CARTA | Partido por la Dignidad a Piñera:

CARTA | Partido por la Dignidad a Piñera: "No vemos la voluntad para tomar decisiones urgentes"

Por: El Desconcierto | 19.03.2020
En lo económico vemos que -aun en las actuales circunstancias- las grandes cadenas comerciales han lucrado a vista y paciencia de las autoridades; otros especulan y usufructúan de la crisis mundial con el aval del Ministerio de Economía que se resiste a congelar precios, aun los más básicos para el autocuidado -alcohol, mascarillas, cloro, artículos de limpieza y otros-, los que se dispararon en forma grosera y desaparecieron de las estanterías; muchos trabajadores, entretanto, son sometidos a exigencias laborales y situaciones de riesgo.

Señor Presidente:

El origen de la palabra "Pandemia", que hoy nos tiene horrorizados por su alcance tiene su raíz en el indoeuropeo "pan" (todos) y "demos" (pueblo), es decir, se refiere a algo que abarca a todo el pueblo. Y al revisar textos históricos podemos comprobar que ya en 1853 el diccionario de Ramón Joaquín Domínguez da a ese término el significado médico que se le atribuye en la actualidad: “Es el nombre dado a toda enfermedad que ataca a muchos individuos de un mismo país y que parece depender de la misma causa”.

No obstante, esta definición parece no ser comprendida en profundidad por el Gobierno que usted encabeza.

A través de diferentes medios internacionales y de la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), hemos sabido que el Covid 19 es una Pandemia que está afectando a toda la humanidad. El grado de agresividad con que el virus ataca a la población depende en gran medida de las decisiones preventivas que la autoridad adopte para protegerla. Por esa razón afirmamos responsablemente, con opiniones avaladas por epidemiólogos, infectólogos y destacados salubristas, que el Gobierno de Chile está llegando atrasado a todas las medidas que deben adoptarse para proteger a la población de esta amenaza.

Los expertos pronostican que para detener una pandemia, al menos la mitad de la población no debería contagiarse. Y que por cada persona que presente síntomas, hay aproximadamente 1,7 casos asintomáticos. La propagación del virus solo se logra con aislamiento efectivo, lo que conlleva un esfuerzo político, económico y social coherente con la magnitud de la Pandemia. Tal como señalara el Rector de la Universidad de Chile Dr. Enio Vivaldi y otras instituciones pertinentes, urge “incrementar muy drásticamente las medidas que garanticen el aislamiento social y contribuyan a disminuir el avance de esta epidemia. Solo así podremos enfrentarla más eficientemente, y evitar consecuencias potencialmente devastadoras”.

Hasta ahora, si no fuera por las decisiones tomadas por las propias familias, algunos municipios y las organizaciones intermedias de la sociedad, esta crisis ya estaría absolutamente descontrolada.

Señor Presidente, en su programa de gobierno usted hizo una serie de promesas que le permitieron alcanzar la primera magistratura. Con relación al sector salud usted dijo:

-"Necesitamos tener una respuesta cierta para recuperar la salud y su financiamiento".

-"Los chilenos no pueden seguir esperando; necesitamos un cambio de mirada, una cirugía mayor a nuestro sistema de salud".

En estos momentos, cuando el sistema de salud del que nos sentimos orgullosos durante décadas está siendo puesto a prueba, vemos que faltan de parte de su Gobierno medidas sanitarias y económicas que vayan en la dirección correcta, es decir, que apunten a prevenir adecuadamente y a garantizar las condiciones mínimas para que la población no se vea expuesta a riesgos innecesarios.

En lo económico vemos que -aun en las actuales circunstancias- las grandes cadenas comerciales han lucrado a vista y paciencia de las autoridades; otros especulan y usufructúan de la crisis mundial con el aval del Ministerio de Economía que se resiste a congelar precios, aun los más básicos para el autocuidado -alcohol, mascarillas, cloro, artículos de limpieza y otros-, los que se dispararon en forma grosera y desaparecieron de las estanterías; muchos trabajadores, entretanto, son sometidos a exigencias laborales y situaciones de riesgo.

Por otra parte, no vemos la voluntad para tomar decisiones urgentes, tales como invertir en la compra inmediata de a lo menos tres mil ventiladores mecánicos que podrían salvar cientos de vidas.

