Manu Dibango, la leyenda que popularizó el afrojazz
“A través del jazz, encontré toda la música que amo, comenzando por la música clásica”, señalaba Manu Dibango en 1991. El compositor, cantante e intérprete de una serie de instrumentos de cuerda y viento de los cuales se destacó en el saxofón, incursionó en numerosos estilos musicales con los que fue definiendo su sello característico: el makossa, un estilo de afrojazz qué habla de injusticias, sufrimiento, dignidad y orgullo desde hace más de 60 años.
Nacido en Douala, Camerún, Manu Dibango llegó con apenas 15 años al puerto de Marsella en Francia con una pequeña suma de dinero y tres kilos de café para pagar su primer semestre en un internado. Muy pronto descubrió el saxofón y, con esto, su pasión por la música. Sin embargo, como no podía costearlo, descubrió el piano y la mandolina de su escuela, empezando así a forjarse como multi-instrumentista.
[caption id="attachment_355617" align="aligncenter" width="683"] Getty Images[/caption]
Viviendo en Bruselas, Papa Manu, como fue llamado más tarde, descubrió a grandes figuras del jazz de EE.UU. que influenciarán su carrera, como Duke Ellington, Louis Armstrong y Count Bassie. Durante este aprendizaje conoce a Joseph Kabasale, vocalista y líder de Africa Jazz, quien lo contrata para su banda y graban canciones como ‘Independence Cha Cha’ y ‘Table Ronde’. Seis años más tarde, en 1967, cambia el piano por el saxo como su instrumento principal y forma su propia banda. Al año siguiente lanza su primer disco e inicia su influyente carrera musical.
Soul Makossa
Ligar a Manu Dibango a ‘Soul Makossa’ (1972) es un acto reflejo que ignora el makossa, el sonido señero que el saxofonista imprimió a todos los géneros musicales que interpretó, como rumba africana, disco, son cubano, hip-hop, reggae y jazz, por nombrar algunos.
Makossa, que significa “danza” en el dialecto de su natal Douala, es otro de los estilos urbanos provenientes del África Sub-Sahara, como el afrobeat, el cual consiste en la fusión de percusión, una fuerte base de bajo eléctrico y el protagonismo de los bronces. De esta manera, un canción cubana tan tradicional como ‘Quizás, quizás, quizás’ en la versión de Manu Dibango comienza como un bolero y se va contagiando de a poco con el makossa, teniendo al saxo como hilo conductor y moderador de esta fusión transatlántica.
Cinco años de carrera solista tenía Manu Dibango cuando lanza como lado B de ‘Hymne de la 8e Coupe d'Afrique des Nations’ la canción ‘Soul Makossa’ en 1972. A pesar de esta importante vitrina, la canción abrió fronteras y logró su trascendencia debido a un hecho absolutamente fortuito y alejado al ambiente futbolístico. A miles de kilómetros de su natal Camerún, el DJ neoyorquino David Mancuso encontró ese mismo año una copia de este single de 7" en una tienda de discos de Brooklyn y lo convirtió de inmediato en un éxito local en sus fiestas en el famoso club de Nueva York, The Loft.
Tanto fue el éxito que numerosos bootlegs de la canción surgieron con la misma rapidez que se agotaban en el mercado. Por ese época, nueve versiones de la canción figuraron en el ranking Billboard al mismo tiempo. Todo ese enorme revuelo le valió para sus únicas nominaciones al Grammy: ‘Mejor Composición Instrumental R&B’ y ‘Mejor Performance Instrumental R&B’ por el LP Soul Makossa. Y aún faltaba lo mejor.
Diez años después de este singular éxito, ‘Soul Makossa’ seduce a la dupla más millonaria de la industria musical de los ochenta: Quincy Jones y Michael Jackson. En plena grabación de Thriller, el disco más vendido en la historia de la música, el dúo escoge el estribillo de la canción para incluirla en el single ‘Wanna be startin’ something’. A pesar que Dibango no fue incluido en los créditos de la canción, ambas partes llegaron a un acuerdo financiero.
Más allá de la polémica, el estribillo-mantra “ma-mako, ma-ma-sa, mako-mako ssa” llegó al Top 10 en diez de lo más importantes rankings a nivel mundial. Y no sólo eso: a través de Michael Jackson, la creación de Manu Dibango se convirtió en un elemento recurrente en la música popular y sus decenas de repercusiones fueron tan diversas como insospechadas. Por nombrar algunos, ‘Soul Makossa’ se puede escuchar en canciones como ‘Rhythm (Devoted to the art of moving butts)’ (1990) de A Tribe Called Quest, ‘Gettin’ jiggy wit it’ (1998) de Will Smith, ‘Déjà vu’ (2006) de Beyoncé con Jay-Z, ‘Don’t stop the music’ (2007) de Rihanna, ‘Lost in the world’ (2010) de Kanye West, entre otras.
Sin duda, su influencia no se limita exclusivamente a este hit. Su valioso aporte a la música latina como en el disco ‘Cubafrica’ (1998) o su reconocido sello sonoro de fusión entre el funk-soul, latino y el afrobeat en ‘Africadelic’ (1973), es sólo parte de su legado y un gran punto de partida para comenzar a sumergirse en la discografía que lo elevó a la categoría de leyenda junto a otros gigantes del África central como Fela Kuti.
Como señaló en 1995 al New York Times, “África ya no es una colección de ex colonias. África es África”. Y en lo cultural, gran parte de este mérito es gracias a Manu Dibango.