pero se encontró con que debía tener por lo menos 15 años de edad para entrar a estudiar percusión, y él solo tenía 10. La pena lo sobrepasó y los llantos se oyeron en todo el establecimiento, hasta que pasó el profesor de percusión.

– ¿Qué le pasa al gordito?

Enterado, el profesor cedió a que le tomaran el examen de admisión, con el cual empezó una carrera que lo ha tenido vinculado con la música desde la década del 60, siendo parte durante  30 años de la Orquesta Sinfónica de Chile como compositor docto y solista de música contemporánea para percusiones. Junto a ello, es considerado el primer vibrafonista del jazz chileno y fue impulsor de agrupaciones camerísticas de fusión como  Aquila (1973), el  sexteto Hindemith (1976) y Latinomúsicaviva (1979). 

A mitad de la década de los 80 en Chile, el maestro Rifo empezó a escribir, en secreto, una obra dedicada a Salvador Allende y el proyecto de sociedad truncado por el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Le llamó Sendas.

“Senda, como dice su palabra, apela a un camino angosto y pequeño pero que llega a cualquier lugar al que quieres ir. Pensé también en los caminos que nos conducen en la vida, los cuales son continuos”, cuenta Rifo, desde su casa.

El nombre escogido se basó en el célebre último discurso de Allende emitido por Radio Magallanes, a horas de su muerte y derrocamiento, en el que el líder de la Unidad Popular decía que "más tarde que temprano se abrirán las grandes Alamedas por donde pase el hombre libre".

“El golpe de Estado me afectó de forma muy fuerte el alma y mucho más la muerte del presidente Allende. Asesinado o suicidado, fue presidente hasta el final, nunca mostró miedo ni susto en su último discurso sino que al contrario. Sabiendo que iba a morir, transmitió un mensaje de esperanza y serenidad. Fue espectacularmente sabio y generoso. Por siempre seré allendista”.

El lunes 12 de marzo de 1990 se realizó un acto presidencial en el Estadio Nacional, en el que se reunieron más de 80 mil personas. Era el segundo día de Patricio Aylwin como primer presidente de la República tras el fin de la dictadura de Pinochet. Uno de los organizadores del acto era Jaime de Aguirre, quien llamó al músico y le dijo que quería que la Orquesta Sinfónica, bajo su dirección, estuviese ese día para interpretar el Himno nacional, sumándose el Coro de la Universidad de Chile. Fueron tres ensayos hasta ese lunes.

–Durante toda la dictadura, yo nunca canté el Himno nacional y, cuando tuve que tocarlo, lo hice sin ganas. Incluso una vez me retaron por haberme equivocado, siendo que era tan simple. Pero ese día fue distinto.

Con el estadio abarrotado, ingresó junto a la orquesta y la emoción lo embargó.

–No tenía nervios, sólo sentía emoción. A inicios del himno estaba llorando un poquito.

El compositor también tiene palabras para referirse al contexto en que se realizará esta nueva interpretación de su obra dedicada a Allende. El estallido social iniciado el 18 de octubre pasado, era "algo que tarde o temprano iba a ocurrir". Por otra parte, ante la realidad económica que afecta al sector musical debido a la crisis a consecuencia de la pandemia COVID-19, el maestro se muestra preocupado: "Los que trabajan en orquestas estatales o municipales no tienen problemas, pero eso es la realidad de un número mínimo de músicos, que serán unas 140 personas en todo el país. El resto de los músicos populares se quedaron sin espacio y con ello sin comida. Esto es así de duro, conozco casos espantosos de compañeros que no han tenido para comprar 'algo' para comer, ni un paquete de arroz. Esto es tremendo". 

Para Rifo esta situación se agudiza al considerar la relación histórica entre el Estado y los músicos populares: "El Estado de Chile nunca ha hecho un proyecto de ley que vaya en dirección a protegerlos laboralmente, al igual que los actores. Los guitarristas de muchas bandas ganan su dinero sin imposiciones y los montos no alcanzan para que coticen en AFP. Hay músicos que están viviendo de lo que le regalan los amigos. Ese nivel".

Sendas se revivirá vía streaming este sábado 25 de abril a las 12:00 del día, en conjunto a obras de Béla Bartók, Dmitri Shostakovich y Felix Mendelssohn, todas interpretadas por la Orquesta Marga Marga en sus 10 años de trayectoria. Será a través del Facebook @Orquesta Marga Marga.