FOTOS| Trapos rojos: La desoladora forma en que colombianos alertan de su hambre por el COVID-19

FOTOS| Trapos rojos: La desoladora forma en que colombianos alertan de su hambre por el COVID-19

Por: Cristian Neira | 21.04.2020
Desde hace varias semanas, las personas en diversas ciudades de Colombia han puesto la voz de alerta debido a la falta de dinero para comprar por la alta cesantía que los afecta. El hambre atacó a muchas familias e hizo que sus integrantes pidieran ayuda, colgando alguna prenda o trapo rojo desde sus ventanas, lo que se está masificando, mostrando la crítica situación del país sudamericano.

Colombia suma a la fecha casi 4.000 casos positivos de COVID-19 y 189 muertes confirmadas a causa de esta infección, lo que ha empezado a provocar una verdadera crisis en el país, no sólo por la falta de dinero y trabajo debido a la cuarentena, sino por el desabastecimiento.

El hambre ha empezado a rondar en diferentes ciudades de este país y ha afectado a zonas acomodadas como desprotegidas, por lo que la población empezó a movilizarse para ir en su ayuda. También, para avisar que necesitan con urgencia de esta.

Es por eso que se puso de ‘moda’ una desoladora forma de dar aviso que, en esa casa, se está sufriendo de hambre: colgar trapos o prendas de color rojo en las ventanas.

Tengo el refrigerador vacío. Por la falta de plata, de trabajo, por esta situación que estamos viviendo. Puse el trapo rojo para informar que tenemos hambre, que la necesidad es mucha para todos nosotros", reconoció una bogotana al diario El Confidencial, que decidió realizar un reportaje acerca de esta tendencia.

Antiguamente, la gente ponía algo rojo en una casa para avisar que en ella se traficaba droga, pero esto varió dramáticamente con la pandemia del coronavirus. Durante estos últimos días, las ventanas de casas y edificios se han llenado de este color.

El gobierno del presidente Iván Duque ha tratado de ayudar a la población más vulnerable con entrega de mercadería, suspensión de pagos, pero no ha sido suficiente. La cesantía crece rápidamente, sobre todo en Bogotá y el dinero escasea.

Los trapos rojos son el cruel reflejo de una pandemia que arrasa con su paso y de la cual aún no existe una cura.