Las pruebas que apuntan a que el régimen chino ocultó evidencias de la existencia del COVID-19 mucho antes de hacerlo público

Las pruebas que apuntan a que el régimen chino ocultó evidencias de la existencia del COVID-19 mucho antes de hacerlo público

Por: Carolina Ceballos | 13.04.2020
Una investigación periodística de un medio de Estados Unidos apunta directamente a la responsabilidad de la administración de Xi Jinping de no haber transparentado la realidad de lo que estaba ocurriendo, a lo menos un mes antes de que se conociera la noticia de este nocivo virus que terminó transformándose en pandemia.

De acuerdo a una investigación de la cadena de televisión norteamericana NBC News, el ocultamiento del régimen chino sobre el nacimiento de una incipiente epidemia en una de sus ciudades más populosas y de mayor empuje industrial es una realidad.

El medio argumenta que tuvo acceso a documentos confidenciales que certifican que el sistema sanitario de Wuhan, epicentro de la pandemia del coronavirus, ya había colapsado en noviembre de 2019.

Beijing informó el 31 de diciembre a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que una nueva cepa viral había surgido en esta ciudad, sin embargo habría mentido al asegurar que esta ya se encontraba controlada y sin posibilidades de que fuera a expandirse más allá de la provincia que la contenía, Hubei, al oeste de Shanghai. En ese mismo reporte, declaró que los primeros casos eran de mediados de diciembre del 2019.

NBC News accedió a papers secretos de agencias de inteligencia norteamericana que disponían de datos acerca de un colapso en el sistema sanitario de Wuhan desde noviembre, información que llegó a poder de los analistas a través de comunicaciones interceptadas, pero sobre todo con imágenes que mostraban un incremento sostenido en los centros de salud en esta ciudad.

Los reportes no fueron formalizados por falta de material concluyente, motivo por el que no se transmitieron a la Casa Blanca, situación que confirmó el Departamento de Defensa de los Estados Unidos en una comunicación hecha en la noche del jueves último.

“Podemos confirmar que los informes de los medios sobre la existencia/lanzamiento de un producto/evaluación relacionado con el coronavirus en el Centro Nacional de Inteligencia Médica (NCMI, por sus siglas en inglés) en noviembre de 2019 son incorrectos”, sostuvo en una declaración el Dr. R. Shane Day, coronel de la Fuerza Aérea y director del citado centro.

Fue el diario South China Morning Post, el que hizo una investigación periodística que contradijo la información oficial del régimen y rectificó la fecha de la que hablaban en China, asegurando que ya se conocía la existencia del nuevo virus el 17 de noviembre . Esto, mucho antes del 31 de diciembre, cuando una agencia internacional supo que una nueva cepa hacía estragos en China.

“Expertos chinos están investigando un brote de enfermedad respiratoria en la ciudad central de Wuhan que algunos ven relacionado con la epidemia del SARS de 2002-2003”, aseguraba el reporte de The Associated Press.

La OMS, por su parte, supo del brote mucho antes que el resto de los países y emitió un comunicado el 14 de enero en el que intentaba transmitir tranquilidad al resto de los países, asegurando que “no hay evidencia clara de que haya transmisión humano a humano” respecto de la nueva enfermedad conocida como COVID-19. Este organismo, de hecho, comienza a ser evaluado por algunos gobiernos sobre su responsabilidad en la falta de rigurosidad hacia Beijing.

Considerando el comportamiento del nuevo coronavirus, es probable que haya surgido antes de noviembre incluso. El primer caso confirmado y estudiado como novedoso, informó South China Morning Post, fue el 17 de noviembre. No obstante, el virus demora varias semanas en manifestarse y hasta podría haber circulado a través de personas asintomáticas un largo tiempo antes de comenzar a expandirse entre los habitantes de Wuhan.

Si las imágenes satelitales de archivo exhiben mayor movimiento en los centros asistenciales de esta ciudad hacia mediados del mes de noviembre, entonces los casos ya se acumulaban por decenas y el sistema sanitario presentaba problemas para atender la creciente demanda de pacientes.

El brote era evidente entre la población, por lo que debió comenzar antes, de acuerdo a los datos de los que se disponen respecto del comportamiento de esta nueva y destructiva cepa. Esto, sin considerar los casos ingresados con dificultades respiratorias de envergadura que fueron tratados como neumonías simples hasta que se empezó a detectar que algo extraño estaba pasando en plena temporada de invierno.

De acuerdo a lo que ha informado este diario, tras revisar documentación confidencial del régimen de Xi Jinping, pudieron constatar cuán rápido se propagaba el virus durante sus primeros días. Asumiendo que el primer caso apareció el 17 de noviembre, la cifra fue aumentando exponencialmente entre los infectados con sintomatología de COVID-19. El 15 de diciembre, el total de personas con coronavirus ya alcanzaba a las 27. Y a fines de 2019, los infectados eran 266. En enero 1, la cifra subió a 381, de acuerdo a los registros oficiales que cada vez están siendo más cuestionados.

Falta de transparencia

Las primeras víctimas del ocultamiento de Beijng sobre el nuevo brote que afectaba a una población neurálgica de este país fueron los propios chinos, quienes no tuvieron acceso a información necesaria para salvaguardar su existencia.

Fue recién el 23 de enero que el régimen central ordenó el aislamiento total de Wuhan y su entrada en régimen de cuarentena, lo que ya era demasiado tarde, el virus ya había empezado a expandirse al resto del planeta y la pandemia parecía inevitable.

Los embustes del gobierno liderado por Xi Jinping no se han discontinuado. En efecto, informes recientes informaron que China había aplanado exitosamente la curva de contagios, pero medios japoneses descubrieron la verdad detrás de este "logro": se habían discontinuado las pruebas en los casos sospechosos.

A las mentiras se adicionaron las cifras oficiales de contagios y decesos. Según los reportes públicos de Wuhan y el resto del estado, los fallecidos por el virus en China llegan a los 3.340, mientras que los contagios alcanzan 82.924. Una nueva investigación periodística denunció que estas cifras no correspondían a la realidad y que se calculaba en unas 40 mil personas los muertos como consecuencia del coronavirus.

Nuevas informaciones de inteligencia corroborarían lo que muchos sospechan: que de haberse conocido inmediatamennte la información referente al nuevo virus, la comunidad internacional le habría podido hacer frente con mejores herramientas.