La trágica trama que da cuenta de la falla de los protocolos en el fallecimiento de la víctima más joven del COVID-19 en Chile
Durante su reporte diario de este sábado, el Minsal mencionó el caso de una joven de 21 años -la víctima fatal más joven en nuestro país hasta ahora- que según la autoridad falleció a causa de una "enfermedad de base", que asociada al COVID-19, terminó con su vida.
Lo que el ministro Mañalich no mencionó, es que el caso de Fabiola Machuca (21), fue diagnosticado después de su fallecimiento, por lo que su familia, los funcionarios de la funeraria, un turno completo de la unidad de oncología del Hospital de Talca, y otras 60 personas que acudieron a su última despedida, se encuentran ahora en riesgo de haber contraído la enfermedad.
Esto, a pesar de que la joven pasó por cuatro centros médicos en las dos semanas previas a su deceso, lo cual según un reportaje publicado por CIPER, se debería a un cambio en los protocolos emitidos por el Minsal, que hasta el 22 de marzo decían que quién tuviera los síntomas de la enfermedad debía ser sometido a un examen PCR, pero que desde esa fecha en adelante, comenzaron a realizarse solo en el caso de que el paciente hubiera estado en contacto directo con un caso confirmado de contagio. Fabiola se presentó a consulta el 25 de marzo, solo tres después de que cambiara el protocolo.
La atención médica
El primer centro de salud al que acudió Fabiola Machuca fue el Cesfam de Romeral, donde ya tenía síntomas de COVID-19, pero no fue sometida al examen, siendo derivada al SAR de Aguas Negras.
Según cuenta la cuñada de Fabiola, Daniela Arriagada, en este lugar fue tratada como si tuviera rinofaringitis y se le adminstró paracetamol, sin acceder -nuevamente- al examen de detección de coronavirus.
En ambos casos el test no le fue realizado por el motivo antes esgrimido, la reciente actualización del protocolo indicaba que solo debía realizar en caso de contacto directo con pacientes contagiados.
La directora del Departamento de Salud de Romeral, la doctora Catherine Concha, detalló al mencionado medio el circuito que siguió la consulta de la joven: “De acuerdo a la observación clínica que hizo nuestro equipo se definió que era una paciente potencialmente sospechosa y fue derivada, según el protocolo, al SAR de Aguas Negras, que es la cabeza a nivel provincial que está atendiendo y recibiendo a pacientes respiratorios con sospechas de COVID-19. En ese centro la reevalúan y definen que la paciente no cumple con los criterios para ser tomado un examen y la devuelven a Romeral. Queda con algunas indicaciones generales y algunos fármacos”.
Tras esto, el Departamento de Salud de Romeral inició un monitoreo telefónico, ya que según explicó la doctora “nos quedamos con la sensación de no haber terminado con el proceso. Fuimos evaluando su estado día a día. Sus síntomas respiratorios no fueron sugerentes de una evolución compleja, sin embargo, ella unos días después sí presenta un cuadro asociado al ámbito hematológico (problemas en la sangre), hizo unos sangrados gingivales (de la boca), y en ese momento re-consulta en nuestro servicio de urgencia y es evaluada por el equipo clínico y por el odontólogo, quienes definen, dado el cuadro clínico más amplio, que podía existir la posibilidad de que ella estuviera generando un cuadro hematológico”.
Así, el 31 de marzo Fabiola Machuca fue fue derivada al Hospital de Curicó, donde se le tomaron exámenes que según la doctora Concha “claramente dejan de manifiesto que ahí había una situación hematológica que había que confirmar en un centro de mayor complejidad”, por lo que fue trasladada al Hospital de Talca.
Este último traslado fue el 1 de abril. Pasaron varios días sin que su condición mejorara, y sin que le fuera realizado el examen, hasta que el día 7 de abril la joven falleció.
Tras su deceso, la doctora Catherine Concha le sugirió al Hospital de Talca que sometiera al examen de detección alguna muestra de sangre de la paciente. El examen arrojó positivo y se le avisó a su hermana, Andrea Machuca, que a esa altura ya estaba de vuelta en su casa después del funeral.
“Hicimos todo el proceso sin protección. Yo la vestí, estuve al lado de ella, la toqué y abracé con cero protección, solo con una mascarilla, tuve contacto directo. Nunca me dijeron que había sospecha de algo”, indicó al respecto su hermana.
El funeral
El velorio de Fabiola Machuca se realizó el miércoles 8 de abril en la casa de su familia. Su hermana, Andrea, confirmó que ninguna autoridad sanitaria le avisó a sus cercanos que estaban analizando muestras biológicas de la joven para determinar si estaba contagiada por COVID-19.
Al día siguiente, se realizó el funeral en el Cementerio Parroquial de Romeral. Al menos 60 personas acudieron a la ceremonia y ni ellas ni las operarios de los servicios funerarios fueron avisados del peligro hasta después de haber entrado en contacto con Fabiola.
Recién dos horas después de finalizada la ceremonia la hermana de Fabiola recibió un llamado de una funcionaria de la Seremi de Salud que le comunicó que un examen había dado positivo por coronavirus.
Al respecto, la directora del Departamento de Salud de la comuna, Catherine Concha, indicó que “a ese grupo de personas las tenemos monitoreadas y les hemos indicado que frente a cualquier duda se contacten con nosotros, para que podamos tomar las medidas necesarias”. A esto Concha agregó que también se les "sugirió" entrar en cuarentena.
Asimismo, Concha señaló que le han tomado el examen a más de 30 personas, particularmente del entorno familiar directo y del equipo médico que trató a Fabiola.
Sin embargo, uno de los tantos a quienes no se les ha tomado el examen, Gabriel Godoy, el dueño de la funeraria, alegó que "yo la maquillé, la arreglé. Manipulé el cadáver, y hasta el día de hoy no me han dicho que debo tomarme el examen. Me ordenaron hacer cuarentena preventiva, y solo si tengo algún síntoma me harán el examen el 15 de abril".
Las responsabilidades
Además de las personas antes mencionadas un turno completo de la unidad de oncología del Hospital de Talca debió entrar en cuarentena, porque los médicos, enfermeros y técnicos que la trataron durante su hospitalización de siete días tampoco usaron elementos de protección. Lo mismo ocurrió con algunos miembros del personal de Cuidados Intensivos. Como no tenían información, no se aplicaron los protocolos.
Los propios funcionarios del hospital reconocieron al mencionado medio que es “un problema grave” el que nunca se hubiera sospechado que estaba contagiada por COVID-19 ya que "parte de sus síntomas así lo indicaban”.
En tanto, respecto del porqué de toda esta situación, todo parece apuntar al cambio en los protocolos.
Esto porque hasta el 22 de marzo el protocolo decía que bastaba que una persona presentara fiebre y otro síntoma asociado a COVID-19, aunque no hubiese estado en una zona de “circulación comunitaria” del virus (donde ya hay muchos casos a los que se les perdió la trazabilidad), para que se aplicara el test. En ese caso, Fabiola habría calificado para el examen. Sin embargo, ella se presentó a la consulta el 25 de marzo, solo dos días después de que las condiciones cambiaran: ahora el paciente debía haber estado en contacto directo con un caso confirmado de contagio o residir en una zona de “circulación comunitaria”. Por esta razón, no se le hizo el test en las dos semanas que Fabiola deambuló entre los cuatro recintos hospitalarios.