El Mercurio distorsiona las noticias sobre Lula y omite la corrupción de Cardoso y la derecha en Brasil

El Mercurio distorsiona las noticias sobre Lula y omite la corrupción de Cardoso y la derecha en Brasil

Por: Victor Farinelli | 11.09.2019
La serie de The Intercept suele publicar dos o tres novedades por semana, algunas junto a medios tradicionales del país de la samba, como el diario Folha de São Paulo, la radio Bandeirantes y la revista Veja – todos conocidos como medios de derecha liberal. En este contexto,la prensa chilena y en particular El Mercurio, han ignorado estos reportajes y distorsionan las noticias sobre Lula.

He recibido en la mañana de este martes (10/9) una sugerencia de nota de El Mercurio sobre una denuncia de corrupción en contra de Lula da Silva y su hermano, realizada por fiscales de Lava Jato, dentro de las investigaciones del Caso Odebrecht

El material omite el contexto en el que se da la acusación: la serie de revelaciones del escándalo #VazaJato (o “Filtra Jato”), con filtraciones publicadas por el sitio The Intercept mostrando que fiscales y el entonces juez Sérgio Moro (actual ministro de Justicia) actuaron ilegalmente para producir la condena al expresidente brasileño.

Esa omisión no se da solamente en la nota, que no menciona nada sobre la serie de filtraciones – que es obra del equipo periodístico de Glenn Greenwald, el reconocido reportero responsable por el Caso Snowden y ganador del Pulitzer, por si alguien tiene dudas de su credibilidad –, sino que en toda la cobertura de El Mercurio sobre la situación política en Brasil.

La serie de The Intercept suele publicar dos o tres novedades por semana, algunas junto a medios tradicionales de país de la samba, como el diario Folha de São Paulo, la radio Bandeirantes y la revista Veja – todos conocidos como medios de derecha liberal. Muchas de esas revelaciones has sido repercutidas acá en El Desconcierto, para el que quiera hacer una visita al historial de nuestra sección “Sin Fronteras”, pero somos uno de los pocos medios chilenos que se atreven a contar esa verdad.

El Mercurio, por el contrario, es uno de los que más ha ignorado esas revelaciones, por lo que resulta fácil evadir ese contexto, que es muy importante resaltar en este momento, para que el lector pueda reflexionar sobre por qué Lava Jato viene a presentar una nueva denuncia contra Lula dentro del Caso Odebrecht justo ahora, cuando su forma de actuar está siendo fuertemente cuestionada con reportajes de investigación independientes.

Por supuesto, no cabe a la prensa definir si Lula da Silva es culpable o inocente de cada caso, pero sí es su deber entregar al lector, que tiene todo el derecho de hacer su juicio respecto a ese o a cualquier otro evento noticioso, toda la información para que ese juicio se dé a partir del más amplio conocimiento posible de lo que está sucediendo.

También me llamó la atención dos notas relacionadas con esa noticia de este martes. Aunque ambas eran antiguas, las fui a revisar por lo que decían los titulares. Una mencionaba que “Lula solicitará cumplir condena en régimen carcelario semiabierto”, publicada en mayo de este año y es una nota basada en un rumor (es decir nunca hubo una palabra oficial suya en ese sentido) que repercutió en la prensa brasileña, pero luego se comprobó totalmente que era falso. De hecho, después que la Suprema Corte brasileña otorga la liberación de las entrevistas a Lula en la cárcel, en casi todas las más de diez entrevistas que ha dado, el exmandatario ha afirmado que no pretende pedir ningún beneficio carcelario, sino que solo aceptará dejar la cárcel cuando tenga su total inocencia comprobada. “O esos canallas (el exjuez Moro y los fiscales de Lava Jato) prueban que yo actué mal, o yo voy a probar que ellos son canallas”, dijo en una de esas entrevistas, a la revista Carta Capital.

El otro link relacionado que me llamó la atención prometía revelar “Quiénes son los ex presidentes brasileños presos o vinculados a casos de corrupción” y fue publicada en marzo pasado.

La nota tiene dos grandes problemas. El primero está en afirmar que Dilma estaría acusada de delitos de corrupción y lavado de dinero, lo que es falso – ha sido denunciada por otros temas, pero no por los que menciona la nota, y ha sido sobreseída en la mayoría de los juicios presentados en su contra (cosa que tampoco se aclara).

Pero el más grande fue omitir completamente a Fernando Henrique Cardoso, presidente entre 1994 y 2002. Quizás por afinidad ideológica, ya que fue el gran presidente neoliberal brasileño, lo que le valió ser el protagonista de libros como “O Príncipe da Privataria”, mostrando cómo su patrimonio creció a medida en que él mismo vendía a las estatales brasileñas.

En una época en que no había Operación Lava Jato, Cardoso fue el presidente con más denuncias en su contra en la historia de Brasil, y al mismo tiempo el menos investigado. El Contralor General de la época, nombrado por él mismo, se llamaba Geraldo Brindeiro, y era conocido por la prensa de la época como “Archivador General de la República”, por su afán de no permitir iniciar ninguna investigación en su contra.

Una de esas denuncias archivadas por Brindeiro, y que contaba con muchos testimonios e indicios, daba cuenta de que su partido había comprado votos para aprobar una ley que permitiera la reelección en Brasil (algo que no era permitido, hasta que Cardoso aprobó ese instrumento en 1996, para obtener su segundo mandato dos años después).

Además, uno de los primeros reportajes de la serie de filtraciones de #VazaJato muestra que Cardoso era citado en listas de políticos que recibían plata de corrupción por parte de la empresa constructora Odebrecht. Sin embargo, el fiscal jefe de Lava Jato, Deltan Dallagnol, dijo en el chat privado revelado en la filtración que no quería condenarlo por eso, sino que solo denunciarlo, para dar a entender a la opinión pública que su lucha contra la corrupción no era sesgada, aunque el juez Moro le advirtió que “no hay que molestar a alguien que nos da un apoyo importante”. Esa nota de The Intercept y Folha de São Paulo tuvo repercusión, claro, en El Desconcierto