Chile hoy es esto: masacrar a un adulto mayor en el nombre del Estado

Chile hoy es esto: masacrar a un adulto mayor en el nombre del Estado

Por: Richard Sandoval | 10.03.2020
Chile hoy es esto: un país en el que ya nadie se salva de ser reprimido, golpeado, mutilado o asesinado; sin responsables, sin cura, sin consuelos. Una suerte de Far West neoliberal. Cualquiera puede caer: el que está en una marcha, el que se encapucha o el que va pasando, el que espera una micro o el que trata de estudiar en una sala de clases. No se salva un anciano apaleado con cizaña hasta probablemente agonizar, no se salva un discapacitado que exige una nueva constitución en una avenida de Santiago, no se salvan menores en un jardín infantil asfixiado por bombas. No se salvan ojos, piernas ni cerebros de decenas, de cientos. Ningún tipo de cuerpo.

Chile hoy es esto: golpear a un hombre de la tercera edad en nombre del Estado, dar una y otra vez lumazos en la cabeza del anciano, patadas en el suelo, a un hombre de sesenta y nueve años, rendido, derrotado, ajado, sin ninguna resistencia más que ofrecer que lo que pudieran hacer las fuerzas, puños y piernas de un viejo de casi setenta años en medio de una protesta por el Día de la Mujer, de un viejo que puede ser el abuelo de los jóvenes de verde que lo masacran, armados, cubiertos, protegidos de pies a cabeza, bravos como los perpetradores de la mayor vendetta de una mafia. Y seguir y seguir y seguir, pegando y pegando, representando el orden y el poder del gobierno de Chile en brazos que presionan el cuello del viejo, brazos haciendo una llave para lanzarlo otra vez al suelo, para volver a dar patadas, con tres mujeres increpando una acción de brutalidad que no se detiene. Son los carabineros de Chile, profesionales que supuestamente cumplen protocolos, efectivos que hacen sentir orgullo a un presidente que los felicita, policías militarizados respaldados una y otra vez por su general director que carga con tantos muertos y ojos triturados sobre su viril espalda blindada.

Chile hoy es esto: la cobardía del ensañamiento como una política de funcionamiento en una institución policial consumida, carcomida por la corrupción y todas las formas de violencia. Chile es una golpiza que puede ser mortal, la golpiza de un piquete de Fuerzas Especiales contra un anciano bajo la justificación de un ataque previo; es la desproporcionalidad criminal como una forma de entender el orden. Okey, Patricio Bao, con catorce puntos en su cabeza y ojo, dio una patada a un carabinero antes de la revancha, pero ¿Qué debe hacer un carabinero armado frente a eso? reducir, aprehender, detener. Cumplir. Todo lo que sea golpiza posterior, con ensañamiento contra un adulto mayor de evidente inferioridad física, pasa a ser un delito. Y eso es lo que está haciendo Carabineros como institución en las calles: delinquiendo ¿Qué pasaría si no existieran los celulares que graban las golpizas desproporcionadas? ¿Qué pasa con todos los delitos que no podemos ver porque no existen los videos respectivos? ¿Quién repara esa injusticia? Una policía profesional no puede ser gatillo fácil, pero en Chile no tenemos una policía profesional, tenemos una en donde los ejecutores del imperio de las armas se comportan como los integrantes de una mafia: venganzas, ensañamientos, crímenes por fuera de toda Ley. Y no es para eso que les pagan, no es para eso que lo los forma un país

Chile hoy es esto: un país en el que ya nadie se salva de ser reprimido, golpeado, mutilado o asesinado; sin responsables, sin cura, sin consuelos. Una suerte de Far West neoliberal. Cualquiera puede caer: el que está en una marcha, el que se encapucha o el que va pasando, el que espera una micro o el que trata de estudiar en una sala de clases. No se salva un anciano apaleado con cizaña hasta probablemente agonizar, no se salva un discapacitado que exige una nueva constitución en una avenida de Santiago, no se salvan menores en un jardín infantil asfixiado por bombas. No se salvan ojos, piernas ni cerebros de decenas, de cientos. Ningún tipo de cuerpo. Ni una anciana del Maule, con muletas, que por estar caminando en medio de una manifestación es botada al piso por un carabinero que corre furioso a buscar a otra mujer para lanzarla al suelo y dejarla casi inconsciente, como muestra un video viralizado por El Maule Te Informa. Chile hoy es hoy también el rostro de una mujer de setenta y seis años, rostro dañado por el gas pimienta lanzado por Carabineros, rostro desolado ante la represión, rostro mostrado al mundo por su hijo a través de Facebook, harto de que el rostro quemado de su madre no sea noticia. Chile es el gas pimienta lanzado a los cuerpos de dos abogados de Derechos Humanos que llegan a la segunda comisaría de San Felipe a preguntar por ocho personas detenidas en el marco de una marcha.

Nos hemos convertido en tierra de nadie, en la nación de las policías de venganzas, torturas y ensañamientos, ante la complicidad de un gobierno que mantiene al general Rozas, el de los mayores crímenes de nuestra democracia. En qué momento pasamos a ser esto que hoy somos, en qué momento pasamos del oasis de latinoamerica al paraíso de la violación de derechos humanos. Quizás nunca fuimos otra cosa. Pasa que hoy todos lo vemos