25 minutos de silencio por todos los muertos

25 minutos de silencio por todos los muertos

Por: Elisa Montesinos | 11.12.2019
En el Día Internacional de los Derechos Humanos, más de 50 personas participaron de una intervención artística de inmovilidad y silencio frente a La Moneda. La acción pacífica, que buscaba generar conciencia acerca de las muertes que han ocurrido desde el inicio del estallido social el 18 de octubre, llamó la atención de los transeúntes y fue vigilada por carabineros durante toda la performance.

“Por las características de la acción creemos poco probable que la policía intervenga, pero en caso que se haga necesario retirarnos antes de lo programado avisaremos tocando el silbato”, se lee en el correo electrónico convocando a esta acción de arte que se realizó ayer martes frente a La Moneda.

Si bien la intervención pacífica del espacio público consistía en llegar vestidos de negro y con una estrella de borde blanco en la ropa, para quedarse detenidos y en silencio en una fila encarando el edificio presidencial, una pareja de carabineros acudió rápidamente a realizar controles de identidad a las primeras personas que llegaron a la convocatoria, y a la prensa.

Así, en medio de la policía uniformada, los agentes de civil y los curiosos que se acercaban, comenzó esta actividad en que participaron hombres y mujeres de todas las edades, y que fue organizada por el compositor electroacústico José Miguel Candela, junto a las artistas escénicas Georgia del Campo y Camila Soto.

©Mauricio Quevedo

“Fue una inmovilización en función de los derechos humanos y la idea era hacer 25 minutos de silencio e inmovilidad dedicados a los 25 muertos que hemos tenido desde el 18 de octubre hasta la fecha”, explica Candela, que a las 9:30 horas tocó el silbato para hacer un llamado al silencio y la detención en la principal avenida de Santiago.

–Normalmente en las protestas las personas marchan y cantan, pero acá apuestan por hacer lo contrario. ¿Por qué?

–La inmovilidad y el silencio son cosas que están vedadas por el statu quo, porque todo convoca a la productividad y esta es imposible si hay inmovilidad y silencio. Entonces, de alguna manera, la inmovilidad y el silencio son antisistémicos.

–Lo de antisistema es interesante porque van más de 50 días de movilización y los grandes empresarios y los medios de comunicación afines han hecho incansables llamados para volver a producir. De hecho ahora la ciudad está volviendo a hacer andar la máquina de producción y ustedes vienen a hacer lo contrario, que es detenerse.

–Los medios de comunicación están apelando al regreso a la normalidad y vuelven a sus rutinas comunicacionales como si nada hubiera pasado. Sin embargo, vemos que todos los días hay marchas, todos los días está sucediendo algo con este cansancio de estar más de 30 años aguantando un sistema que es tremendamente inhumano. Entonces es entendible, dado ese bombardeo comunicacional, que se empiece a armar esta ilusión que estamos volviendo a la rutina productiva, de tal manera que el sistema se siga manteniendo como está. De hecho las pocas cosas concretas que dijo el presidente en su cadena nacional (lunes 9 de noviembre) apuntan a eso. En ese sentido es fundamental hacer acciones de inmovilidad y de silencio, precisamente porque no pueden continuar las cosas igual. Debemos detener nuestra rutina diaria, nuestra manera de ver las cosas, nuestra manera de estar en colectivo, en función de que las cosas cambien de una vez por todas.

©Mauricio Quevedo

–La inmovilidad y el silencio son parte de tu investigación doctoral, pero en lugar de quedarte encerrado en la universidad ocupas tu misma investigación para hacer acciones en la calle.

–Lo primero es que uno como investigador no puede negar su condición de ciudadano. Y lo que pasa desde el 18 de octubre en Chile es tremendamente potente, son 50 días que estamos movilizados, día a día están sucediendo cosas y es imposible no sumarse. Eso de alguna manera cuestiona tu labor como investigador, como artista, y te preguntas de qué manera uno se puede sumar y ser parte con las materialidades que uno está trabajando en una investigación, que podrían ser muy de aula o desvinculadas de la sociedad.

–¿Hay un cuestionamiento a la academia para que salga al espacio público?

–No sé si un cuestionamiento a la academia en su totalidad, pero sí de ciertas prácticas que tienden al academicismo y que son perfectamente cuestionables. En lo personal creo que aquí en la calle la academia tiene una labor importante, ya que es generadora de conocimiento y lo que está sucediendo en torno al conocimiento, desde hace 50 días en Chile, está ocurriendo en la calle y no entre cuatro paredes.