Jaime Parada y los audios filtrados sobre los espías municipales: “Querer poner una persona a vigilar con binoculares desde una ventana es patético”
¿Qué piensas de los audios que se filtraron de las reuniones de reporte de los infiltrados del municipio en la Primera Línea?
Los audios son la expresión más concreta y fidedigna de que la denuncia realizada por Evelyn Quezada es completamente real, pese a los intentos de la municipalidad por desacreditarla.
La semana pasada, la alcaldesa subrogante, Paulina Lobos, dijo que el municipio no tenía facultades de inteligencia y tampoco las ejercía. En, rigor, estaba mintiendo.
La estrategia comunicacional falló, porque lo que se demuestra en esos audios es indesmentible. Hay una jefatura, en este caso del señor Frez, que envía a agentes, entrecomillas, a infiltrase. Incluso algunos de nuestros funcionarios compraron cervezas a manifestantes. Eso se trató de desmentir la semana pasada. La municipalidad está fallando éticamente, porque tiene una responsabilidad con nuestros funcionarios, no sólo de exigirles sobre lo que han sido mandatados por contratos, sino que tenemos que cuidar su integridad física y emocional. Y ahí se ha fallado éticamente respecto a aquellos que fueron obligados a infiltrarse en la Primera Línea. Y como concejales tenemos que cumplir nuestro rol fiscalizador y, por de pronto, pedir las cabezas que tenemos que pedir.
Esto es particularmente grave porque la alcaldesa fue, además, exministra del Trabajo.
Detrás de esto hay una visión política sobre lo que debe ser un municipio, o sea, a que pueda funcionar como una agencia de inteligencia. Pero también hay una falla ética por la exposición física y síquica de los funcionarios, y no se puede omitir la responsabilidad que existe en términos laborales. Por eso considero correcto que Evelyn Quezada haya solicitado autodespedirse.
Lo otro que parece grave es que en los audios se habla sobre comerciantes establecidos que ofrecen agua a manifestantes…
La Municipalidad no tiene nada que opinar respecto a lo que un comerciante haga con su local, por lo tanto, no tiene nada que indagar respecto a lo que ese comerciante haga. Eso me parece una vulneración a su privacidad.
¿Y el hecho de enviarlos sin ningún resguardo o implemento de seguridad a las marchas? En los audios los funcionarios le piden máscaras antigases y no los consideran.
En primer lugar la Municipalidad no debió haber mandado a esta gente a la Primera Línea; segundo, si deciden mandarlos debieron haberlo hecho con implementos ad hoc. Y no se hizo. Más encima a la gente que enviaron, que son inspectores municipales, no tienen ningún tipo de seguro contra algún daño físico que podrían haber sufrido. Lo que pasa es que una de las razones que la municipalidad esgrimió para poder separar las funciones de seguridad y de fiscalización, al crear esta corporación de seguridad con Santiago y Estación Central, es que estos funcionarios no tenían posibilidad de acceder a un seguro. Eso está en actas. Y, sin embargo, deciden mandar a la gente de fiscalización, que no pertenece a esa corporación, exponiéndolos a ser descubiertos por carabineros o los mismos manifestantes. Eso es de una irresponsabilidad mayor.
Felipe Frez, el encargado de Planificación del Municipio, recomienda incluso usar algún departamento para vigilar con binoculares. Suena todo demasiado amateur.
Querer poner una persona a vigilar con binoculares desde una ventana es patético. Esto demuestra la precariedad de todo el sistema. Si no existe posibilidad de establecer un procedimiento de inteligencia formal de parte del propio gobierno central, mal podría hacerlo la municipalidad. Y, sin embargo, creen que pueden hacerlo bien. Y lo más loco es creerse algo que no son, o sea, que una municipalidad pueda operar como una célula de infiltración, cuando esas personas de fiscalización han sido capacitadas para pasarle un parte a un comerciante que tiene sus patentes fuera de plazo o una persona que se estaciona en una ciclo vía. Una cosa es hacer esas funciones, que tiene que ver con el cuidado del espacio público, y otra, es exponer a personas a hacer algo para lo que no están capacitadas.