Andrés Palma, exsecretario de la reforma educacional: "Cubillos no es la ministra de Educación, sino la ministra de propaganda"
Lo último que pensó Andrés Palma cuando fue elegido como secretario ejecutivo de la reforma educacional en el segundo periodo de la expresidenta Michelle Bachelet, fue que todo eso por lo que trabajó se iba a convertir en un espacio para la propaganda política de la administración siguiente. Eso fue una sorpresa, pese a los más de 30 años que lleva en la política activa (siempre bajo el alero de la Democracia Cristiana, primero como dirigente entre los jóvenes, después como diputado, ministro y así, entre posiciones de fiscalizador y fiscalizado).
Hablar con él del actual estado de la educación es escuchar su resignación y su esfuerzo por que se siga el camino de la igualdad de oportunidad. Ahora, sin embargo, lo hace desde la vereda de los ciudadanos.
El primer semestre estuvo trabajando con el Centro de Educación Inclusiva de la Universidad Católica de Valparaíso, haciendo un seguimiento a los cambios en materia de educación que dirigió. Dada su expertise en la materia, también ha expuesto en el Senado al respecto. Y, por cierto, hay sostenedores de colegios que lo contactan para que explique normativa y modificaciones legales.
Es viernes y está en el café Punto C, a un costado de La Moneda y a unas cuadras de su antigua oficina en el Mineduc. Durante la entrevista lo saludan como "Maestro Palma" los funcionarios de la misma cartera de Educación; Fernando Atria y Jorge Arrate, que llegan como comensales, también lo abrazan afectuosamente. Es un respeto transversal que se ha ganado quien en su momento, durante los primeros años del regreso a la democracia, tuvo el valor para acusar constitucionalmente al dictador Augusto Pinochet.
Sobre la ministra Marcela Cubillos, y casi de entrada en esta conversación, dice: "Creo que la ministra nunca ha querido implementar lo que la ley le manda, nunca ha querido cumplir la ley; lo hace a pie forzado y lo dice y lo expresa sin problemas, además".
-Ha sido una dirección bulliciosa la de la ministra: el paro de los profesores, el proyecto "Aula Segura", los conflictos en los liceos emblemáticos, la tensión interna. Sin embargo, se ha centrado, según la oposición, en hacer propaganda más que en encontrar soluciones o respuestas.
Cuando (la ministra) recorre el país reuniéndose con padres disconformes, bueno, hay que preguntarse por qué no se reúne con los padres conformes. Evidentemente, en todos los procesos de selección, y también en el mismo proceso de admisión, si tienes más postulaciones que el número de vacantes que hay, siempre va a quedar alguien disconforme. Cuando ella se reúne con los disconformes, lo hace con una actitud crítica al sistema, sin justificar esa crítica, y eso lo hace por un razón ideológica.
-Propuso volver a la selección, que los colegios sean los que elijan.
Cuando presenta proyectos de ley para modificar el sistema, ella esconde su propuesta en argumentos populistas. Dice: ‘Yo voy a hacer que los niños meritorios sí sean aceptados en el colegio al que postulan’. Si todos los niños meritorios postulan a un establecimiento, y los niños son 200 y el establecimiento tiene 50 vacantes, hay 150 niños meritorios que van a quedar fuera. Ella miente cuando dice que sus proyectos resuelven el problema, porque la solución que plantea es que los establecimientos seleccionen a los niños y no que las familias postulen en igualdad de condiciones a los establecimientos.
-¿Falla, entonces, en la forma en la que aborda la discusión?
Si hubiera querido que realmente se reconociera de alguna manera el mérito, por ejemplo, a través de las notas, que es lo que ya tiene la ley de inclusión escolar para los establecimientos de alta exigencia, podríamos haber entrado a discutir. Si hubiera dicho: ‘que entre no el 30, sino que el 35 por ciento, el 40 o el 50 por ciento de los alumnos’, habría dicho también: ‘ok, dialoguemos’. Ella no quiso dialogar nunca. Ella es eso, el no-diálogo.
-¿Por qué cree que se da eso?
Porque su verdadera intención es que los establecimientos vuelvan a seleccionar, que el sistema siga siendo segregado, que haya algunos que tengan todas las oportunidades y el resto, que ocurra lo que ocurra. Por eso mismo no se ha preocupado realmente de la implementación de la ley de nueva educación pública, o no se ha preocupado de la calidad de educación en los distintos establecimientos.
-Los porcentajes de satisfacción del nuevo Sistema de Admisión Escolar (SAE), al menos en las regiones donde se implementó de nuevo, son altos. Dicha cifra contrasta con lo que promulga la ministra.
Esa cifra, esos porcentajes de satisfacción se replicaron en todas las regiones, excepto en la Metropolitana. Es probable que aquí disminuya. Siempre lo supimos, porque los padres van a postular a los colegios de alta exigencia, y si todos postulan a esos, no van a quedar en sus primeras preferencias. Es natural.
-¿Cómo evaluaría, en general, el manejo de la ministra?
Ella no es la ministra de Educación, sino la ministra de propaganda: su preocupación no es la educación, sino que es el éxito político del Gobierno. Lo que creo que debe pensar es: ‘qué importa que los profesores de los establecimientos municipales estén en paro un mes o dos. Eso no ayuda a la educación pública y si ayuda al discurso político del Gobierno. Qué importa que en realidad se desprestigie el Sistema de Admisión Escolar. Lo que importa es que haya más gente descontenta porque eso ayuda al Gobierno’. La lógica es es que el sistema escolar lo creó el Gobierno anterior y si usted, como persona, está descontenta, entonces tiene que votar por mi para que esté contenta. Es una gran mentira. En ese sentido es una ministra de propaganda. Porque además hay temas que podrían resolverse con modificación reglamentaria, o con proyectos de ley que se mandan al Congreso y en una semana están listos. Pero no hay interés en resolver los problemas.
-Este estilo de manejo, el no-diálogo y la propaganda que plantea, ¿qué efectos concretos puede tener en la educación?
En el sistema educación no va a tener impacto. Toda su preocupación es un problema político. Esto lo va a tomar como un tema de campaña electoral en las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales. Esa es la verdad. Ella está en campaña electoral. No sé si va se va a candidatear como senadora. A lo mejor buscan salir los dos (junto al senador Andrés Allamand, esposo de la ministra).