Qué se lee: Ramón Díaz Eterovic, novela negra escrita por mujeres

Qué se lee: Ramón Díaz Eterovic, novela negra escrita por mujeres

Por: Elisa Montesinos | 02.10.2019
El autor de la saga del detective Heredia, estará por estos día participando en los "careos literarios", una actividad que tiene por fin reflexionar en torno a la novela policial. La novedad es la presencia de tres autoras que incursionan en el género. Aquí Díaz Eterovic, recomienda por qué leerlas.

Tres novelas muy recientes son Juegos de villanos de Julia Guzmán Watine; El misterio Kinzel. El primer caso de Laura Naranjo de Valeria Vargas; y La verdad secuestrada, escrita por Cecilia Aravena Zúñiga en colaboración con Eduardo Contreras. Juegos de villanos es una historia en la que se mezclan intereses económicos y relaciones políticas que vienen del pasado. Su protagonista es un librero detective al que dan ganas de seguir en otras pesquisas. El misterio Kinzel es una novela muy bien escrita, con un buen manejo del suspenso. Destaco la personalidad de su protagonista, Laura Naranjo, y la detallada recreación de ciertos sectores de Ñuñoa. En cuanto a la novela en la que participa Cecilia Aravena, es una historia que también tiene que ver con la memoria y el pasado. Hasta donde sé, en esta novela aparece el primer detective gay de la narrativa policial chilena, y entiendo que debe ser el primer trabajo conjunto de un escritor y una escritora en el ámbito policiaco chileno. Las novelas señaladas son las primeras de las tres escritoras, por lo tanto es lo primero que puedo leer de ellas.

Dentro de lo que conozco y he leído, la presencia de escritoras en la novela policial chilena es una cosa de las últimas décadas. Antes es posible encontrar algunos cuentos policiacos en libros de temas generales, nada más. De los últimos años, mencionaría a Marcela Serrano (Nuestra señora de la soledad), Elizabeth Subercaseaux (Asesinato en La Moneda, Asesinato en Zapallar), Isabel Allende (El juego de Ripper),  Paula Ilabaca (La regla de los nueve), Cinthia Matus (El caníbal de la laguna verde), Orietta de la Barra (A pesar del miedo) y Gabriela Aguilera (Asuntos privados). También están los cuentos policiacos de Sonia González Valdenegro, incluidos en libros como Tejer historias y en las antologías del género: Letras Rojas y Santiago Canalla. Probablemente omita nombres, pero en todo caso, tengo la intuición de que aparecerán otras novelistas, y como ocurre en países anglosajones o en la Argentina, el aporte de las escritoras a la narrativa policial chilena será sustancial y de mayor volumen. Tal vez un adelanto de esto puede verse en el Colectivo Señoritas Imposibles que ha publicado una antología de microcuentos policiacos o negros en la que aparecen autoras como Fernanda Cavada, Lorena Díaz, Francisca Rodríguez y Karla Zúñiga, entre otras.