Más de 30 contagiados: Así fue el masivo brote de coronavirus en la oficina central de la Compin
Patricia se siente más nerviosa de lo normal*. Es lunes por la mañana y, por primera vez, se dirige a su trabajo con miedo. La noticia de un brote de coronavirus en su oficina la tiene aterrada. Adentro el ambiente es tenso y observa en sus compañeros el mismo temor que a ella le revuelve el estómago. Hace solo un par de días, se enteró que algunos de sus colegas dieron positivo al test de COVID-19.
Al rato varios funcionarios son enviados al primer piso de la oficina del Compin, ubicada en la esquina de Huérfanos con Mac-Iver, a una charla preventiva sobre el virus que a esa altura tenía a cuatro compañeros de Patricia contagiados. Mientras le tomaban la temperatura, a ella le llamó la atención algo que la dejó boquiabierta. De repente, uno de los guardias abre las puertas de la oficina y comienza a ingresar público al recinto. Fue el 16 de marzo de este año.
La funcionaria no puede creer que con la cantidad de contagios que hay en la Compin, donde trabaja, hayan decido atender usuarios como si nada pasara. “Eran órdenes superiores”, dice hoy. Al rato, más de 200 personas ingresan a las dependencias esperando ser atendidas.
El exceso de público obligó a la jefatura de turno a tomar medidas. Se cerraron las puertas y se comunicó que no se seguiría atendiendo porque existían varios funcionarios contagiados con coronavirus. Ahí comenzó el caos. Los usuarios no creen en los argumentos y exigen que los atiendan de inmediato. Los ánimos se calientan y quienes están en la calle siguen alegando por la falta de atención. Patricia recuerda que nadie les creyó, que les gritaban flojos y que tuvieron que llamar a carabineros para evitar que echaran la puerta abajo.
El inicio de un brote
Mujer, profesional, proveniente del extranjero. Ese fue el rumor que se esparció en las oficinas del Compin para identificar a la primera funcionaria contagiada en la oficina central, donde trabajan 124 funcionarios y la atención oscila entre los 500 y 700 usuarios diarios. Según Marcia Lara, presidenta de la Asociación de Funcionarios de la Seremi de Salud Metropolitana, el foco de contagio comenzó con el arribo de esta trabajadora los primeros días de marzo de este año. “Ella no sabía que venía contagiada. Cuando se empezó a sentir mal, a la semana siguiente, le hacen los exámenes y dió positivo”.
La Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (Compin), es un departamento que realiza prestaciones médico-administrativas, con el propósito de evaluar, constatar, declarar o certificar el estado salud, la capacidad de trabajo o recuperabilidad de los trabajadores, y de este modo acceder a beneficios. En la Región Metropolitana, cuentan con la oficina Central Regional, ubicada en Huérfanos, y otras subcomisiones: Norte, Poniente, Oriente, Sur Oriente y Sur.
Precisamente en la intersección de Huérfanos con Mac-Iver, donde está ubicada la oficina central de la Región Metropolitana, es donde se originó el brote epidémico que se expandió de tal forma que terminó con la primera fallecida por COVD-19 en Chile: una anciana de 82 años avecindada en Renca. Carmen Luz Scaff, presidenta de la Federación de Asociaciones de Salud Pública (Fedasap), coincide que se trataría de una enfermera que regresó de sus vacaciones en Argentina el 2 de marzo y se puso a trabajar de inmediato.
–Ella era una de las enfermeras que tomaba los exámenes de salud compatible para el ingreso de postulantes a un cargo público. Al principio no presentó síntomas, pero el miércoles 11 de marzo se empezó a sentir resfriada. El día jueves se hace el examen y se aisla, y el día viernes en la tarde recibe los resultados que es positivo (...) Después de eso empezaron a salir los demás casos- explica Scaff.
Patricia, también funcionaria de la central, quien pidió reserva de su identidad, asegura que “se presenta una funcionaria con síntomas y la jefatura la envía a realizarse el examen de COVID-19. Ella recibe los resultados el viernes 13 de marzo en la noche y nos avisan el sábado en la mañana”.
