“Mi viejita no pudo seguir luchando”: Johnny Herrera rompe el silencio tras perder a su mamá por COVID-19
Johnny Herrera habló por primera vez luego de perder a su madre el pasado martes 31 de marzo producto del COVID-19, pandemia que está causando estragos en la Región de La Araucanía.
El portero de Everton de Viña del Mar y uno de los grandes ídolos históricos de la Universidad de Chile, relató que alcanzó a conversar y despedirse de su progenitora, Gladys Muñoz, dos días antes que le comunicaran su deceso.
“El viaje se me hizo eterno a Temuco desde Viña del Mar...Antes de salir de mi departamento, el doctor me dijo que eran escasas las posibilidades que pudiera sobrevivir. Se me vino el cielo encima. Trataba de mantener la calma durante el viaje, pero mi gran temor era no poder despedirme", comenzó relatando a LUN.
"Es duro que te digan entra a despedirte. Entré, era el único autorizado a hacerlo, con todos los resguardos. Doble delantal, doble mascarilla, antiparras, de todo. La pena es que no podía abrazarla, pero conversamos como dos horas. Ahí le decía que tenía que recuperarse porque mi hijo Brunito lo único que quería era estar con la 'Buela Laly'. Ella estaba consciente y hablamos. Nos quedamos esperanzados porque estaba mejorando. Seguía peleándola, como en toda su vida. Piensa que a ella dos veces se le quemó la casa y se volvió a levantar", añadió Herrera.
Finalmente, el martes lo llamaron para contarle la triste noticia de la muerte de Gladys Muñoz. "Se me vino el mundo encima, mi viejita no pudo seguir luchando. Siempre fue una mujer luchadora y sabía que la pelearía. A quién iba a salir yo. Tenía tanto carácter seguramente por todos los esfuerzos que tuvo que hacer para criarnos con mi hermano”, dijo el meta.
Johnny Herrera cerró contando que “si no es por ella, yo habría estudiado seguramente en Temuco y no hubiera conseguido ser lo que soy. Cuando a los 13 años me fui a Santiago para jugar por la U me compró unos guantes Uhlsport APG, que eran los que usaban los arqueros en esa época. Y también unas zapatillas Nike Air Jordan. Mis compañeros en el colegio en Maipú alucinaban. Fue uno de los grandes regalos que me dio”.