Rodrigo Pincheira: “Concepción, como cuna del rock chileno, solo funciona poéticamente”
“Concepción, la cuna del rock chileno”. No sólo la desmitificación de esta premisa motivó al periodista Rodrigo Pincheira a indagar sobre los orígenes, los elementos identitarios y las proyecciones del rock penquista. Entre el vaivén de su labor como docente universitario en la región del Biobío (de cátedras como “Rock y sociedad” y “El oído de la historia: cómo escuchar el siglo XX en la música popular”), su rol de comunicador en medios de comunicación de la octava región y el ejercicio de investigador de música popular chilena, el también profesor de Historia concentra su mirada en aquellos focos que han carecido de atención, para darles su lugar en el paisaje editorial chileno. Desde ahí surge “Genealogía del rock penquista: orígenes y destinos (1960-1990)”.
Antes de este libro sobre el rock de Concepción, escribiste “Schwenke y Nilo: leyenda del Sur” sobre el dúo valdiviano del Canto Nuevo y luego “Los elementos: voces y asedios al grupo Congreso”, sobre la icónica banda de Quilpué. ¿Existe un afán descentralizador en tu obra?
Por un lado trato de recuperar una memoria que no es la del centro hegemónico del país, pero también tiene que ver con el centro el interés de los medios de comunicación. Es necesario considerar las particularidades y el valor de lo local y para eso hay que ser contrahegemónico. Incluso en el propio rock de Concepción hay diferencias de centro-periferia. No se trata solo de un chovinismo penquista de validar a los héroes locales, sino porque efectivamente es interesante.
Hay una mirada reivindicadora también.
Con Schwenke y Nilo no había nada. En los estudios de música popular pasamos de la Nueva Canción Chilena al pop rock de mediados de los 80, salvo el libro sobre el Canto Nuevo de la Paty Díaz. En el caso de Congreso es peor todavía porque nadie se había preocupado de estudiar una obra que ya tiene 50 años, con más de 22 discos y de un grupo que efectivamente ha hecho un aporte valioso a la música popular chilena. En el caso del rock de Concepción, me parecía que casi en su mayoría el rock ha sido contado por Santiago y para Santiago y con suerte se consideraban al Yogui Alvarado y al Álvaro Henríquez. Era como leer la Historia General de Chile de Barros Arana.
El libro recorre 30 años de rock penquista, cerrando en 1990. ¿Por qué cortar la historia antes de la llegada de Los Tres a Santiago?
Tiene que ver con mirar hacia atrás en realidad. La generación de los 90 se debe a lo que ocurrió en Concepción en los 80, lo que ya se ha revisado por prensa y algunos estudios, pero nada de esto hubiese existido sin lo que hicieron las bandas de los 60 y 70. Las primeras generaciones tenían a su disposición guitarras, amplificadores, era todo artesanal. Fabricaban guitarras, distorsionadores y obviamente no alcanzaron a grabar. Pero como en los 80 las condiciones materiales mejoraron y la prensa necesitó nuevos referentes, se les facilitó la tarea a las bandas de esa época.
La premisa de Concepción como capital o cuna del rock chileno ha sido repetida por medios, pero muy poco explorada por estudios, investigaciones o publicaciones. ¿Cuánto de mito y verdad al respecto resolviste luego de tu investigación?
Que es la cuna del rock chileno es completamente falso y ya está bastante documentado que en Chile la cuna del rock fue Valparaíso en 1956, con William Reb. De Concepción se ha dicho que, además de la capital del rock es la capital del jazz. Siempre hay razones comerciales tras esto. Un ejemplo es que a partir del terremoto del 2010 se empieza a explotar más aun este mito de manera publicitaria para el turismo y para fomentar el Festival REC. Solo funciona poéticamente.
Sin embargo, parece ser un rasgo identitario importante para muchos penquistas.
Claro. Tenemos la necesidad de identificarnos con algo y tener algo propio. Hay una especie de “narrativa de Concepción”, muy cosmopolita, muy universitaria, muy de clase media, pero que niega realidades múltiples, como lo mapuche, lo marítimo-portuario, lo minero y lo obrero-industrial.
¿Y cómo el rock penquista se relaciona con todo ese imaginario de identidades múltiples?
Acá me valgo de Pierre Burdieu y el capital cultural. El rock bebe principalmente de la trama sociocultural de Concepción a partir del esplendor cultural de los años 60, vinculada al enorme influjo de la Universidad de Concepción, del Liceo de Hombres, de la Orquesta Sinfónica, la visita de personajes ilustres. En ese momento existían 15 salas de cine, librerías, una disquería que se fundó en 1945 que además vendía instrumentos, radios con auditorio como la Araucanía, Simón Bolívar y Del Sur. Luego lo típico, la gente que pudo viajar, traer discos. Acá nos enteramos muy rápido de la psicodelia en los 60 y de la new wave en los 80.
Se dice que Los Prisioneros en su primera visita a Concepción escucharon música que no conocían gracias a los músicos penquistas.
En esa primera tocata, donde salieron algunas chispas entre Jorge González y Álvaro Henríquez, Los Ilegales que eran la prehistoria de Los Tres, con un objetivo pretensioso llevaron a Los Prisioneros a una casa y empezaron a sacar discos a Jorge y los demás se les quedó la boca abierta al ver la discografía del Yogui Alvarado y otros amigos.
Suena como a una historia que ocurre en las capas medias de la sociedad o incluso de un sector pequeño burguesas.
No en realidad. Los Tres eran de una clase media acomodada, estudiaron en la Alianza Francesa y el Instituto de Humanidades y Mauricio Melo es hijo de profesor universitario, pero el resto para nada. Yogui Alvarado es hijo de técnico electrónico y todavía vive en la Costanera, casi todos estudiaron en colegios fiscales y laicos, algunos eran super proletas, con origen en Hualpén por ejemplo. Había un grupo bien poblacional que nunca grabó que se llamaban Neumáticos en Llamas, muy destartalados que tuvieron un pequeño clásico, ‘Hagamos el amor en la barricada’, eran bien políticos. Nada de eso impidió que se hiciera un movimiento sin segregación social. Todos eran amigos de todos.
¿Cómo todo eso tuvo una expresión sonora y estética?
Estéticamente el rock de Conce lo defino por etapas bien convencionales. En los 60 Elvis y The Beatles, en los 70 el rock progresivo y en los 80 la new wave británica. Con Los Tres la cosa cambia y hay algo más propio que produce influencia en otros grupos. A pesar de esto, creo que si hay elementos identitarios en el rock penquista, vinculado al imaginario crítico, lo melancólico, incluso lo climático con la influencia de la lluvia en la vida de las personas.
¿Qué es eso que hizo a Los Tres diferentes?
Para mí Los Tres tienen varios rasgos que los hacen únicos, desde diferentes perspectivas. La primera idea no es mía, que es la premisa de que son la banda de la transición en términos políticos, pero también representan el Concepción de los años 60, con ese esplendor cultural en que esta ciudad era como la perla del Biobío, el centro del mundo. Lo otro, es que Los Tres son el grupo de la posmodernidad, por su poética, la estética que resume muchas cosas tomando elementos del jazz, del bolero, de la música romántica, de las cuecas. Eso influyó en Los Bunkers, De Saloon y en Niño Cohete que también se ve algo de Los Tres.
Lanzamiento Concepción
Viernes 24 de enero
Auditorio de Lenguas Universidad de Concepción
12:00 horas
Lanzamiento Santiago
Lunes 27 de enero
Instituto de Música Universidad Alberto Hurtado
18:00 horas