La ciudad de Gonzalo Millán: versos ante la crisis
Elisa querida:
Espero que no hayas tenido demasiados problemas en estos días. ¿Yo?, feliz al comienzo y, ahora, desconcertada y triste, también, por lo que ha sucedido. ¿Qué nos está pasando?, ¿cómo irá a terminar esto?, me pregunto, y tengo la esperanza que los Cabildos –con participantes de todos lados– lleguen a conclusiones porque los políticos –"la clase política"– del lado que sean, han sido no solo ineficientes e inútiles e incapaces de ver y "tomar pulsos", sin considerar que, muchas veces, hasta han sido corruptos. No hablemos del gobierno: ciego, a veces; arrogante, siempre (¿creerán que alguien les cree su "cambio" de gabinete con el simple sistema que los mismos ocupen otras "carteras” o varíen de títulos y del lugar donde se sientan?).
La represión y la violencia han sido desmedidas, y quienes clamaron por ella, no se hacen cargo ni se hacen responsables. La otra violencia, la del aniquilamiento, los incendios, los saqueos, es totalmente condenable, pero hay que pensar que es realizada por chilenos: jóvenes (en su mayoría), jóvenes chilenos, infiltrados tal vez, que también son producto de la “educación” chilena, del individualismo y consumismo enseñados en nuestra sociedad por el capitalismo y el sistema neoliberal que hemos vivido hace, ya, muchas décadas, y que la Concertación no fue capaz de cambiar porque no quiso y optó y prefirió administrar la herencia de la dictadura cívico-militar y continuar profundizando injusticias y diferencias. ¡En fin!, habría tanto más que decir, y yo ya te he dicho demasiado porque sólo quería saludarte y contarte que, hoy, recordé los versos finales del poemario La ciudad, de Gonzalo Millán, y me pareció que mostraban nuestra situación actual y que podían ayudarnos a “ver”:
"Y después de ir con los ojos cerrados /
Por la oscuridad que nos lleva, /
Abrir los ojos y ver la oscuridad que nos lleva /
Con los ojos abiertos y cerrar los ojos".