Poeta David Aniñir y Constitución de Pinochet: “El reconocimiento Mapuche exige remover esos cimientos de mierda”
“Los mapuche no hemos sido profetas de nada”, dice el poeta David Aniñir acerca de la dura violencia institucional que se vive en Plaza Italia, pero que hace cuatro siglos es una realidad en la Araucanía. Parafrasea esos grafitis y memes que dicen “Dime qué se siente, chileno. Ser parte de un montaje, que te castiguen, violen a tu gente y te arranquen los ojos”, mientras apunta la lesión que un balín de carabineros le dejó en un pómulo.
En la serie documental de la carrera de Lengua y Literatura de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Aniñir se refiere al mapuche como un exiliado de la historia y heredero de una cultura que, para los libros, ha fosilizado una cultura ancestral y la ha relegado a museos y lugares comunes, como el mapuche viejo en su ruca, al olvido de una lengua y la aniquilación de una cosmovisión completa.
“En ese sentido, mi bagaje es callejeado. Pertenezco a una clase trabajadora y siempre fui obrero de la construcción, pasando por panadero, barredor y copero. Puros oficios precarios propios de la mapuchicidad y desde ahí recojo el lenguaje. Creo que los grandes libros están ahí, en ese populi más que en los talleres literarios y la formación académica más acabada”, sostiene acerca de una poética propia e híbrida que bebe de la urbe y de un mundo casi prohibido.
“Mi primera relación con la escritura fue transcribiendo las cartas que mi mamá le enviaba a nuestra familia en el sur. Era una manera de describir la realidad, el mundo, el universo que tenía uno como pendejo (…) más tarde, esa relación que tuve con la letra y la palabra, me fue acercando a la poesía”, dice sobre relatos cotidianos sobre violencia en la ciudad, cogoteos y accidentes a los que Aniñir le ponía de su propia cosecha. Eso y las canciones de Palmenia Pizarro, Lucho Barrios, Los Golpes, Fernando Ubiergo y otros insumos, fueron su primer taller literario.
“La falta de educación y formación permitió encontrarme con una figura de lo que sería la poesía mapuche y yo empecé a circular en torno a esa cultura profunda que se esconde en los mapuche, que están ahí en la ciudad después de generaciones pese a contar con una cultura tan extensa”, explica David Aniñir, quien recorre el Persa Bío Bío como un duque en sus dominios y recita sus versos en off dentro del documental. Un material poético que define como Poewma, una mezcla entre el concepto de “poema” y “pewma”, el sueño curador y mágico mapuche. “Soñar no es estar viendo dibujos animados, ni estar viendo Netflix, cine o televisión (…) a través del pewma ocurre todo el conocimiento al que le das un sentido espiritual, de recuperación y que te permite viajar al pasado o al futuro”, agrega. “La manera de hacer esta transcripción es poesía, considerando que este tipo de actos sagrados son parte de una cultura también conservadora”.
Una invitación a la guerra
Gonzalo Rojas, docente de la carrera de Licenciatura en Lengua y Literatura de la UAHC, a cargo del audiovisual, explica que espacios como los que propone “Ojo X Ojo” relevan a autores que suelen ser invisibilizados por los medios. El circuito literario y las camarillas literarias locales.
Aniñir no se guarda nada a lo largo del programa de entrevistas a poetas chilenos “Ojo x Ojo” disponible en Youtube y que realiza la carrera de Licenciatura en Lengua y Literatura de la UAHC. Se muestra sorprendido sobre la mala suerte de vivir dos veces lo que denomina una dictadura. “En la conjetura del tiempo nunca creímos posible esa posibilidad. Yo nací y crecí en una dictadura, pero jamás imaginé que iba a repetirse este escenario de confrontación del poder con el pueblo popular, con los trabajadores y el pueblo mapuche”, plantea sobre el recrudecimiento de la respuesta armada tras el estallido social.
Recuerda todos los muertos que el Estado se ha llevado entre su gente a través de una persecución sistemática que data desde la pacificación de la Araucanía: “porque esta gente es muy buena para el despojo de tierra y los eufemismos”, agrega en el audiovisual que se lleva a cabo en una calle del Barrio Franklin.
Por otro lado, convoca a huincas y mapuche a ser parte de este hito en la lucha contra el poder, ya que las banderas mapuche son tan populares y el grito de guerra característico suena mucho a lo largo del estallido social (“a veces más como indios de western”, declara el autor de “Mapurbe; venganza a raíz”).
“Los acogemos libremente para este proyecto de liberación contra el poder. Los acogemos porque nuestro pueblo ya sabe de esta guerra. Es una invitación a que esta hueá no pare y que esto siga porque este es modelo neoliberal de país es un modelo para el Mundo Feliz. Los invito para que no nos den aspirinas de 20 lucas y porque todos queremos que esta hueá cambie hacia una nueva sociedad, pero el modelo no quiere permitirlo. Aunque nosotros ya lo sabíamos, los mapuche no somos profetas de nada. Nuestra solicitud de cambio y reconocimiento constitucional siempre ha buscado remover los cimientos de mierda de la Constitución de Pinochet”, reflexiona David Aniñir.
El capítulo documental dedicado a David Aniñir está disponible acá.