Carmen Luz Scaff, asegura que ese no sería el único foco de contagio. “Lo que pasa es que la Seremi por emergencia sanitaria contrató a harto personal -enfermeras, tecnólogos médicos, kinesiólogos- para trabajar en el aeropuerto y tomar la temperatura y evaluar síntomas a los pasajeros que venían llegando. Estamos hablando de los primeros días de marzo”, relata.
Scaff cuenta que el personal contaba con sus uniformes, mascarillas y guantes, pero después de sus turnos, se iban directo a la oficina de la Compin de Huérfanos con Mac-Iver, donde llegaban con la misma ropa que habían trabajado en el aeropuerto. Carmen explica que existió manipulación de la cédula de identidad, pues se dejaban en la puerta con el guardia. Precisamente el custodio, asegura Carmen Luz, fue quien tenía un parentesco con la primera víctima de la enfermedad y habría participado en una reunión familiar con ella.
Casi diez días después de la confirmación de la primera contagiada, el domingo 22 de marzo, la seremi metropolitana de Salud, Rosa Oyarce, confirmó que existían 32 funcionarios de la sede central de calle Huérfanos que habían dado positivo en el test. Rosa Oyarce, la misma funcionaria que dijo que el coronavirus no llegaría a Chile, hoy se encuentra en cuarentena preventiva tras reunirse con otro contagiado, el jefe de acción sanitaria, Omar Cáceres.
Cadena de errores y negligencias evitables
Patricia estaba en su casa, el sábado 14 de marzo, cuando una llamada telefónica interrumpió su descanso. Era una de las jefaturas de su trabajo, quien le comentó que existía un caso positivo en la oficina y que les habían avisado a las personas que tuvieron contacto con ella. Patricia, quien conversa desde su periodo de cuarentena preventiva, asegura que los cercanos a la funcionaria serían nueve empleados de la Seremi.
–A ningún funcionario de la oficina se le ha realizado un examen preventivo de COVID-19, a menos que presente algún síntoma. Solo supimos que, a medida que pasaba el fin de semana, iban cayendo nuevos casos positivos– cuenta.
Carmen Luz Scaff, afirma que ese fin de semana fueron apareciendo más casos positivos y otros fueron derivados a cuarentena. El domingo 15 de marzo, la Asociación de Funcionarios de la Seremi de Salud de la Región Metropolitana (AFUSEREMI), envió una carta a la seremi de Salud, Rosa Oyarce, para manifestarle su preocupación sobre los casos de contagios en la institución. El Desconcierto tuvo acceso exclusivo a la carta, en la que se señala la siguiente:
“Las medidas implementadas internamente en la Seremi de Salud no han sido efectivas para controlar la propagación. Como asociación gremial con anticipación, manifestamos nuestra preocupación por esta nueva enfermedad, y solicitamos a usted la entrega de protocolos claros para los funcionarios de las distintas dependencias de la institución, así como la entrega de elementos de protección personal para aquellas personas que atienden público o cumplen labores de fiscalización en terreno, sin embargo, dichas sugerencias no fueron consideradas o implementadas en el tiempo adecuado”, explica la carta del gremio, en la que Marcia Lara es presidenta.
En el documento se solicita, además, que los funcionarios de la oficina regional sean puestos en cuarentena preventiva en sus domicilios, siendo monitoreados adecuadamente y que se realicen los exámenes para descartar nuevos positivos de COVID-19.
Nada de eso sucedió. El día lunes 16 de marzo la oficina central del Compin estuvo abierta y se atendió público normalmente. A través de redes sociales, la federación denunció los casos de coronavirus y exigió que cerraran la oficina. Ese día, recuerda Patricia, había menos de la mitad de los funcionarios y lo único que hizo la Seremi, fue enviarles una persona para dar una charla sobre COVID-19. Los participantes recibieron un termómetro, mascarilla y alcohol gel.
