El gobierno frances anunció que quienes trabajan en centros sanitarios de los treinta departamentos más afectados por la epidemia (hay un centenar en todo Francia) cobrarán en mayo una prima de 1.500 euros, a la cual se sumará otra cifra asociada a las horas extraordinarias que hayan realizado, con una bonificación del 50%, en lugar del 25% habitual, lo que supondrá de media unos 600 euros, según precisó el titular de Sanidad, Olivier Véran, en una comparecencia al término del Consejo de Ministros.

Al realizar dicho anuncio, el primer ministro frances, Édouard Philippe, explicó que el bono estará exento de impuestos y de cotizaciones sociales, y que el resto de los profesionales sanitarios tendrán una prima de 600 euros y la remuneración de las horas extraordinarias con la misma bonificación del 50%.

El costo de este bono significarán 1.300 millones de euros que pagará el Estado, y que serán sacados de los 8.000 millones de gastos extraordinarios para sanidad que se incluirán en el proyecto de ley de presupuestos correctivo que será tramitado en el Parlamento con carácter de urgente desde este viernes.

En tanto, otros 4.000 millones de euros se dedicarán a la compra de material sanitario necesario para hacer frente a la epidemia, como mascarillas y otros insumos necesarios para el combate contra el COVID-19.

En paralelo, más de cuatro millones de familias en situación de precariedad serán beneficiarios de una "ayuda excepcional de solidaridad", la que se traducirá en la mayoría de los casos en un aporte de 150 euros por hogar y 100 euros adicionales por cada hijo.

Finalmente, estas inversiones singificarán que el déficit público llegará hasta el 9% del PIB francés, frente al 3 % del pasado año, y la deuda pública al 115 %, comparada con el 98,1 % al terminar 2019.