Señor Presidente, como usted dijo, “los chilenos no pueden seguir esperando; necesitamos un cambio de mirada”. Necesitamos una cirugía mayor, pero no aplicada a nuestro sistema público de salud, que requiere ser fortalecido, sino a las decisiones de quienes no han sido capaces de darse cuenta de que solo un sistema público robusto y con metas y financiamiento claros para cumplirlas puede salvaguardar lo verdaderamente importante, lo que le da sentido y razón a la patria: su gente, las personas que la forman y que hoy están amenazadas.

La salud no es un bien de mercado, Presidente, y lamentablemente parece que usted sigue sin entenderlo.

También en su programa usted prometió acceso, dignidad, calidad y solidaridad. Nada de eso le está entregando al país. Los ventiladores mecánicos que tiene el sistema público, sumados a los escasos del sector privado no alcanzarán a cubrir el 10% de lo que requerirá Chile en los próximos meses -o semanas; por lo tanto, no tendremos acceso a ellos. Y sin acceso al sistema, no podemos hablar de dignidad, ni mucho menos de calidad.

En resumen, una vez más, los habitantes de este territorio solo dependemos de la solidaridad. Esa palabra mágica a la cual los gobiernos frecuentemente recurren, pero que no tiene que ver con ellos, sino con las personas comunes y corrientes, las que ingenuamente confían en el Estado para que resguarde el bien común.

Gracias a esa solidaridad aún no vivimos una catástrofe al nivel de Italia. Porque hemos sabido autocuidarnos, porque que muchos hemos optado por permanecer en nuestras casas trabajando o estudiando a distancia para evitar contagiar a los demás o ser contagiados.

Pero su Gobierno señor Presidente, sus ministros, no fueron capaces de decretar a tiempo el cierre de fronteras, colegios, universidades y mucho menos de los malls, y de instituciones prescindibles para el funcionamiento en emergencia del país. No han sido capaces de decretar congelamiento de precios, ni sancionar legalmente la especulación, ni suspender las cobranzas de servicios básicos.

Señor Piñera, sabemos que el coronavirus no es una invención de su Gobierno; tenemos claro que es una amenaza real para la salud de todos y todas, pero también sabemos que su Gobierno no ha sido capaz de manejar adecuadamente esta crisis. Y por eso, lo llamamos a reaccionar. Un sistema de salud deteriorado, privatizado y entregado a las reglas del mercado no puede ser capaz de enfrentar una Pandemia como esta.

Hemos escuchado elocuentes llamados del Rector de la Universidad de Chile doctor Ennio Vivaldi, de la Escuela de Salud Pública y de la Asociación de Académicos de la Facultad de Medicina, así como el Colegio Médico y las sociedades científicas a “incrementar muy drásticamente las medidas que garanticen el aislamiento social y contribuyan a disminuir el avance de esta epidemia. Solo así podremos enfrentarla más eficientemente, y evitar consecuencias potencialmente devastadoras”.

Es contradictorio que frente a esta Pandemia el Código Sanitario aún no entre en vigencia. Hoy, todos los centros de salud deberían ser administrados por el Estado y las horas disponibles agendadas por teléfono. Se requiere atención domiciliaria en todos los centros de atención no solo los para grupos considerados de riesgo. Necesitamos la implementación urgente de brigadas sanitarias por barrios. En estos días, además, es fundamental que todo el personal de la salud esté en sus puestos de trabajo. Se necesita implementar las camas con equipamiento complejo para estar prevenidos y no tener que llegar al extremo de entregar a los médicos la responsabilidad de optar a quién se debe salvar y a quién condenar a una muerte segura.

Se requiere, asimismo, una vocería única técnica y confiable para instruir a la población. Le llamamos a reaccionar, a tener en cuenta por sobre todo las recomendaciones clínicas y sanitarias de los especialistas, y entregar a ellos la coordinación de todo el proceso.

Señor Presidente, en su momento, pasada esta crisis, exigiremos la realización del plebiscito para lograr una nueva Constitución, porque ese cuerpo legal que queremos cambiar es el que consagra la propiedad sobre la vida de las personas y el individualismo sobre el bien común. Esa Constitución es la que permitió enriquecer en forma obscena a un sistema privado de salud incapaz de responder a los requerimientos de la población, porque salud y lucro no son palabras compatibles en el idioma de los seres humanos.

Sin embargo, por ahora, todos debemos abocarnos a salvar a Chile de esta catástrofe, poniendo en primer lugar el bienestar de las personas por sobre los indicadores de las empresas para las cuales ustedes parecieran estar gobernando.

Atentamente,

Comité Directivo
Partido por la Dignidad

Santiago de Chile 19 de marzo de 2020.