FF.AA, Carabineros y un reducido sector del Congreso: Los que respaldan a Piñera al llegar a su segundo año de gobierno
El Presidente Sebastián Piñera cumple su segundo año de gobierno en momentos en que lo que más se escucha pedir en las calles es que renuncie. Nunca antes un presidente había llegado a tan bajo nivel de aprobación ciudadana, lo que en este caso ocurrió en enero: apenas “marcaba” 6%. Fue su mínimo histórico.
Pero no solo eso. Su equipo político también ha sido duramente cuestionado con cinco ministros interpelados en lo que va del año y uno, el ex ministro del Interior, Andrés Chadwick, acusado constitucionalmente por no tomar medidas que evitaran las violaciones a los derechos humanos que, hasta hoy, se han seguido produciendo. Después de que saliera su primo y mano derecha del Ministerio del Interior, su sucesor Gonzalo Blumel, lleva el peso de una acusación latente con hechos de violencia policial que suman y siguen.
Desde su propio sector, incluso, el Presidente ha recibido críticas por las medidas que ha tomado desde el 18 de octubre. Ha sido el caso del senador José Manuel Ossandón (RN), de Mario Desbordes, timonel RN y hasta de parte del ultraderechista José Antonio Kast, quien se declaró hace unos días en "oposición al gobierno de Piñera".
Con todo, la soledad del mandatario se ha hecho evidente y se hace cada vez más difícil proyectar los dos años que le restan en estas débiles condiciones.
¿En qué se sostiene al Presidente?
Como se ha visto en los últimos meses, las Fuerzas Armadas y Carabineros han sido las instituciones con las que el Presidente se ha blindado, con el apoyo de un reducido sector del Congreso, mayoritariamente de derecha, que ha aprobado leyes de la “agenda represiva”, como la Ley Antibarricadas y Antisaqueos. Además, del proyecto que permitirá que los militares vuelvan a las calles para resguardar “infraestructura crítica”.
Así lo plantea el doctor en Ciencias Políticas, Máximo Quitral, quien pone énfasis en estos factores como los principales pilares del mandatario, sumado a que la institucionalidad en su conjunto está operando para mantener el status quo y evitar un desplome total. “No son los partidos políticos, ni la popularidad, no es la calle, no son figuras en particular. Son las Fuerzas Armadas y de Orden y un Congreso que ha respaldado las leyes que van en la lógica de la criminalización de la protesta”, dice.
Con la mirada puesta en las próximas elecciones, el también doctor en Ciencias Políticas, Marco Moreno, pregunta ¿quién va a estar dispuesto a sacarse ahora una foto con Piñera? Esto, porque el mandatario ha generado anticuerpos políticos y, posiblemente, dice, la apuesta de los partidos oficialistas tendrá que pasar por tomar distancia de la figura de Piñera para las municipales de octubre. Ahí, Moreno cree que se va a constatar su soledad absoluta, a la hora de promocionar campañas estando tan dañada su credibilidad.
“A partir del 18 de octubre, todos pensábamos que esto no era solo responsabilidad o consecuencia solo del gobierno, pero a poco andar, y cada vez que el Presidente habla o interviene, nos dimos cuenta que dejó de ser parte del problema, para convertirse en el problema”, enfatiza el también decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Central.
“El término de su mandato presidencial es algo que hoy se conversa. Todos los días van ocurriendo cosas que hacen pensar en esa posibilidad. Evidentemente, ningún demócrata quisiera que terminara o saliera antes si fue electo democráticamente. Pero los hechos demuestran, por ejemplo, con el apaleo al adulto mayor, que hay elementos que instalan la conversación y el gobierno no lo puede evitar”, sostiene.
Piñera como buen apostador, continúa su análisis, se está jugando que el proceso constituyente, que se ha vuelto como un itinerario para el gobierno, pueda encauzar la energía que hoy se ha instalado. Su obsesión, dice, es que se instale lo que han denominado un “clima de normalidad”, cuando se reconoce que el “estallido” entró en una nueva etapa. “El pretende llegar a un acuerdo con la oposición, para que le aprueben los proyectos de ley que condenen la violencia y eso está irremediablemente perdido”, asegura Moreno.
[caption id="attachment_347833" align="alignnone" width="1280"] AGENCIA UNO[/caption]
Piñera en cifras
El “estallido social” ha sido la respuesta a una serie de promesas incumplidas de este y de los gobiernos anteriores. Las cifras son clave para analizar parte del panorama.
Este martes, Ciudadanía Inteligente publicó su estudio “Del Dicho al Hecho”, un resumen del segundo año de Piñera que cifra en un 34% el avance de lo prometido en su programa de gobierno. Es decir, de 256 promesas, hasta ahora en la mitad de su periodo, se han cumplido al 100% solo 25, mientras que el resto asciende a 133 compromisos no materializados. El resto, se encuentra en un avance que no supera el 70%.
Auska Ovando, periodista y coordinadora de Democracia Digital, de Ciudadanía Inteligente, dice que si bien las cifras del estudio muestran que la presión ciudadana ha reordenado prioridades en el Ejecutivo -con un foco más fuerte en seguridad ciudadana-, no queda tan claro que esta reorganización y los anuncios asociados, dejen tranquila a la ciudadanía. “La preocupación que existe por temas de género, pensiones, o violencia policial, entre otros, no necesariamente está de la mano con la magnitud de las reformas que se están ofreciendo, y si eso no ocurre el gobierno se va a ver cada vez más debilitado”, enfatiza.
Frente a este escenario, Ovando dice esperar que “sean dos años en los que se avance de forma decidida hacia acabar con los abusos hacia la ciudadanía, que no ha tenido hasta ahora el suficiente poder para decidir el futuro de su país, y eso incluye también mejorar la receptividad de las instituciones a las demandas de la ciudadanía para poder empezar a reparar la confianza de la gente en el sistema democrático”, concluye.