Los funcionarios que se sintieran mal o hubiesen tenido contacto con algunos de los 4 casos confirmados –hasta esa mañana y que en la tarde sumarían 10–, debían dirigirse al hospital a realizarse el examen. Esas fueron las instrucciones. “(Mientras) Todo el resto debía trabajar y se abrieron las puertas para el público”, recuerda Patricia. Además, agrega que las autoridades del Compin pidieron artículos sanitarios un mes antes, sobre todo para la atención de los usuario del servicio en todas las oficinas de la Región Metropolitana, pero no recibieron nada hasta que todo explotó, el lunes 16 de marzo, trabajando las últimas semanas sin ningún tipo de resguardo.
Durante la mañana del martes 17 de marzo, la oficina de Huérfanos se mantuvo cerrada. “La orden de Subsecretaría era abrir, pero se logró revertir esa situación a través de reclamos de los gremios y federaciones, para poder irnos de cuarenta los últimos 30 funcionarios que quedaban”, señala Patricia. Hoy, afuera de la oficina central de la repartición, existe un papel que informa sobre su cierre, sin especificar las razones y omitiendo información relevante a sus usuarios.
La Compin Regional, sin embargo, no es la única dependencia de la Seremi de Salud que debió ser cerrada por contagios. La Subcomisión Poniente, Subcomisión Norte, Acción Sanitaria y Salud Pública, son las otras oficinas que fueron cerradas por funcionarios positivos.
AFUSEREMI, a través de un comunicado del 23 de marzo, solicitó nuevamente el examen de COVID-19 para todos los trabajadores de la Seremi de Salud, insumos para disminuir riesgos de contagios, reducción del horario de atención en las dependencias que siguen funcionando y que no haya discriminación al momento de enviar a cuarentena a los funcionarios de la Seremi de Salud pues, aseguran, se le ha dado preferencia a jefaturas, tanto en la realización de análisis de laboratorio como en el envió a sus hogares con cuarentena. Los demás funcionarios, agregan, desarrollan labores normales y están siempre expuestos a contagio.
Subcomisión Oriente
Debido a la presencia de casos positivos de COVID-19 en funcionarios públicos, se tomó la determinación del cierre de las otras dependencias de la Compin en la Región Metropolitana. Sin embargo, la única que mantiene su funcionamiento normal es la Subcomisión Oriente, ubicada en Eliodoro Yáñez con Antonio Varas. En dicha oficina también hay funcionarios en cuarentena preventiva por posible contagio de una usuaria. Además, se encuentra en una de las comunas con mayor presencia del virus, y tan solo trabajan 12 funcionarios.
A través de una carta a la subsecretaria Paula Daza, AFUSEREMI explica sus inquietudes sobre el funcionamiento de dicha dependencia: “Se han habilitado plataformas digitales para la entrega de antecedentes, recepción de licencias, etc., pero dicha información no es difundida de forma adecuada a la gente, en cambio se les obliga a ir en forma presencial a una dependencia que no cuenta con la infraestructura adecuada para atender a la gran cantidad de gente que va, y que deben estar todos juntos aumentando el riesgo de contagio”.
[caption id="attachment_354739" align="aligncenter" width="668"] Carta dirigida a la Subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza.[/caption]
También hacen un llamado a la autoridad de salud para que entregue información de forma transparente, apliquen medidas para no exponer a sus trabajadores y al público en general a los estragos de esta enfermedad. Además, señalan que es muy preocupante el número de funcionarios contagiados, mientras las autoridades de salud no cumplen con lo prometido, que es la entrega de elementos de protección adecuados y en cantidad suficiente.
“Estaremos en cuarentena preventiva hasta el 31 de marzo, pero aún no se sabe nada. Estamos todos a la espera de que nos digan las jefaturas”, confiesa Patricia, todavía con miedo e incertidumbre a lo que le pueda pasar. El Desconcierto solicitó una entrevista a la subsecretaria Paula Daza para obtener su versión sobre esta serie de negligencias, pero hasta el cierre de este reportaje no obtuvimos respuesta.
(*) Se resguardó su nombre a petición de la entrevistada.