La criticada evaluación del Mineduc sobre su política de educación sexual en la Comisión Investigadora del VIH

La criticada evaluación del Mineduc sobre su política de educación sexual en la Comisión Investigadora del VIH

Por: El Desconcierto | 25.04.2019
De acuerdo al Ministerio de Educación, el proceso de consulta a los colegios que imparten educación media en el país arrojó que el 85% de ellos poseen programas de educación sexual. Sin embargo, expertos en la materia dudan de los datos y, en particular, de las políticas públicas al respecto.

La reciente evaluación que hizo el Ministerio Educación sobre su actuación ante la crisis que vive Chile con respecto al VIH, dejó más dudas que respuestas. En su reciente presentación en la comisión especial investigadora de la Cámara de Diputados, la cartera señaló que se comunicó con los colegios que imparten educación media en el país y afirmó que, hasta el lunes 22 de abril, el 85% de ellos cuenta con un programa de educación sexual.

Pero la cifra no parece estar conectada con la realidad que vive el país: en 2018 se registraron 7 mil nuevos casos de VIH y el aumento entre 2010 y 2017 fue de 96%. Por ello, organizaciones dedicadas a la prevención y académicos que participan en programas de educación sexual, consideran que la evaluación del Mineduc, al menos, es ambigua.

Según el coordinador de AHF Chile, Leonardo Arenas, la presencia del Mineduc en la comisión fue una “pérdida de tiempo”, pues no se presentó de manera adecuada la evaluación que se hizo de los programas de educación sexual que se están entregando en los colegios.

La crítica se debe a la ambigüedad, según dice, de la pregunta que se le planteó a los sostenedores de los colegios. En la presentación que hizo el ministerio se detalló que se envió una serie de mailings a los colegios con la siguiente pregunta:

“En virtud de la obligación contenida en el inciso 4° del artículo 1 de la Ley N° 20.418 (que hace obligatoria la educación sexual en la enseñanza media), ¿mantiene actualmente dentro del ciclo de Enseñanza Media un programa de educación sexual, el cual, según sus principios y valores, incluya contenidos que propendan a una sexualidad responsable e informe de manera completa sobre los diversos métodos anticonceptivos existentes y autorizados, de acuerdo al proyecto educativo, convicciones y creencias que adopte e imparta en conjunto con los centros de padres y apoderados?”.

Según el Mineduc, se recibió un “88% de las respuestas mediante estos canales, de las cuales el 85% ha contestado afirmativamente, y 15% sostuvo “no contar con un programa”.

Para el ministerio, un programa de educación sexual es cuando se aborda el tema de aparato reproductivo en ciencias naturales. Qué calidad, cuántas horas, quiénes lo hacen el contenido. De eso, no hay respuesta”, sostuvo Arenas.

A juicio de la doctora en psicología y una de las conductoras del Programa de aprendizaje en sexualidad y afectividad (PASA) de la Universidad de Chile, Irma Palma, los datos entregados por el Mineduc no se pueden tomar con seriedad.

"Resulta elevadísimo para Chile que 85% informe que 'mantiene actualmente dentro del ciclo de Enseñanza Media un programa de educación sexual', a una consulta hecha por la Superintendencia, que tuvo una tasa de respuesta de 88%. ¿Es que en ese número de escuelas del país los/as estudiantes tienen una oportunidad sistemática, regular, de participar de actividades de educación sexual, transversalmente, cualesquiera sean esas escuelas?", se pregunta.

Según la académica, el ministerio debe revisar sus métodos de medición y las preguntas que formula a los colegios, pues no define qué es un programa y casi siempre las instituciones pueden responder de manera afirmativa que tienen uno.

Las críticas al diseño de la política de educación sexual

En su presentación a la comisión investigadora, el Mineduc expuso la política que fue impulsada desde el primer gobierno de Sebastián Piñera en 2010, año en que se promulgó la Ley 20.418 que hace obligatoria la educación sexual en la enseñanza media.

Aquel año el ministerio creó una comisión de profesionales integrada por un psiquiatra infanto-juvenil, una doctora en psicología y especialista en medicina familiar del niño y salud pública, y el director del programa Iniciativa América del Hogar de Cristo y vicepresidente de la Fundación para la Superación de la Pobreza, además de algunos profesionales gubernamentales. Cabe destacar que en esta instancia no participó nadie ligado al campo educacional, ni académicos del campo de estudios de la sexualidad, ni organismos internacionales especializados.

De esta manera, el ministerio seleccionó 7 programas con divisiones de lo que debería ser la educación sexual para que cada colegio pudiera elegir el que más le acomodara. A juicio del gobierno, esto permitía el pluralismo, pero también se daba un marco normativo puesto que existían elementos comunes entre estos programas. Sin embargo, muchos de estos no eran compartidos por especialistas del área de la educación sexual.

En un artículo denominado “Educación sexual en Chile: Pluralismo y libertad de elección que esconde una propuesta gubernamental conservadora”, los psicólogos Irma Palma, Daniel Reyes, Claudia Moreno, quienes conducen el Programa de aprendizaje en sexualidad y afectividad, expresan su desacuerdo técnico con los criterios planteados por el gobierno, en particular, con la postergación del inicio de la actividad sexual, y afirman que el diseño de la política es equivocado.

Actualmente, el ministerio ofrece tan solo tres programas en el sitio web de Convivencia Escolar para que las escuelas puedan implementarlos si es que coinciden con su proyecto educativo. Esto, debido a que algunos, como el PASA, decidieron restarse de una política que "no funciona en la práctica".

Según Palma, ninguno de los programas que ofrece actualmente el Mineduc ayudan a resolver la crisis que vive el país con el VIH.

"Su diseño de la educación sexual evidencia ante el VIH sus límites. Ni Teen Star, de la PUC, ni el Programa de Educación en Valores, Afectividad y Sexualidad (PAS), de la Universidad San Sebastián, ni el Programa de Educación en Sexualidad, Afectividad e Inteligencia Emocional, del psiquiatra Capponi, pueden trabajar para la estrategia de prevención del VIH y la otras ITS si sostienen la abstinencia, métodos naturales y fidelidad, como propuestas a la política pública en educación", argumenta.

"Aquí se disocia el Mineduc. No puede unir la educación en sexualidad, género y afectividad, con la condición de una estrategia racional y sistemática de prevención. La delega en Minsal. Ni siquiera es posible integrar política de salud de un Estado laico con programas de educación sexual religiosos", agrega.

Además de esto, Palma afirma que la lógica de financiamiento de la política de la cartera es errada puesto que reproduce la desigualdad de la educación chilena.

"El Mineduc hizo un diseño de financiamiento de responsabilidad de los mismos establecimientos educacionales, y que en el caso de aquellos más pobres, recurrieran, como hacen en otros asuntos, a los planes de mejoramiento. Autonomía sin recursos que la sostengan resulta en un absurdo. Entonces, la educación sexual queda sometida a las desigualdades financieras del sistema educacional", señala.