La protectora espiritual de la primera línea
-¿Desde cuándo proteges energéticamente a la primera línea?
-Estoy desde el día 1 del estallido social en Plaza Dignidad. Apoyo este proceso social que también es espiritual. A veces me ha tocado correr de los pacos o escapar de una lacrimógena. Al principio era la primera en arrancar, era una reacción orgánica, pero ahora no les doy importancia ni siquiera les tiro mala onda; los bloqueo energéticamente. No se merecen ni canciones. Entendí que los que corren son a los primeros que disparan. Es fácil caer en la rabia. Al comienzo, me encontré tirando hasta una piedra desde la rabia y la impotencia. Luego entendí que aporto más en mi protesta pacífica con el fuego que al tirar una piedra. Incluso he pasado por el medio de dos pacos. Ahí solté el miedo. Lo he ido superando hackeando la realidad. Al principio venía con la peor ropa, sin maquillaje, como a la guerra, de negro, pensando que todo me iba a dañar, ahora trato de verme lo mejor posible, voy lo más colorinche y alegre posible.
-¿Tus rituales limpian, protegen?
-Agnihotra, el ritual de fuego, es un servicio de limpieza en momentos de crisis, una herramienta, una biotecnología poderosa y lo hago cerca de la primera línea todos los días antes del atardecer. Los mantras son una resonancia que afecta el ADN, reformulan molecularmente el cuerpo y el ambiente, regeneran, sanan, armonizan, alimentan la red energética. Hay dibujos antiguos de la India que muestran cómo cada mantra hace vibrar diferentes partes del cerebro. Tienen un efecto físico, cambian pensamientos, limpian tu mente.
[caption id="attachment_338518" align="alignnone" width="681"] © Cristian Jofré[/caption]
-¿Los humos también transmutan energías y vibraciones del ambiente?
-El Agnihotra se quema en una vasija piramidal mientras se cantan mantras. Se extiende por la atmósfera mediante el humo y su efecto beneficioso abarca un radio de kilómetros. En India, los rituales de fuego duran días y tienen un alcance energético de diez años. Es una irradiación de luz y evolución para todos, para que todos avancemos. Los fuegos HOMA, ciencia de sanación proveniente de la medicina ayurvédica, llegaron a Chile con la visita de un maestro de la India a principios de los 90. Él dejó un punto energético en Cochiguaz que aún sigue encendido. Ha vibrado todos estos años. Hay solo tres de estos puntos en el planeta y es especial que uno de ellos esté en Chile.
-¿Qué experimentas cuando estás en los rituales?
-A veces, el fuego me habla o yo le hablo al fuego. Durante el ritual pasa de todo y no pasa nada al mismo tiempo. Me inspiro mucho en el amor, la belleza y creatividad colectiva que se vive en Plaza Dignidad.
-¿Hiciste la ceremonia este año nuevo en Plaza Dignidad?
-El mejor año nuevo de mi vida fue la cena para la primera línea de este 31 de diciembre en Plaza Dignidad. Estuve una hora cantando mantras en el lugar donde se realizó la cena. Fue una construcción colectiva preciosa de gran dignidad. Me sentía dentro de una familia. Todos aportamos en colocar espejos sociales en la calle, en las murallas, las expresiones artísticas, en los grafitis. Esa es la esencia del arte y del ser humano. La calle es puro amor y fluir. Hay unión y esperanza en que podemos hacer cambios. En estos más de cien días he visto lo más terrible del ser humano, lo más horrible y doloroso y también lo más hermoso, inspirador y bello. Las dos caras de la vida. Ha sido un regalo, pero con costos. Hay tantas formas de ayudar, están los equipos de primeros auxilios que vienen a proteger, hay personas que vienen a donar comida a la primera línea. Toda la lucha que se está dando acá en lo físico también se está dando en lo espiritual, es una lucha multidimensional. Nosotros generamos realidad, nada está escrito. Por eso cada día contribuyo con mis rezos. No busco vanagloriarme ni considerarme alguien especial, cualquiera podría hacer esta ceremonia, hasta un capucha, lo importante es que se hagan estos trabajos energéticos. El fuego tiene vida propia, sabe donde tiene que estar, soy solo la facilitadora, soy activista del fuego.